Mew estaba un poco nervioso cuando se acomodó en su silla alrededor de esa
mesa en la que estaba el matrimonio Panich, y su hijo mayor, su hermano
Yin y War, su novio.Mew intentó mostrarse correcto en todo momento, mientras el camarero les pedía nota de lo que iban a tomar y después todos se ponían un poco al día hablando más distendidamente.
—¿De qué parte del negocio te encargas?
Mew desvió la mirada hacia al chico. Era un joven más o menos de su edad,
tenía la tez blanca y el cabello de un negro tan brillante que llamaba la atención.El hijo doncel de los Panich parecía ser también una parte activa de la empresa de sus padres y estar preparándose para tomar el relevo. En cualquier otra situación, si Mew hubiese estado allí meses atrás, sin duda habría intentado terminar la noche con él en su cama, pero se sorprendió al darse cuenta de que no le interesaba en lo más mínimo y de que no decepcionaría por eso a su hermano del que, para no variar, notaba su mirada analítica clavada en él con insistencia.
—Todavía estoy poniéndome al día. He estado unos años… —Sacudió la
cabeza, sin saber muy bien qué decir. He estado unos años follándome a todo lo que se movía o He estado unos años saliendo de fiesta, derrochando dinero y
consiguiendo que toda mi familia dude de mí. ¿Qué opción era mejor?—Ha estado unos años de viaje por Europa —dijo Yin de repente,
sacándolo del aprieto—. Siempre viene bien tener experiencias antes de asentarse en el negocio.—Eso es muy interesante —dijo Fluke, el hijo de los Panich.
—No creas. Ya casi no me acuerdo de la mitad de los viajes.
—A Mew le gusta mucho bromear —añadió Yin tirante.
Mew se quedó callado durante los siguientes diez minutos y, después, cuando ya sirvieron el primer plato, intentó responder las preguntas de Fluke con un sí o un no, con la esperanza de cometer el mínimo error posible. Cuando empezó a agobiarse, se levantó y fue al servicio. Una vez allí, se lavó la cara, sacó el móvil de su pantalón y abrió el correo.
De: Suppasit Jongcheveevat.
Para: Kanawut Traipipattanapong.
Asunto: Muerte instantánea.
Creo que la cena no va bien. Es decir, va bien, pero no, porque me veo obligado a mentir todo el tiempo. El hijo de los Panich me ha obligado a probar el hígado de oca o algo así y he tenido que fingir que estaba delicioso cuando lo único que deseaba era mandarlo a la mierda y escupir. Que es lo que hubiese hecho hace unos años en esta misma situación, antes de irme por ahí a tomar una copa. No se me da bien hacerle la pelota a la gente.
¿Tú qué estás haciendo esta noche?
Gulf respondió un minuto más tarde.
De: Kanawut Traipipattanapong.
Para: Suppasit Jongcheveevat.
Asunto: Sé fuerte y aguanta.
Ya sé que lo de hacer la pelota no se te da bien, pero piensa que el exceso de
sinceridad no es bueno. Lo hablamos el otro día. Es como todos vivimos, Mew.
No siempre podemos hacer o decir lo que queramos en cada momento. Te guardas lo que sientas y te desahogas con tus amigos.Mew suspiró, apoyado en el lavabo, y se aflojó la corbata.
De: Suppasit Jongcheveevat.
ESTÁS LEYENDO
El chico que perdió su zapato. 💙
RomansaEl chico que perdió su zapato. 🌻☀️ Hermanos Jongcheveevat, libro 2. Sinopsis: Lo último que Gulf esperaba durante la cena de la empresa era terminar la noche en la cama de Mew Suppasit Jongcheveevat, uno de los hijo del imperio para el que trabaj...