El sabor a pecado

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Sus labios se movían feroz contra los míos.

Yo simplemente me paaalice y en consciencia quise alejarlo de mi.

Pero el seguía insistiendo.

Perdón por lo que hice después, no pude con la tentación que eran sus labios y le devolví el beso.

El sabía a furia y rabia contenido, a liberación, el néctar de sus labios me embriago e hizo nublar el juicio.

El sonido erótico de nuestras bocas húmedas chocando era todo lo que se apreciaba en el solitario pasillo, sensaciones recorrían mi cuerpo en estremecimiento, mojando mis bragas al instante.

Mordia y chupaba mis labios como un salvaje, como si me quisiese comer entera.

Por falta de oxígeno nos separamos, jadeando casi al unísono, junto su frente con la mía, abrí los ojos para encontrar una imagen que por desgracia me agrado.

Sus ojos estaban cerrados, sus cabellos negros desordenados sobre su frente, contrastando con lo pálido de su piel, sus cejas pobladas, sus largas pestañas y una linda sonrisa adornaba su rostro. La primera sonrisa sincera que le veía y era hermosa.

Tu imagen vino a mi mente sacándome de la burbuja en la que me encontraba.

Me sentí culpable por devolver el beso, peor aún que me gustó y no lo niego, tal vez me gunto más de lo que algún día logre admitir.

La culpa me dominó en ese momento y lo empujé con todas mis fuerzas sacándome milagrosamente de su agarré.

Corrí, huyendo cuán cobarde que era.

A lo lejos lo escuchaba a él, llamando mi nombre a gritos.






Secreto [La Obsesión]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora