Capítulo Seis: Mozzafiato

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"Asombroso, majestuoso, literalmente para cortar la respiración"

Stephan entró en pánico, se quedó estático a la vez que la cabeza le daba vueltas a él, y sin una gota de alcohol, debía pensar rápido y eso era justo lo que no lograba, suponía que debía ser inteligente e improvisar sobre la marcha.

- Ah, pues te di lo primero que encontré y te dejé un rato para que te cambiaras

Había varios huecos en su explicación si Diane se ponía a pensarlo con detenimiento, sin embargo y por suerte, no lo hizo, simplemente alzó los hombros, aceptando dicha respuesta, y se dedicó a tomar la taza de café que agradeció al cielo, Stephan le había pedido.

- Nuestro vuelo sale hoy? -Soltó Diane luego de comer-

- Mañana en la tarde, antes del anochecer, tendremos el domingo para acoplarnos a la casa y el lunes -Suspiró antes de voltear a verla- Empiezan nuestras nuevas vidas

Diane no dijo más, pero temía que Stephan se sintiese fastidiado, no es como si ella fuese la única razón para estar así, pero no le agradaba ser parte del problema. Esa noche luego de cenar, decidieron darle un último vistazo a la playa, caminando descalzos por la orilla con sus zapatos en las manos. La parte más delgada del agua, dónde las olas se debilitaban, yacía iluminada en azul por noctiluque, las algas que hacen brillar el agua, era fascinante ver cómo rodeaban sus tobillos.

- ¿Te sientes listo para el lunes? -Diane quería acabar con ese típico silencio entre los dos, aunque el sonido del mar era buena compañía, lo que no le agradó fue el único tema del que se le ocurrió hablar-

Stephan suspiró.

- No lo sé -Se limitó a decir- ¿Y tú?

- Supongo que sí -Frunció el entrecejo- Aún no consigo imaginarme manejando la empresa de mi padre

- ¿Nunca te dieron algún tipo de preparación? -Dudaba que la fueran a mandar a ciegas como presidenta-

- Estudié publicidad, diseño de modas y administración de empresas, pero mi padre jamás me habló del manejo de la empresa como tal, su manera de operar, los proveedores, las minas, nada muy específico, mi madre siempre le decía que los negocios no debían ser lo más importante para mí

- ¿Que debía serlo? -Inquirió Stephan-

- Tú -Alzó la mirada hacia él a la hora de responder- Mi matrimonio debía ser mi único interés, ser educada, delicada, interesante, inteligente, básicamente un gran partido para cualquiera, irresistible, con buenos modales, culta, graciosa pero no vulgar, mucho menos grosera, rebelde ni altanera, debía ser sumisa pero astuta

- La mujer perfecta ¿Eh? -Stephan observó hacia el frente, seguido por Diane y una ligera risa-

- Si -Suspiró-

Stephan tenía un problema, uno con nombre y apellido, Jude Henchman, la había conocido durante sus años de universidad, jamás había visto rostro más perfecto antes, facciones suaves pero notorias, cabello negro como una noche sin estrellas ni luna, y cejas pobladas del mismo tono, piel blanca como la nieve y labios delgados pero rosados, se enamoró en cuanto la vió. Fueron compañeros de clase durante un año, logró acercarse lo suficiente para conquistarla pero el sueño le duró poco. De la noche a la mañana, un día antes de ser contactado por sus padres, Jude decide terminar con él, no hubo conversación, explicación ni pelea, solo un mensaje y una habitación vacía.

Aunque se dispuso a olvidarla, no era fácil, la incertidumbre del porqué su repentino abandono no lo dejaba tranquilo, era como un fantasma que lo rondaba y encogía su corazón. Por otra parte ¿Que se supone que debía hacer con Diane? Fingir frente a la gente pero ¿Entre ellos? No se amaban, apenas se conocían, sin embargo, el dilema de Stephan iba un poco más allá, pues solo veía tres escenarios, darles gusto a sus padres y resignarse a una vida junto a su esposa, aferrarse a Jude y no sobrepasar el límite con Diane haciendo que vivan juntos pero como amigos, o conocer a Diane y darse la oportunidad de enamorarse, para que su matrimonio no fuese en vano. Su orgullo no le permitía tomar ningúna decisión, jamás le daría la satisfacción a su padre de conseguir manejarle la vida, se negaba a renunciar a Jude y la última iba ligada a la primera. Estaba atado de manos.

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