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Nota: Recomiendo que escuchen este capítulo con Beach House - Space Song de fondo o con alguna canción triste.

Nota: Recomiendo que escuchen este capítulo con Beach House - Space Song de fondo o con alguna canción triste

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El teléfono sonaba, una y otra vez.

Un número desconocido.

—¿MAMÁ?—Grité para ver si respondía a mi llamado, pero nada, supongo que le tocaba turno en la madrugada.

Y volvió a olvidar su móvil.

La casa era un silencio absoluto, solo se escuchaba el repique del móvil.

No sé si atender en ese momento fue lo peor que hice o lo mejor.

—¿Hola?—Pregunté dudosa y un poco adormilada aún.

—Buenas, ¿Hablo con la esposa del Señor Keitaro Koyama?—La voz gruesa de un hombre fue lo que escuche.

Parpadee rápidamente confundida por esa pregunté a estas horas de la madrugada.

Aparte el móvil de mi mamá de mi oreja para volver a observar la pantalla con un número desconocido.

Confundida aún respondí.

—No, soy su hija.—Respondí, mientras veía la pulsera que tenía en mi brazo, exactamente me la había regalado él y una pequeña sonrisa surgió ante ese recuerdo.—Disculpa, ¿a qué se debe está llamada?

—Lo siento, ¿Pero se encuentra tu mamá?—Dijo aquella voz, se le notaba un poco preocupado.

—Ella en estos momentos no se encuentra—Conteste.—Pero dígame quién es, yo se lo haré saber a ella.

—Lamento decirte esto.—Hizo una pequeña pausa, lo cual yo me quedé confundida—Llamo desde el hospital internacional de Tokio, tu papá acaba de sufrir un accidente automovilístico y necesitamos con urgencia donante de sangre, ahora mis...

Mis oídos se taparon y solo lograba escuchar un pitido, estaba en estado de shock.

¿Había escuchado bien?

¿Sigue ahí?

Mis ojos se cristalizaron, me moví rápido de un lugar a otro buscando mis zapados.

—¿En dond...e esta?—Mi voz se escucha entrecortada y mi corazón estaba bombeando muy rápido.

—En el hospital internacional de Tokio ¿Es mayo.—Eso fue lo último que escuche antes de colgar y salir desesperada de mi casa.

Corrí como pude.

Corrí hasta que mis pies dolieran.

Corrí por la desesperación.

Y lloraba por no poder encontrar un taxi en plena madrugada, lloraba porque quería que nada de eso fuera real y que todo era una mala jugada de su imaginación.

MIND GAMES ' CHISHIYA SHUNTARŌDonde viven las historias. Descúbrelo ahora