─Al idiota que pensó que las mañanas serían hermosas: vete a la mierda ─YoonGi gruñó mientras enterraba la cara en su suave almohada, escuchando las campanas de la alarma que todavía retumbaban en su cerebro incluso estando apagada.
El ruido colándose desde el centro de la ciudad, unas pocas horas de sueño y un aguado café instantáneo eran prueba fehaciente de que YoonGi se había despertado particularmente gruñón.
Ni siquiera las pocas felicitaciones por su cumpleaños entre los mensajes entrantes o un gif de pastel adornado con brillantinas de HoSeok podrían cambiar esa mueca predominante en su rostro, porque YoonGi solo quería sumirse en su cama de nuevo, apagar todas las luces y caer en un profundo sueño.
¿Ganas de trabajar? Eran muy pocas. Pero tenía la certeza de que, medio turno sería suficiente para distraerlo de lo que en un principio fue orgullo, se transformó en esperanza y finalmente era una florecida vergüenza atormentándolo.
Él había esperado quizás demasiado tiempo por una respuesta linda de parte de JiMin después de enviar aquél tonto mensaje, y ese fue su error, porque lo único que recibió fue silencio. Jamás debió dejarse llevar por los juegos de NamJoon.
¿En qué lío estaba metido ahora?
Se colocó los audífonos que rara vez utilizaba, solo para escuchar una canción tan vieja que ya guardaba polvo en su lista de reproducción. Así, YoonGi podría pasar fácilmente desapercibido entre la multitud de personas en la calle, sabiendo que el humor se disparaba a través de su aroma, un hecho que le incomoda en demasía; la técnica funcionó para llegar sin demora al Hospital Wolfie, donde se deshizo de un desarreglado atuendo de camisa a medio abotonar por su impecable uniforme gris para luego cambiar el ceño fruncido a uno más relajado, y fingido.
De su boca no salieron más que parámetros clínicos, lo que se traduce a no hablar de prácticamente nada gracias a que el área del hospital se encontraba mucho más despejada que de costumbre. Durante su jornada se mantuvo lo más alejado posible de sus pacientes, no soportaría las muecas de desagrado ─que sí notó en algunos─ mucho tiempo sin farfullar cincuenta groserías, así que pensó en usar un fuerte perfume que creyó facilitaría su trabajo.
Estaba atendiendo a su último paciente del día, un beta que se encontraba chillando gracias a un tobillo torcido. Los alaridos y el dolor, una perfecta distracción para ignorar el olor que todavía desprendía su doctor, e ideal para que YoonGi pudiese tratarlo sin compasión.
─La próxima vez, tenga más cuidado al patinar ─dijo con una sonrisa socarrona mientras se quitaba los guantes y se erguía de pie. El paciente solo volteó a entornarle los ojos, y musitarle un agradecimiento por evitar que le amputaran la pierna.
Sus pies se arrastraron fuera de emergencias para dirigirse hacia el vestidor, caminaba despacio no solo debido al cansancio sino por tener la vista pegada al celular, actualizando a cada segundo la bandeja de mensaje, con la esperanza de una respuesta puesta en la mente.
Gracias a eso tropezó con Brenda, cuyos ojos lo escrutaron llenos de brillo. La omega se había entrometido delante de él, cuadrando su carrito para impedirle el paso y soltando una pequeña risa por lo bajo. YoonGi refunfuñó sonoramente, no estaba de ánimos para hablar con nadie, ni siquiera con la dulce omega; sería sincero con la fémina, pero antes de abrir su boca la contraria lo interrumpió velozmente.
─Ese omega está aquí ─le avisó con una sonrisa de oreja a oreja, pícara y cómplice.
¿Eh?
YoonGi estaba confundido, y su cara ladeada lo delató.
─Ese rubio, el que trae loquito ─los colores se le subieron a su pálido rostro. ¿De dónde había sacado eso Brenda?
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Diagnóstico al omega » YoonMin
FanfictionDesde huesos rotos hasta doctores con métodos innovadores, en el Hospital Wolfie todos los días se viven casos de casos. El residente Min YoonGi no creyó que habrían mayores retos que el de salvar una vida, hasta que Park JiMin entró en la suya, arm...