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Estabas en tu casa cenando sola. Después de un día bastante agotador en el trabajo, la única cosa que querías hacer era relajarte mientras comías tu comida favorita, acompañada de un buen vino. También, ambientaste la casa con unas velas aromáticas y pusiste tu serie favorita en la tele. Sólo faltaba Emi.
Lo extrañabas mucho, ya que estaba disputando unos amistosos con la selección en Argentina. Hacía un mes que no se veían.
Habían acordado llamarse a la noche, antes de irse a dormir. Ya era bastante tarde en Inglaterra y por la diferencia horaria era probable que no llegaras a aguantar más tiempo despierta.
Después de comer y lavar los platos, subiste a tu habitación. Te quedaste parada frente al espejo, con el celular en la oreja, esperando que Emiliano respondiera. Estabas algo ebria ya que, casi sin darte cuenta, habías tomado gran cantidad de la botella. Además, ya comenzabas a sentir sueño, pero no te importaba, querías escuchar su voz antes de dormir.
-Dale Emi, respondeme. -Murmuraste mientras mirabas tu reflejo en el espejo.
Seguramente todavía no había terminado de entrenar. Después de insistir por unos cinco minutos, dejaste tu teléfono en la cama. Fue en ese momento en el que se te ocurrió algo. Tenías que hacer algo que haga que Emiliano se arrepienta de no haber llegado a atender tu llamada.
Sonreíste maliciosamente y empezaste a deshacerte de ru ropa hasta quedarte sólo en ropa interior. Agarraste tu teléfono, pusiste la cámara y apretaste el botón Grabar.
-Bueno Emi. -Empezaste a reírte, era algo muy común en vos después de tomar alcohol. -Qué lástima que no atendiste mis llamadas. -Estabas grabando tu reflejo en el espejo e hiciste una cara triste. -Hubiera sido una llamada tan buena...-Dijiste y caminaste hacia tu cama, dando vuelta la cámara del celular, mostrando tu cara en la grabación. -¿Sabías que te extraño mucho? -Mientras hablabas, te sacaste el corpiño y empezaste a masajear tus pechos. -Podrías haber visto esto. Todo esto. -Empezaste a filmar tu abdomen y más.
Tus manos se deslizaban lentamente por tu estómago, hacia tu ropa interior. Gemiste y te mordiste el labio, asegurándote que tu cuerpo se veía por completo en la pantalla. -Podría haber gemido tu hermoso nombre. -Tu respiración se dificultaba mientras tocabas más y más tu piel. -Pero no estás acá. -Te sacaste la única prenda que quedaba en tu cuerpo y abriste las piernas, dándole una vista completa de tu intimidad. -Imaginate todo lo que podrías hacerme si estuvieras acá. -Gemiste aún más alto cuando introduciste un dedo en tu interior. Empezaste a moverlo aún más fuerte. Gritabas e insultabas mientras añadías un segundo dedo. Estabas siendo muy ruidosa, sabiendo que se pondría loco al ver que estabas literalmente desarmándote y no por culpa suya.
Te imaginabas que estaba ahí, con su cuerpo sobre el tuyo, entrando y saliendo de tu cavidad. Con eso en mente, llegaste a tu punto máximo. Rápidamente, tu cara podía ser vista en la pantalla. -Ojalá veas esto pronto. -Te reíste y terminaste la grabación.
Te mordiste el labio y le mandaste un mensaje. -Amor, mira este video cuando estés solo. Pero en serio, asegurate de estar solo de verdad. -Presionaste Envíar y agregaste el video.
Dejaste tu teléfono en la mesa de luz y volviste a reírte. Sabías que Emi te iba a castigar por eso.
Horas más tarde, te despertaste por el ruido de tu teléfono. Te quejaste y atendiste, sin ver previamente en la pantalla quién llamaba.
-¿Hola? -Dijiste aún dormida mientras refregabas tus ojos.
-La puta madre. -Escuchaste decir a Emiliano. Tardaste un momento en darte cuenta de qué se quejaba.