Tras haber derramado chorros de sudor y de gastarse el aliento por su increíble esmero, finalmente JungKook había completado la ardua tarea de recoger y limpiar todos los trastes sucios. Cada plato, taza y cubierto que fueron usados innecesariamente se encontraban en su debido lugar; el espacio a su alrededor relucía de lo lindo, a excepción del oscuro rincón con bolsas de basura arrimadas, las cuales debía sacar de una vez, aprovechando esa repentina energía que se apareció sin más para ayudarlo con la limpieza.
Y es que JungKook podía divertirse preparando cualquier platillo, pero ¡¿limpiar el desastre?!
Eso era exigirle demasiado a un pobre perezoso.
Por eso casi siempre era JiMin quien se ofrecía para hacerlo. Pero ya no más, JungKook se prometió a sí mismo ayudar más en casa ahora que su novio había empezado a trabajar.
Tomó una bolsa grande para luego meter en esta todas las bolsitas y papeles que aparecieron por el camino y que debían reciclarse; le hizo un nudo a esta antes de levantarla, confiado que por tener un contenido tan ligero sería fácil alzarla.
Sin embargo, el esfuerzo que necesitó para ello fue más del normal.
Frunció el ceño sorprendido y se agrachó, inhalando profundo antes de agarrarla nuevamente, esta vez con más ánimo.
—Ya va, ya va... —exclamó para sí mismo al momento de enderezarse, pues la vista se le nubló lentamente, tal y como un cielo pronosticando una gran lluvia.
Se quedó quieto, de pie, sin saber qué hacer y sintiéndose repentinamente mareado. Parpadeó varias veces pero eso solo hizo que la visión se le tornase más oscura.
Demasiado trajín, pensó.
Pero en cuanto comenzó a sentir que su nariz expiraba aire caliente, y que su respiración comenzó a volverse irregular... Empezó a doler le el pecho por el susto.
Dando pasos cortos hasta que su vista medianamente se aclarara se recostó contra la pared de la entrada, sintiendo el frío del piso colarse bajo sus posaderas.
Cerró los ojos, que comenzaban a picar por las ganas de querer llorar sin más. No quería sentirse de esa manera, no otra vez.
¿Por qué se volvía débil de repente? ¿Por qué le costaba tanto controlarse a sí mismo, siendo único en su especie?
Comenzó a cuestionarse si la capacidad de regularse por su cuenta, propio de su naturaleza, era realmente una ventaja. Se encontraba hiperventilando, mientras buscaba con calma entre sí mismo esa sensación de bienestar que lo ayudaba a mantenerse normal, porque sabía que en cualquier momento su pareja llegaría, y JungKook no se perdonaría que JiMin lo viese en ese estado, no después de insistirle tanto para retomar las actividades del hogar, y mucho menos quería complicarle sin motivo la vida.
Pero esta vez le estaba costando mucho mantenerse tranquilo, su lobo estaba aún más inquieto, con una extraña sudoración apoderándose de él, acompañada por la llegada de un almizcle que se acercaba e invadían sus fosas nasales, confundiéndolo en ese mar de emociones.
Lo que más le extrañó, fue que bajo ese olor dominante —que no lograba descifrar por su estado— estaba la esencia del omega a quien le pertenece su corazón.
¿Ese es el olor de JiMin? Se preguntó, y la preocupación le causa una punzada en la sien.
Aún así, en medio de su molestar, intentó reflexionar brevemente: no puede ser posible que sea JiMin quien está cerca, pues hay otro aroma que revolotea a su alrededor; JungKook lo siente, como si estuviese ahí en frente, como si puediese ver las estelas de los olores unirse en un baile.
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Diagnóstico al omega » YoonMin
FanficDesde huesos rotos hasta doctores con métodos innovadores, en el Hospital Wolfie todos los días se viven casos de casos. El residente Min YoonGi no creyó que habrían mayores retos que el de salvar una vida, hasta que Park JiMin entró en la suya, arm...