10: Silencio bidireccional

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A veces quedarse en silencio permite dar pausa a una situación que podría ramificarse en varias consecuencias, por lo que JiMin y YoonGi entienden que no hace falta darle cuerda suelta a la escena que habían experimentado en el baño del establecimiento, no era el momento y mucho menos el lugar adecuado.

El espacio entre los dos no era más que una burbuja que los distanció del resto del mundo, solo eran un alfa y un omega caminando uno al lado del otro como si nada hubiese pasado, esperando que alguno de los dos sacara a flote algunas palabras. Pese a parecer incómodo, no se sentía así, al menos no para JiMin, quien pensó en hacer surgir una conversación espontánea y amena para ambos mientras caminaban hacia su parada.

— ¿Cuándo decidió que quería dedicarse a la medicina? —preguntó con la vista fija en el piso, concentrándose en evitar que sus pies tocasen las rayas del pavimento.

—Cuando cursaba el tercer semestre de la carrera, creo —respondió YoonGi, enarcando sus cejas y haciendo memoria para ubicarse en aquel entonces.

— ¿Decidió ser doctor mientras cursaba la carrera? —Levantó su rostro para ver al alfa, mostrándole una genuina cara de sorpresa—. ¿Cómo es eso?

—Mi familia quería que lo fuese, creo que el sueño de mi madre era jactarse frente a sus amigas por tener un guapo alfa doctor como hijo —masculló haciendo énfasis en la palabra guapo, seguido frunció los labios y exhaló sonoramente.

JiMin no pudo evitar sonreír con gracia, honestamente él también presumiría un hijo como YoonGi: agradable, trabajando en uno de los mejores hospitales de la zona; y claro, con un delicioso aroma a limón rodeándole. 

—Fue tanta la insistencia que acepté estudiar medicina, y lo admito, al comienzo fui un desastre; me quedaba dormido entre clases, olvidaba mis horarios y llegaba tarde o simplemente me equivocaba de aula.

YoonGi tomó aire y colocó las manos sobre sus rodillas antes de sentarse en la banca de la parada de autobuses a la que finalmente habían llegado. Notó como JiMin estaba atento a sus palabras, asintiendo cada vez que él le devolvía la mirada, lo cual le llenó de confianza para seguir contando su experiencia.

—Un día, entré a una clase con un nombre bien extraño, creí que era estadística porque habían números en la pizarra pero a mitad de periodo me enteré que estaba viendo “ecuaciones diferenciales” —simuló comillas con sus dedos—, que es de hecho, de ingeniería. Me asusté tanto que memoricé mi horario, mis aulas y profesores en menos de un día.

JiMin soltó una carcajada, tapándose el rostro y echando su cabeza hacia atrás para contener la risa. YoonGi se contagió y terminaron riéndose ambos; mientras más se reía JiMin, más fuerte salía la risa en YoonGi, a tal punto que unas pequeñas lágrimas amenazaban con salir.

—Pe-perdón —JiMin inhaló fuerte en un intento por hablar con normalidad— sigue, por favor.

Tras una risueña sonrisa perlada por parte del omega, YoonGi continuó.

—Estaba a mitad del tercer semestre cuando tuve un accidente en el autobús que iba a la universidad. Una de las pasajeras se había clavado una pinza de cabello en la mano, casi parecía sacada de la época Joseon, instintivamente actué para detener el sangrado con mis pocos conocimientos.

» Realmente lo hice bastante mal, pero al menos la mujer se salvó. Ahí, me di cuenta que no estaba esforzándome lo suficiente, y aunque sentía la presión de todos a mi alrededor por convertirme en un alfa ideal, no lo hice por ellos —admitió por primera vez en voz alta—. Supe que quería ser una persona con los suficientes conocimientos para ayudar a cualquiera, y que pudiese sobrevivir.

Diagnóstico al omega » YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora