Capítulo cinco

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PROHIBIDO

Ya pasó una semana y media desde que Tres apareció como humano en mi habitación. A veces siento que me va a ganar la curiosidad y haré una locura para que venga.

Para distraerme armé una salida con mi novio, íbamos a ir a un shopping. Él en unas horas me iba a venir a buscar a casa así que en un rato me tengo que empezar a arreglar. Pero no puedo ignorar a Tres, tiene algo que no me deja dejar de pensar en él. Necesito buscar alguna forma de encontrarlo.

De pronto, se me prende una lamparita en el cerebro, se me ocurrió una idea sin que yo me tenga que estar por morir para que Tres aparezca.

Me cambio de ropa para no bajar en ropa interior, me gusta dormir así, y voy casi corriendo hacia abajo. Voy directo hacia el famoso jardín de mi casa y paso sin saludar a nadie, necesito saber si esto va a funcionar o voy a encontrar algo.

Por fin llego, estoy en frente del pino, el pino donde vi por primera vez a la sombra, que ahora sé que se llama Tres. Busco por donde él estaba parado; en el suelo por el pasto, en la tierra; en el tronco del árbol, en sus grietas; en las ramas del pino, tocando sus hojas pero no encuentro nada para llamar o saber algo de Tres.

Ya me estaba por rendir cuando decido hacer memoria y tocar donde exactamente vi que Tres estaba tocando, era mucho más arriba, ya que, él era muy alto. Encontré el lugar justo donde él tocó, al principio no pasó nada y ya iba a sacar los dedos de ahí, pero entonces decido cerrar los ojos y relajarme. Me centraba en mi respiración, en el ruido de los pájaros, en el tronco del pino, en mis pies sobre la tierra.

Cuando de pronto, después de unos minutos así, no hay más ruido, no siento nada. No escucho ni a los pájaros, ni siento el pasto ni el tronco. Trato de abrir los ojos, y cuando los abro ya no estoy en mi jardín.

Estoy de nuevo en el laboratorio de mis sueños, de mis pesadillas. Miro a mi alrededor y veo una persona, otro chico, no el mismo de la habitación de mi sueño. Era un chico diferente, también se me hace conocido, él está parado pero muy lejos de mí. No sé el por qué sé que no es el mismo de la habitación pero algo me dice que tengo razón.

Decido avanzar hacia el chico, estábamos en un lugar nuevo para mí, era como un patio de comidas. En ese lugar habían muchas mesas y sillas, pero me daba un vibra rara. Ya estaba a mitad de camino para llegar al chico cuando de pronto unas de las puertas se abren. Entran cinco sujetos que van directo hacia el chico.

-Te dijimos que estaba prohibido hacer eso, Tres- Dice uno de los sujetos que parecía ser un científico. Entonces ese chico que se me hacía conocido era Tres. ¿Él estaba en este laboratorio? ¿Es porque es una sombra? ¿Se escapó? Ese chico era Tres, pero parecía más joven que la última vez que lo vi.

-Yo no hice nada- Responde Tres. Hasta la voz es diferente, ahora es más grave.

-No mientas, Tres. Te vimos por las cámaras, ahora viene el castigo- Veo que Tres murmura algo inentendible- Guardias, llévenselo a la habitación de castigo- A Tres lo agarran cuatro guardias y se lo llevan hacia la sala, intento seguirlos pero de repente ya no estoy en el laboratorio.

Abro los ojos y me encuentro de nuevo en mi jardín, en el mismo lugar de antes. Tres ya no está. Estoy muy confundida. ¿Me dormí y tuve una pesadilla? No, a mí me cuesta dormirme, nunca me podría dormir parada. ¿Entonces como vi eso?

Estando igual de confundida e impactada salgo del jardín y entro de nuevo a la casa. Mis padres ya no están, solo está Lucho terminando de desayunar. Me siento junto a él y yo también empiezo a desayunar.

-¿Qué hacías allá afuera? ¿Parecías una loca tocando el árbol?- Me pregunta Lucho, me encantaría poder decirle pero no sé si está preparado.

-Nada, estaba mirando el pino para una tarea de vacaciones de biología.

La tarde lluviosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora