Capítulo once

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LAS HISTORIAS NO SIEMPRE TERMINAN

Después de discutir los términos para que Seis y Tres se queden a protegerme de no sabemos que cada uno fue al lugar donde iba a alojarse hasta que mis padres vuelvan de sus vacaciones. Lucho y Tomás en la habitación del primero mencionado, Tres en el sillón de la sala y Seis conmigo en la habitación. Yo no estaba de acuerdo para nada pero me obligaron a alojarla, además que también era para mí protección.

Lo que decidimos del plan fue investigar quienes me buscan, el por qué y quién fue el que me mostró los recuerdos de Tres. Me iba a cuidar Seis en las noches y Tres en el día. Lucho y Tomás iban a tratar de buscar información por donde sea, como internet, pero no creo que encuentren algo.

Estaba ya en mi habitación en compañía de Seis, la estoy ayudando a armar donde va a descansar.

-Juli, me quería disculpar con vos. Yo sé que te mentí sobre Pantera, pero era la única forma que tenía de protegerte. No sabía qué te iba a afectar tanto, lo siento- Se disculpa de golpe Seis, la verdad es que esperaba que en algún momento de disculpe conmigo pero no pensaba que tan pronto.

-Está bien, Seis. Yo me enojé porque siempre quise algo que amar y hacerme responsable de él, también que a mí nunca me dejaron tener mascotas y cuando me dejaron resulta que es un ser extraño que se puede transformar en animales- Le contesto con total sinceridad, puede ser que exageré un poco con el enojo pero me había dolido, era como si Pantera hubiera muerto.

-Nunca me imaginé que te sentías así, te pido disculpas de verdad- Se disculpa apenada, nunca pensé que Seis se pudiera sentir apenada por algo.

-Te perdono, no te preocupes- Me sonrió y seguimos acomodando su cama improvisada en la habitación.

Ya eran más de las doce y no paraba de hablar con Seis, ella me contaba sus historias de cuando estaba ya en las calles y yo le contaba historias de la secundaria.

-Un día, al poco tiempo de haber escapado del laboratorio, tuve que conseguir algo para ganar dinero, porque me faltaba comprar cosas. Así que, fui a una cafetería para buscar trabajo, todos buena onda pero había un chico que me miraba mucho. Me acerqué para preguntarme de por qué me miraba tanto, me dijo que sabía que era yo y donde me podía esconder para que no me atraparan. Ese día fue cuando conocí de nuevo a Tres, porque todos cambiamos después de escapar, éramos muy diferentes a como éramos encerrados- Termina de contar Seis. Yo pensé que habían escapado juntos.

-Bueno, a mí me pasó algo similar pero nada igual a lo tuyo. Yo era muy chica, estaba en el colegio y había salido del baño. Veía que un nene me miraba mucho, pero demasiado. Como en esa época no tenía vergüenza me acerqué. Le pregunté el por qué me miraba y me contestó que tenía papel higiénico en el zapato, fue un trágame tierra. Pero lo que no sabía era que ese chico iba a ser me mejor amigo hasta mis trece años- Termino de contar ya no con una sonrisa si no con una mueca triste, todavía no me olvidaba lo que me hizo Santiago.

-¿Por qué cambiaste la cara?- Me dice confusa Seis.

-Porque hace un tiempo me reencontré con él, nos hicimos amigos de nuevo. Luego novios, pero un día me vio que estaba hablando con Tres y se enojó sin razón. Al otro día quise arreglar las cosas con él pero lo encontré con otra. Después no supe más de él ni quiero saberlo- Le contesto ya triste, hace mucho que no pensaba en él.

-Por eso no quiero nada amoroso en mi vida, todo es para problemas.

-¿Vos no tenés nada con Tres?- Pregunto confusa.

-¿Con Tres? Jamás, es como un hermano para mí. ¿Por qué lo pensaste?

-Porque así parecía- No quería admitir lo bien que me sentía.

-Ya es tarde, si querés mañana en la noche seguimos hablando. Necesitas dormir- Asiento con la cabeza y me acuesto en mi cama. Mis sabanas son blancas, me encanta lo clásico. De un segundo al otro ya era de día.

Me despierto y la encuentro a Seis sentada mirando la pared. Pobre, estuvo toda la noche despierta.

-Si querés podes dormir ya, Seis- Me mira y con cara de sueño asiente. Se acuesta mientras yo bajo a desayunar.

Encuentro a Tres dormido, debe ser que mi hermano y Tomás siguen durmiendo. Escucho el timbre justo cuando me siento, parece a propósito. Me levanto y abro la puerta. Nunca me esperé encontrarme con la persona que se encuentra en frente mío.

Al otro lado de la puerta estaba Santiago, vestido de jean y remera negra. Me mira desde su altura pero su atención ya no se dirige hacia mí, si no, a alguien que se encuentra más atrás mío. Me doy vuelta para saber a quién mira, sus ojos estaban puestos en Tres dormido en mi sillón.

-No podes ser más zorra, Julieta- Casi me grita Santiago, digo casi porque su tono parecía un grito. Entra sin mi permiso a mi casa y se dirige hacia Tres.

-¡¿Qué mierda haces, Santiago?!- Le grito y veo que Tres se despierta cuando escucha pasos hacia él, estábamos a unos metros de distancia.

-¡¿Cómo que qué mierda algo?! ¡No podes ser más zorra de ya estar con otro!- Y sigue avanzando hacia Tres.

-¡Vos me engañaste!

De repente justo cuando Santiago me va a responder veo que Tres te pega una trompada en la cara. Santiago no lo vio venir y yo tampoco.

-¡¿Qué le decís zorra, idiota?!- Le grita Tres a Santiago y comienza a pegarle, los trato de separar pero me es imposible. Santiago no se puede ni defender, no le pudo pegar ni una vez.

Tomás y Lucho se asomaron para ver que pasaron y se quedaron inmóviles. La que no se quedó inmóvil fue Seis.

-¡¡Tres!! Basta- Tras que Seis dijera eso, Tres dejó de golpear a Santiago y se dio vuelta hacia ella- Déjalo afuera y vení inmediatamente.

Tres hizo exactamente eso, agarro de la remera a Santiago y lo dejó afuera de la casa. Santiago solo tenía golpeada la cara. Apenas lo dejó en el suelo se levantó y me miro.

-Esto no se va a quedar así, esto no va a ir por lo legal, pero se van a arrepentir- Dicha esa amenaza Santiago se fue.

Tres cerró la puerta y fue con Seis hacia mi habitación, yo estaba en shock hasta ahora. Me largué a llorar. Me tiré en el piso y Lucho y Tomás vinieron corriendo hacia mí.

-¿Qué pasó, Julieta?- Pregunta mi hermano.

-EL tarado de tu hermano- Contesto mirando a Tomás- no sé qué fue, entró de la nada, me insultó y se quiso pelear con Tres. Me dijo que ya estaba con otro cuando él me engañó porque todavía no habíamos terminado oficialmente y yo ni siquiera estoy con Tres.

-Mi hermano está cada día más idiota, no te preocupes Julieta- Me asegura Tomás.

Lucho y Tomás me abrazan. No sé qué haría sin ellos.

La tarde lluviosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora