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No me importa si el lunes es negro.


A Charles no le importaba que hubiera un hombre desconocido tocando la puerta. Simplemente, ya no le importaban muchas cosas y puede que se tratara de su propia lástima o auto compasión, pero no se sentía listo para bajar y afrontar cualquiera que fuera el problema.

Confiaba en Hank, también confiaba en que él podía lidiar con quien sea que estaba peleando, así que solo se dedicó a darle un largo trago a la botella en su mano, como si eso pudiera hacer que todo el dolor se fuera mágicamente. Al menos ayudaba.

— ¡Profesor! — escuchó un grito proveniente de las escaleras, de un hombre que no reconocía, pero que debía ser alguien de su pasado. Alguien que conoció a una persona que simplemente ya no era. Nadie lo había llamado así en años.

El grito vino seguido de varios golpes y sonidos fuertes y no pudo evitar bajar mientras rodaba los ojos. Dios, solo quería poder seguir durmiendo y esos dos estaban a punto de derribar la mansión si seguían así.

— ¿Hank? ¿Qué está pasando aquí? — sus pasos se arrastraban por los escalones como si sus pies pesaran toneladas, cada paso se sentía como si el suelo estuviera temblando para hacerlo tambalear, seguramente lo estaba haciendo, y el sonido incesante del repiqueteo del metal del candelabro le estaba dando dolor de cabeza y malos recuerdos.

— ¿Profesor? — el hombre tirado sobre la mesa frente a su entrada lo miró confundido, casi sorprendido de verlo y lo recorrió con sus ojos de arriba a abajo y de un lado a otro, como si no pudiera creer lo que estaba viendo. En cualquier otro momento de su vida le daría vergüenza tal escrutinio, pero no en ese momento.

— Por favor, no me llames así — dirigió su mirada hacia arriba, de dónde el repiqueteo aún era permanente y solo quería que se detuviera, pero debía parecer tranquilo ante todo. Actuar como el profesor por un momento no haría ningún daño — baja del maldito candelabro, Hank.

Quizás la explicación de Logan, porque así se llamaba el tipo sobre la mesa, habría sonado menos lógica en otro punto de su vida, le habría cuestionado y habría argumentado porque eso era imposible, tal vez habría hecho comentarios inteligentes y sarcásticos a la vez para sacarlo de quicio. Aunque puede que lo haya hecho, puede que no. Era difícil de decir con una botella de vodka sobre su mano, pero había rescatado lo más importante. La sangre de su hermana siendo usada para experimentos que terminarían con la humanidad en el futuro, viajes en el tiempo, Raven asesinando a políticos. Dolía demasiado que ese fuera el destino, que todo eso hubiera sucedido o que sucediera en un futuro cercano, su mente daba tantas vueltas que el tiempo había logrado volverse un concepto aún más abstracto de lo que ya era. Ni siquiera podía pensar bien en el momento y su mente solo podía recordar vagamente el juego incompleto que había dejado abandonado hacía tantos años frente a él y que no dejaba que nadie tocara.

— Es por eso que vamos a necesitar a Magneto también — las palabras de Logan lo sacaron de su ensoñación y se volvió hacia él con una expresión que incluso logró aterrar a Hank.

— ¿Erik? — el nombre sonaba raro en sus labios, algo lejano, con un sabor amargo como cada vez que lo llamaba entre sueños y no respondía.

— ¿Sabes donde está? — no pudo evitar soltar una risa sarcástica mientras Hank asentía. Logan parecía confundido, o lo más que podía parecer con ese rostro rudo.

— Está donde pertenece — no quería seguir hablando de eso, no de Erik porque simplemente dolía, le dolía en el alma y en su corazón roto. Así que agarró fuerte su botella y se retiró.

Friday I'm In Love [Cherik]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora