Capítulo 5 - Silva

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*Jeannette*

En cuanto desperté decidí ir al bosque en busca de algo que me indicara el origen de la voz que hablaba con mi madre. Sin embargo, los resultados fueron los mismos, exceptuando la parte en que sentía a alguien siguiéndome. Pasándolo por alto me dirigí al pueblo –más específicamente a la comisaría– en mi intento de convencer al capitán o al detective de que me ayuden, mi objetivo principal es encontrar a mi padre y obtener respuestas pero para esto primero debo capacitarme, ya que, según lo que he escuchado corro peligro y debo estar lista para defenderme.

Camino por las largas y pobladas calles de Salcaia, estos últimos días han sido inusualmente tranquilos, lo cual hace que me ponga alerta ante todo y la sensación de que hay alguien siguiéndome lo empeora todo.

Buscando despejar mis dudas doy vuelta en la esquina de un callejón, espero durante un momento y no mucho tiempo después, una figura vestida de negro entra, quedando frente a mí. Sorprendido intenta pasar como un transeúnte más a mi lado pero... ¡Por favor! es un callejón cerrado y no hay ni una tienda allí, es obvio que me estaba siguiendo.

Al darse cuenta de su error da la vuelta para salir de ahí pero extiendo mi mano, tomándolo del brazo, deteniéndolo.

– ¿Quién eres? –Pregunto manteniendo el agarre.

–Suéltame –Su voz es grave y fuerte, sin embargo no deja de ser joven, sus ojos plateados hacen contraste con su negro cabello mientras la luz del sol lo iluminan desde atrás, proyectando su sombra sobre mí.

– ¿Por qué estabas siguiéndome?

– ¿Quién dice que lo estaba haciendo? –Su voz es desafiante– podría simplemente estar de paso y buscando algo de sombra para descansar.

–Esa no es la respuesta que buscaba –Apreté más mi agarre en su brazo.

<<Está mintiendo>> Pensé.

–Escúchame, Jeannette –Su voz era fría y calculadora, el hecho de que mencionara mi nombre me helaba la sangre–: Es mejor que me sueltes y te alejes fingiendo no conocerme.

–No puedo hacer eso, no después de que admitas conocerme.

–Es la única manera en que no levantemos sospechas –Se soltó de mi agarre en un movimiento y antes de irse se dio la vuelta para decirme–: Ve al bosque dentro de una hora... e irás sola, te estaré esperando.

– ¿Qué te hace pensar que iré sola al bosque a encontrarme con un desconocido?

–Que es la única manera en que obtendrás las respuestas que quieres, prometo no hacerte daño... Por ahora –Luego de eso, salió del callejón, dejando en mi mente muchas más dudas que respuestas.

***

Luego de casi una hora en la que me estuve debatiendo entre ir y no ir, me encontraba caminando por los senderos del bosque, adentrándome cada vez más en este. Belisha me seguía en silencio desde las ramas de los árboles, no le había dicho a nadie de esto, ni siquiera a Emma así que traje a Belisha conmigo en caso de que algo saliera mal.

Casi llegaba al claro, lugar en el que supuse sería nuestra reunión ya que no me dijo un lugar en específico del bosque para nuestro encuentro y este parecía ser una buena opción. De repente sentí como tapaban mi boca y me agarraban de la cintura, intenté patearlo o brindarle algún golpe, sin embargo, no importaba que hiciera, parecía no querer soltarme. Intenté calmarme de a poco, su agarre se suavizó para finalmente soltarlo, me di la vuelta para verlo, una mirada incrédula era dirigida a mí.

–Eres realmente ingenua como para venir aquí sola –Mencionó.

–Prometiste no hacerme daño.

– ¿Y eso es suficiente para ti? –Preguntó con ironía.

Siguiendo Tu RastroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora