🌻Capítulo 15☀️

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Mew entró en el despacho de su hermano tras llamar a la puerta (algo que antes nunca se molestaba en hacer) y se sentó enfrente de él dejando en la mesa la carpeta que llevaba en la mano. La abrió después con gesto distraído, mientras Yin se despedía de la otra persona que tenía en línea a través de una llamada del teléfono móvil.

—¿Has terminado las tareas que te mandé esta semana?

—Sí y también he hecho algo más. —Le colocó un papel delante de sus narices, uno lleno de gráficos y números.

Yin frunció el ceño mientras le
echaba un vistazo.

—¿Qué significa esto, Mew? —preguntó contrariado.

—Esto —señaló el folio—, significa que los de la empresa de marketing están
haciendo fraude y quedándose con parte del dinero que les pagamos para la última campaña. No me ha dado tiempo a revisar la de años anteriores, porque había demasiado volumen de cosas que tener en cuenta para sacar una buena estadística, pero el cierre anual del año anterior está claro y los números no cuadran. Mira esto, contacté con las empresas que ellos subcontratan y a ninguna le pagaron lo que entraba en el plan que negociamos.

—Joder. —Yin inspiró hondo, alucinado.

—He intentado calcular la diferencia, pero tendría que hacerlo otra vez con
más tiempo, para estar seguros, porque es difícil ser preciso. Pero lo que está claro es que la hay.

Yin alzó la mirada hacia su hermano, aún sorprendido e intentando asimilar lo que le estaba diciendo: que eso había pasado durante años delante de sus narices y ni siquiera se había percatado de ello. Se frotó el mentón con aire
distraído.

—Mew, ¿cómo has averiguado todo esto?

—Hice lo que me mandaste, leí todo sobre el último año y hubo algunos
números que simplemente no me cuadraron. En concreto, los del mes de marzo, ahí se les fue la mano y era más visible la diferencia en el presupuesto.

—Voy a llamar a la junta ahora mismo…

—De acuerdo. También tenía que comentarte otra cosa —dijo Mew, y Yin no llegó a levantarse de la silla, se quedó mirando a su hermano pequeño entre maravillado y aletargado, sin poder aún asimilar lo que acababa
de descubrir y el hecho de que él mismo no lo hubiese visto—. Lo que
comentaste el otro día en la cena sobre el marido de War, he estado pensando
en ello… y creo que deberías contratar a un detective privado.

—Sigue hablando —le pidió impaciente.

—Si ya sabés dónde reside ahora ese imbécil, no será difícil investigar su
entorno y averiguar con qué chicos se ha relacionado durante estos últimos
meses. Me apuesto cualquier cosa a que también se habrá comportado con ellos
de la misma forma. Podrían testificar si les prometes que estarán seguros. Es
una posibilidad. —Se encogió de hombros.

Yin se pasó una mano por el cabello, aturdido, con los ojos fijos en Mew antes de asentir torpemente con la cabeza y ponerse en pie. Abrió la puerta, se
asomó por ella sin llegar a salir del despacho y le pidió a su nuevo secretario, ese que War había contratado para él la semana anterior, que anulara todas sus citas del día y dejase su agenda libre.

Tenía mucho trabajo por delante.
Cuando se giró, Mew ya se había puesto en pie dispuesto a marcharse de allí,
pero él lo frenó apoyando una mano en su hombro y mirándolo fijamente.

—Gracias por todo —le dijo, respirando hondo.

—No hace falta que hagas el…

—Mew, lo digo en serio. Estoy orgulloso de ti. No es solo por esto, es por lo que has demostrado durante estas tres semanas, ¿te das cuenta? Puedes hacerlo. Y da igual lo que papá opine o diga, yo confío en ti y las cosas se demuestran con hechos, eso es lo que cuenta y tú lo sabes. —Mew sacudió la cabeza algo incómodo, porque no estaba acostumbrado a recibir halagos de nadie y no quería emocionarse delante de su hermano mayor—. Y a propósito, me alegro de lo tuyo con Gulf. Es un chico increíble.

El chico que perdió su zapato. 💙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora