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No me importa si el lunes es azul.


A veces recordaba la bella y pacífica época en la que ambos solían coincidir en algunas cosas, sin embargo, la mayoría de esas cosas se enfocaban más bien en lo mucho que les gustaba follarse al uno al otro o lo bien que sabían los besos a escondidas dentro de la escuela que llegaron a regir juntos. Aunque eso no lo supieran del todo los alumnos.

Fue una buena época a pesar de todo. Ambos eran jóvenes y sus sueños aún no habían sido del todo aplastados por el mundo, no había nada que les gustara más que jugar ajedrez juntos y tenerse el uno al otro, sus rodillas no crujían a cada paso que daban y las arrugas en sus rostros ni siquiera existían.

Fueron más libres de lo que alguna vez serían y más tontos de lo que se permitirían ser. Solo un par de ingenuos enamorados que pensaban, ilusamente, que podían lograrlo todo.

No pudo evitar recordar todo aquello y algunas otras cosas más que no diría en voz alta en cuanto lo vio allí, frente a la casa de un mutante al que debían ayudar, con quien tenían la obligación de ayudarle a aprovechar sus habilidades, alguien a quien se suponía que debían darle un hogar, un lugar al que pertenecer sin tener que esconderse y dónde pudiera ser sí misma.

Charles no lo entendió. Por supuesto que no, y era por eso que se encontraban en ese mismo sitio en ese momento, listos para hablar con Jean Grey. Uno intentaría llevarla a lo que él creía que era su hogar y el otro intentaría llevarla a un nuevo mundo lleno de esperanza.

Finalmente sería su decisión. Pero las memorias no podían hacer más que arremolinarse en su mente. Los ojos azules de Charles seguían siendo de ese mismo color intenso, aunque un poco más rojizos como si no hubiera podido dormir lo suficiente la noche anterior. Probablemente no lo hizo. Se veían cansados pero amables, y solo podía pensar en lo bien que le quedaban, teniendo en cuenta su personalidad amable y amorosa, y sus dedos tamborileaban los posa brazos de la silla como si estuviera analizándolo.

— Tenías razón, Charles. Esta es especial — le sonrió con cierta complicidad y el profesor solo pudo corresponder, dejando ver en su rostro que él también había estado recordando viejos tiempos.

— ¿Qué diablos estás haciendo aquí? — preguntó Logan, ganándose solo una despectiva mirada de su parte.

— Lo mismo que el profesor. Visito a una vieja amiga — nadie más que ellos podría notar la complicidad que tenían esas palabras, pero ellos claro que la conocían.

Finalmente, era algo entre Charles y Erik, y entre Erik y Charles únicamente. Como siempre había sido y deseaba que siempre fuera.

— No quiero problemas aquí — su mirada suplicante se giró hacia él. En otro tiempo no habría dudado en ponerse a sus pies si lo miraba de aquella forma, pero eso había pasado hacía tanto tiempo que simplemente se había hecho resistente, sin embargo, si el otro se esforzaba lo suficiente, aún lograría romperlo sin siquiera tocarlo o leer sus pensamientos.

— Ni yo, Charles — rompieron el contacto visual. Estaba empezando a sentirse vulnerable — después de ti — Charles miró sobre su hombro por un segundo, dedicando una mirada que sin duda debería ser interpretada como una amenaza para que sus X-Men no trataran de interferir, aunque claro que solo resultaba ser un gesto amable ante los ojos de cualquiera.

Igualmente, comenzó a avanzar, moviendo el control en el posa brazos hasta que Erik decidió que era una mejor idea si le ayudaba un poco. Charles le dedicó una pequeña mirada mientras que nadie notó su pequeño gesto, pero estaba ahí. Siempre estaba ahí.

Friday I'm In Love [Cherik]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora