Capítulo 6

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— Es un poco tarde, debo ir a casa —avisó Syn, al mismo tiempo que guardaba sus pertenencias dentro de su maleta—. Tú deberías hacerlo también, son casi las siete de la noche.

— ¿Y si avanzamos con otra tarea? —casi rogué.

— Kuea, acabamos todas las tareas pendientes. —explicó mi amigo, levantándose de su asiento.

— ¡Vamos por un café, yo invito!

Syn entrecerró los ojos al escucharme. Era una obvia señal de que me estaba juzgando.

— Se me hacía raro que quisieras avanzar con la tarea, pero no dije nada para no ofenderte —comentó con tono de reproche—. Dime. ¿Qué sucede? ¿Estás en problemas?

No quería salir de la universidad. Sabía que llegar a mi casa iba a ser incómodo; los señores Wang comenzarían a vivir con nosotros y yo tendría que actuar una relación amorosa con mi propio prometido.

Era una situación extravagante a mi parecer, pero no podía compartirla con nadie más que Jay. Al menos, él sabía que Lian y yo éramos infelices. En cambio, mis otros amigos, entre ellos Syn, no tenían ni idea de mis problemas.

Me quedé en silencio y evité su mirada ante sus preguntas, esperando a que cambie de tema.

— ¡NO PUEDE SER! —susurró horrorizado y se sentó a mi lado de nuevo—. ¡¿Él te agrede?! ¡¿Necesitas ayuda?!

— ¡No, para nada! —aclaré de inmediato.

Lian me ignoró durante casi toda nuestra relación, pero jamás me agredió física o verbalmente. De haber sido así, le habría devuelto cada golpe.

— ¿Estás seguro?

— Sí, él es muy cuidadoso y atento conmigo —exageré mi respuesta para convencerlo—. Y tú serías de los primeros en darse cuenta si eso pasara.

— Entonces... ¿Por qué no quieres ir a casa?

Suspiré. Tal vez no podía contarle toda la situación, pero sí podía comentarle parte de mis problemas.

— Mis suegros me están esperando —confesé con pesadez—. Se quedarán por un tiempo con nosotros, pero no quiero perder mi privacidad —como mis últimas palabras me sonaron demasiado egoístas, me corregí—. Nuestra privacidad.

— ¿Se lo comentaste a Lian?

— No, pero me consta que no fue él el de la idea. Mis suegros insisten.

Syn suspiró y posó su mano sobre mi espalda para reconfortarme.

— Personalmente, no creo que sea tan malo —explicó su punto de vista—. Son gente mayor. Se la pasarán dormidos casi todo el día.

— No mis suegros. Ellos nunca dejan de trabajar. —aclaré.

Y mis palabras estaban llenas de verdad. Mis suegros siempre trabajaban, incluso se centraron más en trabajar que en cuidar de Lian, quien pasó casi toda su infancia entre la fábrica de sus padres y mi casa.

En ese momento, caí en cuenta de que, probablemente, la falta de crianza responsable hizo que Lian terminara siendo un maldito descorazonado. Eso sonaba muy lógico en mi mente.

Debe ser algún trauma de afecto parental, pensé.

— Si no dejan de trabajar nunca es mejor porque casi no los verás en la casa —Syn me guiñó el ojo en son de complicidad—. Lian y tú tendrán la casa para ustedes solos la mayor parte del tiempo.

— Oh, qué bien. —sonreí por obligación, aunque me daba pena que Syn creyera que nuestra relación iba de maravilla, tanto como para pensar que Lian y yo disfrutaríamos estar solos en la casa. Yo estuve viviendo a solas con él por un buen tiempo y jamás he disfrutado mi estadía.

Thin White Lies - Lian y Kuea (Cutie Pie fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora