167-Semi

4 0 0
                                    

Odio mirar a una persona y saber lo que piensa, tener virtudes que los humanos no tienen, yo sobre todo odio esas orejas alargadas que he de tener permanentemente tapadas, los niños se alejan nada más verme. 

Desprendo un aura de odio que repele a cualquiera, incluso a los malos. Por suerte mi hermano permanece a mi lado y con solo unas palabras resuelve todos mis problemas. Hería gente por no parar de hablar, y desde entonces no he vuelto a pronunciar palabra, quien me habla le contesto escribiendo en un bloc. 

Nada había sido problemas, hasta que en la salida del colegio había un extraño, un hombre alto con gabardina negra y un gorro, alguien me llama pero no me paro. Llevó ya cinco minutos andando y me doy cuenta de que me está siguiendo, me llama deslizando mi nombre en mi mente, empiezo a correr hacía casa de mi tía. Abro la puerta bruscamente, dejo mi mochila en la habitación, me cambio y cogiendo el chubasquero salgo hacia el bosque. 

Ya no estaba. Llegue a un gran árbol, subí escalando por el tronco y llegue a una cabaña escondida entre el follaje. Voy a entrar cuando me doy cuenta de que la chimenea está encendida y la puerta arrimada, saco una pequeña navaja de un tablón suelto y entro intentando sorprender al intruso. 

Entro y no parece darse cuenta, le pongo la navaja en el cuello y se gira. Sus orejas son puntiagudas y luego pienso: -Podría salir con él y no me importaría, es guapo el chaval- 

Le pregunto quién es escribiéndolo en el movil, el contesta: - Soy Aefehd, voy a tu misma clase en el instituto- 

Guardo el movil y me acerco de nuevo, le toco las orejas que se sienten falsas, aunque por más que intento quitarlas no lo consigo. 

No se porque está en mi refugio y pregunto, su respuesta: tenía frío. Por la ventana veo como empieza a oscurecer, le invito a irse. Cuando por fin lo hace me tumbo en la cama agotada por el estrés. De mi boca salen palabras, duele como el infierno lo que hace que llore. 

Me despierto de madrugada con frío, cogo una manta y me vuelvo a dormir. Me vuelvo a despertar porque alguien está llamando a la puerta, aún con sueño no distingo quien es. Cogo un papel, escribo un mensaje y lo dejó pegado por fuera de la puerta. Enciendo las brasas de la chimenea y me vuelvo a la cama. 

La puerta se abre y la cama se hunde un poco, soy vagamente consciente de que alguien me está acariciando el pelo. Despierto abrazada a Aefehd y hay alguien sentado en mi sofá. Cuando me acerco me saluda: -Hola sobrina, encantado al fin de conocerte- 

- ¿Quién eres? ¿Quién es él?- le pregunto con gestos 

- Soy Didadus, el hermano de madre. El supongo que un compañero de clase- 

- ¿Por qué estás aquí?- le pregunto hablando con la voz rasposa y casi en un susurro. 

-Creemos que has heredado la marca- Me miro la muñeca. Y encaro a Aefehd que me dice: -Eres mi luz, vigilo tu sueño, recuérdalo siempre- 

Relatos cortosWhere stories live. Discover now