L1 - Capítulo 6

42 6 13
                                    


Era difícil separar a Charles de su copa cuando comenzaba a beber de verdad y con una botella de whisky ya terminada, Raven creía que era más que suficiente.

Sin embargo, su hermano iba a atender a razones, tenía más que el orgullo herido, podía jurar que tenía el corazón roto.

—Charles, por favor. No más —le pidió Raven, intentando quitarle la copa. Durante las primeras cuatro veces, el telépata había conseguido detener con sus poderes a la mutante, pero ya estaba tan borracho como para no tener control sobre ellos y no pudo más que forcejear, sin soltar la botella—. ¡Charles, te estás comportando como un niño!

—¡Déjame en paz, Raven! —replicó él, dándole un largo trago de nuevo, mojándose toda la camisa por el líquido que chorreaba de sus labios y salpicaba por los tirones.

Las escamas de Raven aparecieron un instante, hondulando su piel, antes de adquirir una nueva apariencia.

—Charles, detente ahora —pidió de nuevo Raven con la voz de Erik. Charles contempló el rostro que tanto anhelaba, con lágrimas furiosas en los ojos.

—No tiene gracia, Raven.

Su hermana volvió a cambiar, pero está vez lo hizo a su forma azul original.

—No me estoy burlando. Solo quiero que te calmes. No vas a ayudarlo bebiendo.

Charles se rio, apartando la mirada para intentar que Raven no lo viese de nuevo llorar, un esfuerzo estúpido e inútil después de tantos arrebatos a su lado.

—Ya no puedo ayudarle de ningún modo. No puedo entrar en la biblioteca.

—Se nos ocurrirá algo —le aseguró, pero después lo miró fijamente y se sentó a su lado, acariciándole la pierna—. Charles, a ti... ¿te gusta ese hombre? —preguntó con la mayor suavidad que pudo, después de todo, la homosexualidad seguía estando penada en muchos países. De hecho, Alemania había comenzado unos años antes a encerrar a los homosexuales en campos de concentración. No era algo de lo que se pudiese hablar abiertamente, y Raven no tenía ni idea hasta el momento de que Charles sintiese interés por los de su mismo sexo. Sabía que había tenido muchos romances con mujeres, aunque Raven no estaba segura de si había llegado alguna vez muy lejos con alguna.

Charles sonrió con cierta culpabilidad. Sí el alcohol no lo hubiese dejado ya rojo como una fresa madura, se hubiese sonrojado en esos momentos.

—¿A quién no le gustaría? ¿Lo has mirado bien?

Raven resopló, sintiendo el calor crecer dentro de su cuerpo. Agradecía que Charles no estuviese en condiciones de poder leer su mente, aunque sabía que tampoco lo haría después de prometerle años atrás que jamás entraría en su mente.

Simplemente se limitó a asentir y no dijo nada.

No era una decepción muy grande, desde el primer momento Raven sabía que no tenía ninguna clase de posibilidad con alguien como Erik. Con su monstruosa apariencia estaba convencida de que jamás encontraría a alguien que la quisiese. Charles, en cambio, parecía perfecto para Erik, con el rostro pecoso y la delicadeza de una muñeca de biscuit. Su única "pega" era que era un hombre.

—De todas formas da igual. Cuando llegue a oídos del ''queridísimo Führer" que he estado dejando a un lado mis supuestas investigaciones me echarán del país antes de que termine de sonar la marcha militar.

—He dicho que se nos ocurrirá algo. De algún modo —intentó animar Raven de nuevo y Charles no pudo más que suspirar, mientras dejaba caer su cabeza sobre el hombro de su hermana en busca de consuelo.

Nuestro MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora