el perdón

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Tan pronto como abrió la puerta, el sonido más fuerte que Emiliano podía escuchar era el silencio. Éste no se debía a la falta de sonido, sino a la falta de tu presencia. Era un silencio desconcertante, un compañero constante de sus pensamientos. Sus pensamientos lo estaban destruyendo. Trataba de no pensar, pero el silencio era un asesino.
Su cabeza daba vueltas en los recuerdos que tenían juntos. El día que se conocieron, el día que se besaron por primera vez, el día que se mudaron juntos y, por supuesto, el día en que te fuiste. Todas las cosas que daba por sentadas ahora se convirtieron en momentos perdidos, desperdiciados para siempre. Tuvo que aceptar que el daño ya estaba hecho y que era obvio que las cosas nunca podrían volver a ser como antes. Al menos no ahora.

A pesar de que ya te habías ido hacía varios días, volver a su casa, completamente vacía era cada día más difícil. Los días pasaban, pero éstos se sentían años ahora que Emiliano estaba solo. Sentía que otro día sin vos era como una cuchilla que lo atravesaba en el corazón. Él no era el mismo desde que te fuiste.

Cada vez que volvía de sus entrenamientos diarios, esperaba que todo sea un mal sueño y que, en cuestión de segundos, despertaría a tu lado. Y en ese momento, recordó aquellos días en los que volvía agotado y lo esperabas con su cena favorita. O cuando lo ibas a buscar al aeropuerto después de una gira. Esos pequeños momentos significaban el mundo para él.
Siempre estabas ahí para él con una hermosa y brillante sonrisa, eras como un destello de luz que le hacía olvidar todos sus problemas, en especial cuando perdía un partido y se sentía culpable por eso. Estabas ahí para guiarlo en sus peores momentos. Siempre estabas a su lado pero él lo dio por sentado. Y ahora no estabas más.

Todos los días, al llegar la noche, Emiliano no podía evitar dar vueltas en la cama y pensar en vos sin llorar. Hasta mantenía tu lado de la cama hecho, como si fueras a acostarte en breve.
Definitivamente, lo que más extrañaba era despertarse a tu lado y mirarte a los ojos, esos hermosos ojos que él tanto amaba y que ahora, daría todo en el mundo para volver a verlos. Después de todas estas noches vacías, no podía fingir que estaba bien porque ese sentimiento se hacía más fuerte cada día. Simplemente no podía soportarlo más. Se preguntó si pensabas en él cuando no podías conciliar el sueño como a él le pasaba. Siempre estabas en su mente.

Seguía escuchando en su cabeza tus palabras. Me voy. Y ya no había nada que podía hacer. Se sentía inútil. Tenía que enfrentar el hecho de que no podía escapar de esta situación, pero se le hacía difícil porque cada pequeña cosa le recordaba a vos.

La vida era muy diferente a cuando se mudaron juntos. En ese momento, todo era color de rosas y las cosas mejoraban cada vez más. Te habían ascendido en tu trabajo y Emi había recibido una oportunidad que le cambiaría la vida. Después de tantos préstamos, finalmente el Arsenal lo vende al Aston Villa para ser titular indiscutido.  Y con eso, vino la convocatoria a la Selección Argentina. Era la oportunidad de su vida y ambos estaban más que felices. Después de luchar tantos años, por fin estaba logrando su mayor deseo. Pero claro, todo en la vida tiene sus desventajas, y una de ellas era que Emi debería pasar tiempo lejos, preparándose para la Copa América y no lo ibas a ver. Era todo un desafío.

Y realmente no era fácil. No le dijiste porque no querias preocuparlo, pero no podías parar de llorar. Volvías de tu trabajo y llorabas porque lo extrañabas, pero sabías desde el primer momento en que entraste a su vida que las cosas eran de esa manera y estabas dispuesta a tolerarlo, porque él era el amor de tu vida.

Durante el tiempo en el que Emi se iba de Inglaterra, tratabas de visitarlo o vice versa. Inevitablemente se perdía de fechas especiales, como por ejemplo, tu cumpleaños. Lo pasaste sola, lejos de tu familia y lejos de él. A pesar de que le dijiste que no había problema y todo estaba bien, realmente no era así. Deseabas que esté ahí con vos, pero estaba lejos. Después de todo, entendías que era su trabajo. Esto hubiera sido un pequeño detalle si lo que pasó luego nunca hubiera ocurrido. 

ONE SHOTS [Dibu Martínez] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora