Viernes (parte 1)

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Entre la amistad con la chica nueva y la vista por la ventana la semana se volvió muy larga y cansada, pero al fin llego el viernes y todo comenzó mal, Samantha se levanto tarde, llego tarde a la escuela y le levantaron su 3° reporte por lo que le dieron citatorio para hablar con su madre, Mirza estuvo molestando lo que fue tedioso y cansado, en el ultimo periodo hubo examen sorpresa y a la salida esta Josefina esperándola como siempre, pero hoy era viernes y quería llegar lo antes posible a casa de Vanesa aun cuando ella no estuviera necesitaba estar ahí lo antes posible. 

Samantha: (con un poco de tedio) hoy estoy de mal humor me iré a casa rápido, te veo el lunes y comeremos juntas (trato de pasar sin mirarla si quiera, pero una delicada mano blanca la detuvo dulcemente)

Josefina: Perdón (la soltó rápidamente y dio medio paso para atrás, después tomo aire y dijo lo mas rápido que pudo) mis padres quieren conocerte, por favor ven solo unos minutos, el chofer te llevara a casa.

Samantha: (sonriendo) esta bien, que sea rápido, vives lejos?

Josefina: (con la sonrisa mas grande en su vida)no, el chofer nos espera aquí (señalo a un costado de la escuela donde un lindo auto negro los esperaba con un apuesto joven abriendo la puerta

Samantha: ¡vaya, vaya! y siempre viene el chofer por ti?

Josefina: si, mis padres no quieren que ande sola por la calle (su voz volvió a ser suave y su caminaba mirando abajo como siempre) el mundo es peligroso y el diablo anda suelto

Samantha: (sonriendo picara al chofer mientras entraba al auto) no sabes cuanto (una vez dentro se sentó muy cerca a Josefina, casi de lado para que sus pies se cruzaran mientras hablaban y abrazándola cuando se acercaba para susurrarle en el oído) me porto bien con tus papas o quieres que sea mala? (ambas sonreían y Josefina solo se limitaba a negar o asentir con la cabeza)le enseño las piernas a tu papa? mejor le doy un beso a tu mama, jajaja, tienes hermanos?

El viaje en efecto fue breve, solo risas entre las chicas, el viernes se comenzaba a poner interesante, la casa de Josefina era enorme, de esas mansiones que solo puedes ver en televisión o revistas, fueron recibidas por el mayordomo y conducidas a una habitación muy hermosa con un enorme ventanal que dejaba entrar la luz del sol y daba una esplendida vista al jardín, cuando Samantha finalmente pudo centrarse se dio cuenta que en la habitación se encontraba una mujer sentada junto a una mesita de te, sus ropas eran sencillas pero elegantes, sobrias y oscuras, pero la mujer tenia una belleza tan exquisita que en lugar de opacarla le ayudaban a irradiar una luz increíble, al verlas la mujer sonrió y se puso de pie, sus cabellos rubios como hilos de oro se encontraban recogidos, pero un pequeño mechón rebelde resbalaba por su oreja, sus ojos eran de un pálido azul como de hielo y su piel era tan blanca que parecía transparente, se levanto y saludo a las jóvenes.

Josefina: ella es mi madrasta Soledad, bueno mi mama (sonrió y la abrazo mientras Soledad tendía la mano a Samantha)

Samantha: Mucho gusto señora (respondió Samantha tomando la mano de la aparición delante suya)

Soledad: puedes llamarme soledad cuando estemos solo las chicas (sonrió y beso la frente de Josefina y con un ademan las invito a tomar asiento)

Josefina: Samantha no puede quedarse mucho tiempo, verdad?

Samantha: (primero se sintió contrariada, pero después recordó los planes para la noche y con una sonrisa asintió, pero aun así tomo asiento) solo unos minutos, me esperan en casa, pero es de mala educación no conocer a los padres de mi mejor amiga

Josefina creció y se ilumino al escuchar a Samantha, pero Soledad torció la boca y sus hermosas facciones se enturbiaron.

Soledad: ve a llamar a tu padre para que tu amiga se pueda ir (ordeno con severidad a Josefina quien salió flotando feliz, Soledad guardo silencio mientras miraba de arriba a abajo a Samantha, al encontrarse solas la miro fijamente y hablo) espero que el hecho de que sea rica no sea la razón de esa "amistad"

Samantha: (sonriendo ingenuamente) no sabia

Soledad: Mi esposo e hija pertenecen a una comunidad muy religiosa, están encerrados en un hermoso mundo de arcoíris, pero yo he vivido siempre entre gente como tu que solo buscan sacar provecho y no voy a dejar que dañes a mi niña (para este momento tomaba con fuerza la muñeca de Samantha y la miraba directamente a los ojos)

Samantha: (que hermosos ojos pensó mientras la contemplaba fijamente, sonrió nuevamente sin moverse un milímetro)Josefina es una perdedora, es fea y tonta, es ingenua y fácil de engañar, es rica y se le puede sacar mucho provecho (se soltó y volvió la mirada, que hermosa era Soledad) pero también en dulce como un cachorrito, es amable sin importar lo que le digas, se ríe de todo y todo es nuevo, es una aventura para ella (volvió a ver a Soledad) claro que le voy a sacar provecho y mucho, tienes razón soy una perra, pero por eso mismo necesito algo blanco, algo bueno y dulce en mi vida, algo puro y sincero para no perder mi camino (mirando abajo) ella es mi única amiga verdadera, la única en la que realmente puedo confiar (suspiro) no quiero lastimarla...

En ese momento se abrió la puerta y entro Josefina tomada del brazo de un hombre imponente, algo, grueso, de rostro severo pero muy atractivo, moreno de cabello oscuro, saludo con un ademan a todas las presentes y se sentó en un sillón.

Josefina: (sentándose entre Samantha y Soledad) Él es mi papa, Julio, papa ella es mi amiga Samantha, mi mejor amiga (Samantha se irguió y esbozo una pequeña sonrisa)

Samantha: es un placer señor (saludo con la cabeza) como les decía solo vine a cumplir con la cortesía, ya había tardado un poco pero tampoco quería molestarlo en sus actividades diarias.

Julio: el chofer esta listo para llevarte a casa, la continuidad de tu amistad con mi hija dependerá de apreciación de mi esposa y las actitudes que apreciemos, ahora retírate por favor (hizo la seña para darle salida a Samantha quien vio desde su lugar al chofer esperándola, por un momento se sintió tan herida que pensó en quedarse o hacer una escena pero se dio cuenta que no era el momento, sonrió, asintió y salió).

No tenia ganas de disfrutar del chofer, todo había salido mal, solo quería ir a casa de Vanesa verla, olerla y pedirle consuelo.


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