Capítulo 9 - Larva

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Capítulo 9 – Larva

*Jeannette*

"Todo asesino tiene sus fallas" Eso es algo que me enseñó mi padre... O bueno, se lo enseñó a la otra parte de mí –pero por alguna razón esa frase viene a mi mente justo ahora–.

Me dirijo al sótano, el olor a sangre aún es un poco perceptible y la pesadez del ambiente lo hace aún más tétrico. Desciendo por las escaleras y en cuanto llego al centro de la habitación enciendo la fría luz que cubre el lugar. No sabía lo que buscaba, sin embargo algo me decía que debía buscar, encontrar alguna cosa que me guiara a la persona que hizo todo esto.

El sillón seguía en el mismo lugar y ahora me daba cuenta de porqué el olor a sangre no había desaparecido por completo: algunas manchas secas seguían en la tela, casi imperceptibles pero aun así el olor que desprendían las hacía notorias. Me acerqué de nuevo al sillón, los recuerdos de todos los sucesos anteriores atiborraron mi mente en lo que tomaba una profunda respiración antes de continuar. En la parte trasera de este vi como un mechón de pelo negro se escondía, lo tomé con cuidado para no perderlo, el aroma que desprendía era algo familiar y el broche en el que estaba enredado confirmaba mis sospechas.

Un familiar broche de mariposa, decorado con bordes dorados y delicadas piedras rosadas estaba enredado en los ligeros cabellos negros que sostenía. Este broche fue un regalo de mi madre para Emma, nos había dado uno a cada una, el mío era morado y como el cumpleaños de Emma estaba próximo en esas fechas también compró uno para ella, sosteniendo el broche en mis manos lo aprieto en un puño, consiguiendo que los bordes se claven en mi piel casi hasta romperla, dejando algunas marcas en esta.

Envuelvo el broche en el mismo trozo de tela que había encontrado antes, me puse de pie para salir del lugar, no sin antes apagar la luz y subir las escaleras corriendo con Belisha a mi lado. Entré en la cocina para encontrar a Huo hurgando en los vegetales, con un suspiro lo tomé un poco divertida mientras este se negaba a soltar la hoja de lechuga, lo llevé hasta mi habitación para meterlo en la canasta donde se quedó dormido luego de acariciar su pelaje un rato, cada día tomaba más brillo en este. Belisha por otro lado, siguió saltando un buen rato antes de acostarse en la pequeña camita que tenía en mi escritorio, me senté en la cama lista para dormir, muchas cosas habían sucedido durante el día y ahora sabía que la persona de la que hablaban en la carta era Emma, sin embargo, aún había algo que no entendía:

¿Quién era Emma en realidad?

Sin duda alguna era la informante de Los Gangs pero... Ahora que lo pienso, ni siquiera puedo recordar cómo conocí a Emma, ella simplemente se convirtió en parte de mi vida, no sé cómo ni donde, el hecho es que ahora debo cuidarme de quien alguna vez consideré mi hermana.

***

A la mañana siguiente el sonido de golpes en la puerta me hizo despertar, me organicé un poco antes de bajar a por el pequeño agujero de esta, Emma estaba del otro lado, no pude evitar apretar mi puño antes de dar un suspiro y calmarme, ella no sabe que la descubrí, cree que aun confío en ella, esa será mi ventaja... O al menos eso espero.

Abrí la puerta con calma, los brazos de Emma me rodearon de inmediato dejándome quieta en mi lugar.

–Jean lo siento mucho –Fue lo primero que dijo mientras empezaba a sobar mi cabeza–, sé lo mucho que querías a tu madre, me enteré de lo que pasó, era muy tarde en la noche, no quería venir a molestar, perdón por no estar contigo...

–Está bien, necesitaba estar sola –Respondí mientras correspondía a su abrazo.

Ella no dijo nada más, solo me abrazó un rato antes de entrar a la casa, cerré la puerta y me dediqué a seguirla hasta la cocina.

Siguiendo Tu RastroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora