𝓟𝓪𝓻𝓽𝓮 𝓸𝓷𝓬𝓮﹕

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Al cruzar la siguiente esquina en el pasillo, Wichapas y Nattawin pararon de caminar. Pues Jakapan y Phakphum, venían hacia ellos, increíblemente pulcros. Como si lo que sucedió hace unas horas, no fuera inverosímil de traer a la memoria. El Príncipe Menor tenía un semblante frívolo, en sus labios se apreciaba una sonrisa diminuta. Por otro lado, su Caballero de Compañía tenía un semblante complicado, aunque sabía ocultarlo bien delante de los demás. Sin embargo, no de Nattawin, que lo miró unos segundos, y que extravió su atención de nuevo, al aspecto del Príncipe Menor.



—¿Cómo están las cosas? —Build pregunta. Tomando el cambio de traje de las manos de Bible, que se aproxima a él, dándole un beso en la mejilla.



—Como se predijo, la mitad de los Guardias Reales en el palacio resistieron, al lado de Su Majestad, el Rey. Y la otra mitad, está de su lado, Príncipe Menor. El Rey desea verle. —responde Apo.



—¿Desea verme? —dice sin preguntar. Resbalando la mirada unos segundos al suelo, antes de subirla sutilmente. Sus ojos marrones brillaban, ocultando lo que haría más adelante. —Bien, iré a ver al Rey.



Nattawin se mordió un extremo de la lengua. Quería aproximarse a Phakphum, y preguntar qué había pasado. ¿Por qué pone esa expresión en el rostro? Que con él no iba a funcionar el «No pasa nada, Po». Si bien, intenta hacerlo, Jakapan le hizo un ademán a su pareja, para que lo custodiara, dejando atrás a su pareja, y a Nattawin.



—Ven, Apo, necesitamos buscar un libro en la biblioteca. —le indica Bible, dándose la vuelta y retomando los pasos a esta Sala en el palacio, sabiendo lo que hará Build.






Estando lo bastante lejos de sus conocidos, y de los Guardias Reales. Phakphum se relamió los labios, separándolos y preguntando:



—¿Era necesario hacerla pasar por tal...? —su pregunta es detenida por otra de Build.



—¿Alguna vez oíste que todo lo que uno hace en esta vida es devuelto? —dice Build. Demasiado resentido. —Ella recibió lo que se merece. Si la venden a prostíbulos del pueblo cercanos al palacio, me tendrán sin cuidado. Solo arruiné un poco su cara y su vientre. No tendrá más hijos que traer a este pútrido mundo. Tampoco podrá decir que fue una reina en su vida alguna vez; no tiene lengua por la cual conversar o dedos para tomar un pincel y escribir. La podrán tomar de sirviente estropeada o cobrar poco para utilizar su cuerpo para una rápida satisfacción de los hombres o los mozos que buscan un hoyo al cual meter su verga. Como hace unos momentos, a los Guardias Reales les gustó el cuerpo curvo de la reina, ¿a quién no le gustara utilizarlo sin importar su cara o las cicatrices en su vientre?

⿻ Epoch. ᦗ MileApo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora