24|Lealtad.

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Justin

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Justin.

En el momento en el que nuestros labios se encuentran sé que no podré echar marcha atrás. He estado ansiando este momento durante toda la noche. Ella despierta cosas en mí que nunca antes alguien había provocado. Consideraba que tenía un control suficiente de mis emociones, pero cuando ella está merodeando a mí alrededor, es imposible pensar con claridad.

Su boca se siente tan bien. Jodidamente bien. Sus labios son tan suaves y carnosos, y los amo. Ella es delicada, pero hay una sombra de fuego detrás de cada uno de sus toques. Sus piernas envolviendo mi cintura envías oleadas de calor por todo mi cuerpo. Su lengua encuentra la mía y comienza a enfrentarme. Pequeños jadeos escapan de su boca cuando mordisqueo su labio inferior.

Nos conduzco inmersos en la tenue luz a través de la sala, hasta que mis rodillas se tropiezan con el bordillo del mueble y la deposito sobre él con cuidado de hacerle daño. Ella se ríe, pero no deja de besarme. Sus delgados brazos siguen aferrados a mis hombros.

—Oye, cuidado.

—Eso intento —le digo, besando sus labios otra vez.

Ella se acomoda en el mueble y me subo encima, trepando entre sus piernas hasta alcanzar su cara. Mi boca se pierde su cuello, donde comienzo a dejar besos húmedos y calientes. Su cuello se estira dándome más espacio. Siento a sus dedos enterrándose en mi cabello mientras me pierdo en la deliciosa y suave piel de su cuello.

Presiono mis labios por su clavícula y bajo hasta el cuello de su suéter. Observo la tela delgada que cubre sus pezones erectos, implorando por un poco de atención. Le lanzo una mirada mientras hundo mi dedo por el escote y ella jadea. Lo meto dentro y me encuentro con su pecho desnudo. No lleva brasier y eso me roba una sonrisa.

Hum... niña mala.

Me gusta.

—¿Por qué no llevas brasier? —le pregunto en un susurro ronco.

Ella apenas consigue tranquilizar su respiración para responderme.

—Porque tenía un abrigo gigante. Nadie vería mis bubis. O eso se supone.

—Se suponía —le corrijo su pequeño error—. Bueno, tu plan te ha salido mal, supongo.

Su sonrisa se asoma.

—¿Ah sí?

—Hum ja. —balbuceo antes de meter mi mano y tomar su pecho con descaro.

Noto el rubor que enciende sus mejillas y me causa ternura. Pero también afloja los nudos que han comenzado a formarse en mi vientre. Los músculos de mi abdomen se tensan y se contraen con fuerza. Dios... necesito sentirla ya.

Decido saltarme la tortura y sacarle el suéter. Lo lanzo al suelo y veo sus pezones frente a mi cara. Duros y rosados. Los rodeo con mis manos, masajeándolos y la escucho respirar entre los dientes. No sabe cuánto me pone escucharla jadeando. Llevo mis labios a uno de sus pechos y lo meto en mi boca. Ella arquea la espalda, empujándose contra mi boca. Mientras mis labios se ciernen alrededor de su sensible piel, uso mi mano para apretujar su otro pecho y mantengo mis movimientos hasta que su respiración y sus jadeos inundan la estancia entera.

Tentación Irresistible © [Completa✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora