Narra: Bailee.
-¿Y esa ropa?.
-¿De qué hablas?. Es súper costosa-me indica incrédulo.
-Pues de eso ya me había dado cuenta. Idiota.
-¿Entonces?. No veo el problema la verdad, lo que sucede es que eres muy melodra...-alzo mi mano derecha en forma de puño. El cierra sus ojos para así tragar en seco-lo que quería decir. Es que de seguro eres fanática de los melodramas. ¿No es así?-le regalo una falda sonrisa repleta de pura maldad-demente.
-¿Como dijiste?.
-No, nada. Que de seguro las personas aquí están muy cuerdas-mientras más nos introducíamos a la propiedad más, era extensa. Los alrededores estaban repletos de hermosas rosas rojas, el ambiente me causaba un poco de escalofríos.
Estar dentro de la propiedad era como estar en una mismísima película de terror, en la cual todo podría pasar y lo peor de todo es que me encontraba aquí mismo sola, bueno no es que Adal sirviera de mucho, si algo malo pasaba lo único que estaba pensando era salir huyendo y dejarlo a él solo. Al final del cuenta él se lo busco, fue su idea venir acá, aunque yo no estoy muy convencida aun de estar aquí.
Tomo valor para así intentar tocar el timbre de la propiedad. Pero antes de poder tocar aunque sea el timbre, y el grandísimo idiota de Adal ya había tocado el timbre y ya una señora de cabello castaño y ojos profundamente oscuros nos había abierto la puerta de la propiedad. No era una paranoica o algo por el estilo, pero creo que ahora lamentaba haber visto tantas películas de terror o asesinato o misterio con mi hermano.
Oh señor. De verdad que no debí ver tantas películas de misterio, estoy segura de que si no hubiese visto tantos como las que he visto, no estuviera tan nerviosa como ahora mismo lo estoy.
Y antes de que pudiera articular palabra alguna, ya él imbécil de Adal ya se me había adelantado. O por lo menos, eso era lo que planeaba hacer, pero antes de que él pudiera articular alguna palabra, una mujer de cabello rubio se nos acerca con ojos preciosamente azules y con una mirada hermosa, era tan hermosa que causaba que mi autoestima se bajara de una gran manera.
-Buenos días, soy la dueña de la propiedad. ¿Podría saber qué es lo que hacen aquí?.
-Buenos días, me presento Adal Manfred. ¿Usted es la madre de Steven Richardson verdad?-el ingenio de Adal, me confunde y a la vez me causa muy interesante. No puedo creer que es idiota tan siquiera en este momento no se puede quedar callado, aunque para hacerles franca, agradecida que él estuviera hablando ahora mismo. Ya que yo me encontraba fríamente congelada, no podía pronunciar una sola palabra. Y es que mis nervios una vez más me habían consumido por completo.
-Largo-este y yo nos vemos realmente confundidos. ¿Porque está señora estaría interesada en que nos marcharamos sin ni siquiera conocernos y no saber si sabemos algo con respecto a su hijo. Si es que era ella verdaderamente la madre de Stiven.
-¿Perdón?-preguntamos el rubio y yo al mismo tiempo.
-Realmente lo lamentó. Pero no hablaré con ustedes-y antes de tener alguna pequeña oportunidad de pronunciarle algo con respecto a Steven Richardson y su paradero, la verdad es que ya ni siquiera sé si ella es su verdadera madre o es una simple desconocida la cual el idiota de Adal se había equivocado de dirección, y lo cierto es que ya no lo comprendo, y lo que más me preocupaba en este momento era Amanda Carso, la chica la cual estaba desaparecida y por lo tanto no sabíamos nada de ella, pero también me preocupaba esos disparos. ¿Qué historia macabra estaba detrás de todo eso?. Pero sobre todo, saber si mi hermana estaba involucrada en todo este juego mental, la verdad es que ella ya no lo sé, pero estoy a punto de colapsar ahora mismo. Necesito saber la verdad, necesito saber si mi hermana está involucrada en todo este enrollo, necesito saber si ella es inocente o es culpable de lo que está sucediendo sea lo que sea que esté pasando. Necesito saber la verdad de todo, pero sobre todo. Saberlo lo antes posible. De lo contrario, estallare.
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Mi primer amor
Teen Fiction¿Recuerdan ah esas patéticas chicas con su figura perfecta que humillan ah todos?. Pues, esa no soy yo. Pero si lo es el, ese fanfarrón que no desea ponerle límites ah su arrogancia innecesaria. Aunque está historia parezca algo "clichés" sabrán que...