Capítulo cinco: Por favor

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Narra: Adal.

Se trataba de una tempestad que podía poner en riesgo lo que se supone. Que es toda nuestra vida, y es que una gran angustia se había acumulado en mi sistema. No se trataba de ser melodramático, pero había algo dentro de mi, que me indicaba grandes problemas.

—Te dije muy bien que no acepto ninguna clase de errores. Mi vida está en riesgo, y tu y yo sabemos que la vida de esos chicos depende de la decisión que tomé Alfredo del Monte—indica mi tío hablando por teléfono. El se da la vuelta, hacía que con rapideza decido esconderme. Había algo que no me parecía bien, como si mi tío Arnol estuviese ocultandole algo sumamente importante ah la familia.

Narra: Bailee.

—¿Acaso sugieres hacer un intercambio de compañeros?—tener que lidiar con alguien como "compañero" de cocina. Ya era suficientemente difícil para mi, como para tener que trabajar y organizar una presentación con el insecto abominable de Adal Manfred.

—Algo así. Lo que realmente quisiera, era poder tener la oportunidad de trabajar sola. Le sugiero que soy mucho más eficiente si trabajo sola—le aseguro con una amplia sonrisa. Y realmente positiva, necesitaba que el profesor me ayudara con esto. Y si no lo hacía, debía conseguir una forma en la cual pudiese trabajar sin ayuda de ese idiota. El profesor Yaquino era mi modelo ah seguir, el y mi madre. Que más que mi madre, es mi ídolo. El suelta un gran suspiro, para así dejar su cuaderno de notas aún lado y cruzar sus grandes manos en su pecho.

—Bailee. Eres sin duda alguna, mi segunda mejor estudiante—¿Segunda?. ¿Como podía ser eso posible?. Desde que tengo memoria, siempre eh destacado por mi gran talento culinario, el cual herede de mi madre. ¿Quien era el primo?. ¿Y porque hasta ahora se que soy la segunda?. Maldición. ¿Yo, Bailee Carpenter soy la segunda?. Esto no podía ser posible—y realmente te aprecio. Pero debes entender, de que si hago esto por ti. Te estaría quitando el privilegio de trabajar con un talentoso estudiante como lo es Adal Manfred.

—Disculpe que se lo diga. Pero dudo mucho que ese...—me detengo de insultarlo. Debía controlar mis palabras en frente del profesor, y aunque para mí fuera imposible. Debía contenerme dr insultar el insecto abominable—Adal Manfred. Reconozco que soy una gran estudiante, y no deseo que piense que soy una presumida la cual se considera la mejor. Pero ciertamente, no creo que el tenga la habilidad de superarme—el profesor se pone de pie. Para así quedar justamente en frente de mi.

—Señorita Carpenter. Tome esto como un consejo y no un regaño, pero debe aprender ah no subestimar ah las personas por lo que parece. Ya que el señor Manfred podría tener muchas más habilidades de las que cree—no pude evitar soltar una gran carcajada.

—Disculpe que se lo pregunté. ¿Pero me podría decir como cuales?.

—Como tener dos posgrados en Francia—¿Acaso había escuchado bien?. ¿Como era eso posible?—si bien. Esto para el, es como un curso que culminaría sus estudias en la gastronomía, realmente no era necesario. Dando en cuanta todos los reconocimientos que el chico ah tenido, pero ah insistido que lo acepten. Y ahora mismo es un gran honor que él esté en esta institución—¿Un honor?. Ese idiota ya era lo suficientemente engreído como para que el profesor Yaquino hablase de esa manera de el. Maldición. ¿Acaso mi suerte jamás mejoraría?.

(....)

—¿Esta consiente de que está trabajando alado de, básicamente. Una estrella culinaria?.

—Una estrella culinaria. Pero con harías de grandeza, se lo pido de todo corazón. Se que tendré toda la presentación preparada para ese día, yo sola.

—Lo lamentó Bailee. Pero sería injusto que todos estuviesen trabajando con un compañero y tu entregues la presentación sola, realmente lo siento. Pero debes entender que sería injusto para los demás. Y ciertamente, eso podía traerme grandes problemas.

Mi primer amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora