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—Entonces, Samael, ¿vives en Forks? —preguntó Esme con una sonrisa acercandole una taza de té, Samael miró con fingido interés la taza, hubiera preferido que la mujer no le haya ofrecido nada.

—No, en realidad vivo en California, solo estaba visitando a unos familiares —respondió con una sonrisa, Carlise a su lado miraba el parecido que tenía con Emma, aquella chica que no lograba sacar de su cabeza y era, según él, la futura rotura de su relación con Esme.

Habían pasado unos minutos desde que Samael había aceptado la invitación a la casa Cullen, todos los integrantes de esa familia se presentaron uno a uno, todos llamaron la atención del "humano", todos eran muy diferentes respecto personalidad pero parecidos en apariencia debido a sus características vampiras. Notó la mirada de disgusto que le enviaba la rubia llamada Rosalie, el ceño fruncido de Edward, la emoción de Alice, el increíble autocontrol que tenía Jasper para no atacarlo a pesar de las ganas que tenía y el dulce aroma que tenía Esme.

No pudo evitar pensar de lo atractiva que era aquella mujer, pero se reprochaba por tener esos pensamientos cuando supo que se trataba de la mujer de Carlise, así que se obligó a apartar la mirada de ella.

Esme por su lado le resultaba curioso ese humano, miraba con disimulo los tatuajes que éste portaba en sus blancos brazos, supo que algunos tenían significados profundos.

—Oh, entiendo, ¿te puedo preguntar a que te dedicas? —preguntó Alice con una sonrisa— Apuesto a que eres modelo, tienes un aspecto muy bueno como para serlo.

Samael rió:— No lo dudo, pero no soy modelo, trabajó enseñando música en una escuela primaria, antes lo hacía en un orfanato, pero tuve que dejarlo por razones personales —mintió, sin embargo, nadie se dio cuenta, ni siquiera Jasper, las emociones de Samael eran neutras.

—¿Música? ¿y qué instrumentos tocas? —preguntó de brazos cruzados Edward, Bella a su lado miraba al humano con curiosidad.

—Piano, flauta, guitarra eléctrica, guitarra acústica, batería, violín —respondió enumerando con sus manos—, ahora estoy aprendiendo a tocar trompeta.

Los presentes abrieron levemente los ojos, era sorprendente que un humano supiera tocar una gran cantidad de instrumentos.

—¿Todo eso con...? ¿Cuántos años tienes? —preguntó Carlise.

—Tengo 23 años —aunque debería de tener 28. Pensó para sí.

—Eres muy joven —dijo Carlise, Emmett que se mantenía a un lado de Rosalie apartados se acercó a Samael con una sonrisa.

—¿Oye te puedo preguntar donde te hiciste esos tatuajes? —preguntó mirando sus brazos con fascinación, Samael los miró también, su brazo derecho estaba cubierto de un tatuaje estilo yakuza con colores que se llegaba a ver por el cuello de su camisa que cubría todo su pectoral, mientras que en el izquierdo tenía la hora 16:15 en su antebrazo y un brazalete de hojas alrededor de su muñeca.

—Me lo hice hace unos años con un amigo, había recibido su título de tatuador y fui uno de sus primeros clientes, tengo más en el torso y en la espalda, pero no creo que sea conveniente mostrarlos ahora —respondió con una sonrisa serena, todos supieron que aquel chico se trataba de alguien vergonzoso.

Emmett rió:— Okey, podría esperar.

Carlise miró con cautela al joven a su lado, creyendo que ya era conveniente hacer su pregunta.

—Y dime, Samael, ¿podría saber a que familiares viniste a visitar? Es que, veo que tienes rasgos similares a unos de mis pacientes —dijo Carlise con su voz suave, no queriendo presionar al joven a su lado.

Señales | Carlise CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora