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Tres años después.


Mi secreto seguía a salvo, mi don no se lo mostraba a nadie. Tenía amigos en la escuela, pero ninguno tan cercano como Sky, incluso me negaba a acudir a las pijamadas que me invitaban, en las noches prefería estar solo y soñar con él, nunca había tenido una conexión tan grande. 

 Una de esas noches mi sueño fue interrumpido, desperté tosiendo, me estaba ahogando, había humo por todos lados y al abrir la puerta noté como se incendiaba la casa, pensaba que era una pesadilla hasta que mi madre gritó.

 — ¡Jisung, Jisung! — Abrió su puerta desesperada, su recámara estaba junto a la mía, se tapaba la boca con un camisa de papá, iba por mí, pero al ver cómo todo quedaba destruido, volví a mi recámara. Corrí a mi cama, debajo de mi almohada tenía un retrato de Sky y yo jugando, lo tomé justo a tiempo pues mi madre me jaló contra ella, solo pude meter el dibujo debajo de mi pijama, justo donde estaba el elástico del pantalón. Salimos de casa, papá nos ayudó con unas cobijas, abriéndonos paso entre el fuego hasta salir, los bomberos llegaron pero muy poco se salvó. Todos mis dibujos quedaron hechos cenizas. Lo poco que nos quedaba lo empacamos y nos mudamos, de vuelta a Seúl con mi familia. 

Mi tiempo en Malasia había terminado. 

 Fue difícil iniciar desde cero en aquella ciudad, me hice amigo de un australiano que también era nuevo, Felix, comencé a tener a alguien real para mí. 

 — Mi nombre es Felix, soy de Australia y espero hacer amigos. — Dijo el niño con pecas frente a todos, con una enorme sonrisa, yo estaba junto de él, me tocaba presentarme pero tenía miedo ¿Y si no le caía bien a la gente? Ojalá pudiera tener el carisma de aquel niño. 

 — Hola... — Por fin hablé, nervioso, Felix me tomó de la mano, dedicándome una sonrisa, nunca había sentido tanta confianza con un niño, después de lo de Sky, así que me decidí. — Soy Han Jisung, vengo de Malasia pero nací en Incheon, mucho gusto. — Me presenté ante todos. 

 Nos sentamos juntos y desde entonces fuimos mejores amigos. 

Pasaron los años y decidimos ir en la misma universidad, de artes. Habíamos cumplido 18, era el octavo año que festejábamos juntos, porque casualmente él nació un día después que yo. Nadie encajaba en nuestro grupo hasta que llegamos al primer día de clases, ahí fue cuando lo conocimos, pensé que me había vuelto loco, Felix me miraba extraño por la cara que puse cuando lo vi, sentía que mi corazón se saldría de mi pecho de lo acelerado que estaba. No podía ser real. Estábamos frente a una hilera de lockers vacíos, designados para los del primer año.

 — ¡Apúrate, Changbin! Siempre tengo que estarte apurando. — Lo regañó, casi no había cambiado, su rostro lucía igual, pero había crecido, más que yo de hecho. Iba caminando rápido, en dirección donde estábamos Felix y yo. 

 — No es tan tarde, no exageres. — El chico atrás de él era más bajo pero fornido, me causó gracia ver como lo regañaba, parecía su madre. 

 — Dios, faltan 5 minutos, te juro que te mato si llegamos tarde el primer día. — Se detuvo a un metro de mi amigo y de mí.

 — ¡Seungmin! No seas dramático, espera a las clases de actuación para eso. — Bromeó el tal Changbin, entre risas. 

Yo estaba atónito viéndolos y Felix pasaba su mirada de ellos hacía mí. 

— Hola ¿Ustedes saben dónde es... — Changbin volteó a ver una hoja que llevaba en la mano. 

 — La clase de la señorita Kim. — Terminó la frase aquel chico alto, incluso su ropa era azul, su pantalón de un tono oscuro y la camisa, azul cielo. Cada vez tenía menos dudas de que era él, pero quizás mi subconsciente me jugaba una mala broma. 

 — Nosotros vamos para allá, es a la vuelta al final de pasillo ¿Vamos juntos? Soy Felix, Lee Felix. — Y mi amigo me salvó, yo seguía en shock. 

 — Soy Kim Seungmin y él es Seo Changbin. — Ambos se presentaron, tomaron los lockers que estaban junto a nosotros y guardaron sus cosas. 

 — Soy Han Jisung. — Fue lo único que atiné a decir, con la cara mi mejor amigo me hizo señas para saber si estaba bien, asentí lento. 

 — Bueno, estamos listos, vámonos. — Mencionó Changbin, sacándome de mis pensamientos, cerré mi locker y comenzamos el día.

Dibujando sueños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora