8.

7 0 0
                                    

Han POV.

— Hoy te invito a mi casa, Hannie. Haremos el mejor proyecto de la clase. — Seungmin estaba animado, éramos equipo, así como Changbin hizo equipo con Felix, pero seguramente ellos harían en su casa todo menos el proyecto. 

 — Claro, entonces te veo en la tarde en tu casa ¿Sí? — Dije acomodándome la mochila dispuesto a marcharme a mi casa a comer. 

 — ¿Para qué? Vámonos ya, háblale a tus padres, no van a negarse, lo sé. — Le envié un mensaje a mi papá y nos fuimos a su casa. 

 Sus padres me recibieron alegres, pensaron que ya no éramos amigos porque en los últimos meses estuve desaparecido, mi corazón dolió, otra vez. 

 — Lo lamento, estuve muy metido en mis estudios, pero prometo venir más seguido. — Les sonreí a los señores Kim, Seungmin me llevó a su recámara, su mamá llegó unos minutos después, aún no comenzábamos el proyecto, llevaba galletas y un álbum de fotos, comenzó a mostrarme todo y Seungmin estaba más que rojo de la vergüenza. Nos sentamos en su cama. 

 — Aquí mi Minnie tenía 7 años, ese día ganó en un concurso de canto ¡Salió en televisión internacional! — Presumió la señora, cuando me mostró la foto sentí que iba a desmayarme, pero traté de ser fuerte.

Era él, era mi hermanito, mi Sky. Eran completamente idénticos. 

 — Seguro me viste, hasta en Malasia lo pasaron... — Dijo esta vez presumiendo mi mejor amigo. 

 — Pero después pasó algo feo ¿Ya le contaste? — Su madre hizo una mueca, alzó la vista a Seungmin y él negó, ella se levantó.

— Bueno, iré a hacer la comida, no quiero recordar eso. Siéntete en tu casa, Jisung. 

 — Muchas gracias. — Sonreí, curioso por saber qué había pasado pero no quería incomodar preguntándole a mi amigo. Me quedé viéndolo. 

 — Tuve una accidente, luego del concurso, fue extraño, estábamos celebrando en un parque nacional, estaba en una colina, amaba correr y trepar. Resbalé y me caí por varios metros, me di un golpe tan fuerte que quedé en coma, fueron meses difíciles. Aunque mírame, sigo aquí. 

 — Lo lamento mucho, Min. — Dije asustado, seguramente la habían pasado muy mal aquellos días. 

— Fue medio año, mi familia siempre tuvo esperanza de que despertara ¿Sabes algo? Mis padres aseguran que mientras estuve en coma me reía y decía hermanito ¿Puedes creerlo? Yo ni siquiera tengo hermanos. 

Todo cobró sentido, por un momento sentí que mi cabeza explotaría. Volvió esa sensación otra vez, la vista se me nubló y juraba escuchar un ruido insoportable en mis oídos pero Seungmin parecía no percibirlo, no pude aguantar más, perdí el equilibrio y fue una suerte estar sentado en la cama, me desmayé cayendo sobre esta. 

— ¡Jisung! Por favor, despierta. — Seungmin se escuchaba asustado, logré abrir los ojos, olía a alcohol, mi amigo sostenía un algodón empapado por aquel líquido mientras su padre me sostenía la cabeza hacia atrás. 

 — ¿Qué...Pasó? — Mis pies estaban sobre una almohada, al parecer los habían elevado, me senté sobre la cama, Seungmin me ayudó dejando ese algodón de lado. 

— Te desmayaste ¿Tienes hambre? — Seungmin se me quedó mirando, preocupado. 

— Llamaré a tus padres. — Dijo su mamá pero la detuve, tome su brazo negando. 

— No, por favor, ya me siento bien. — Me acomodé mejor en la cama, sentado.

— ¿Seguro? Podemos llevarte al médico. — La señora Kim me abrazó frotando uno de mis brazos con su mano.

— De verdad, muchas gracias. — Le sonreí y ella asintió levantándose.

— Está bien, terminaré la comida pronto. Mi esposo está ayudándome. — Cuando su mamá salió, me levanté a cerrar la puerta con seguro.

— ¿Y ahora? — Seungmin se quedó perplejo y suspiré. Nunca le había contado de esto a nadie y si lo hacía pensé que la primera persona a la que le diría sería mamá o a Felix.

— Tengo que decirte algo, es importante.

— Claro... dime. —Tiró el algodón a la basura, dispuesto a escucharme.

— No sé cómo empezar pero creo que es mejor mostrarte. No estás loco, veas lo que veas, es real. — Saqué mi libreta y color azul de la mochila para comenzar a dibujar. Dibujé la misma flor que me recordaba a él, tomándola en mis manos para mostrarle.

— No me jodas... — Noté cómo se hizo hacia atrás, parecía tener miedo o incredulidad, una combinación de ambas.

— Tranquilo, déjame explicarte, por favor. — No se movía de su lugar, tomó la flor entre sus manos, inspeccionándola. — Cuando vivía en Malasia descubrí que podía hacer esto. Mi primer dibujo, el primero que cobró vida, fuiste tú.

— ¿De qué hablas? — Me miró de arriba abajo, como si viera a algún borracho.

— Gracias a esa foto, recordé que te vi en televisión, vi el programa que ganaste. Inconscientemente te dibujé y saliste a al realidad, justo como esta flor. Sé que sueno como un demente pero debes creerme. El dibujo, o sea tú, solo duró seis meses, y nos decíamos hermanito, jugábamos todas las tardes. Yo ya sabía que tu color favorito era el azul.

— No puede ser... Es una coincidencia solamente. — Se negaba y lo tomé de la mano, tomando la flor entre sus manos.

— Tengo solo una prueba de lo que te digo. Por favor acompáñame a mi casa. 

Literalmente salimos corriendo de su hogar, su mamá preguntó qué pasaba y le dijimos que iríamos a comprar algo y volveríamos para comer.

No estaban mis padres, lo llevé a mi recámara y le entregué la llave de la caja de madera.

— Ábrela. — Tomó la llave con los dedos temblando y obedeció. Abrió el candado, quitándolo, sacó el dibujo, lo único que rescaté del incendio.— Soy yo... Somos nosotros. — Sostenía tembloroso el retrato de ambos de niños con prendas azules, con el título "Sky y Jisung".

Dibujando sueños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora