Ofrenda a los Dioses

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No habían pasado ni 30 minutos cuando el campamento entero ya estaba enterado de mi pequeña pelea con Clarisse. Donde quiera que iba, los campistas me señalaban y murmuraban algo relacionado a la pelea.

Annabeth continuo el recorrido por varios sitios mas, mientras evitaba tocar el tema de la pelea algo que agradecí ya que no sabia como iba a explicarle el de como mi cuerpo reacciona por su propia cuenta.

El ultimo lugar del recorrido fue el lago de las canoas, donde un sendero conducía de vuelta a las cabañas.

—Tengo que entrenar —dijo Annabeth sin mas —. La cena es la siete y media. Solo tienes que seguir desde tu cabaña hasta el comedor.

—Muchas gracias, supongo — dije mirándola

—Tienes que hablar con el Oráculo —dijo seriamente ella

—¿Con quien?

—No con quién, sino con que. El Oráculo. Se lo pediré a Quirón .

—"¿Porque nunca me puede responder directamente?" —pensé mientras veía el fondo del lago.

No esperaba ver a nadie, por eso fue mi sorpresa al ver dos adolescentes sentadas con las piernas cruzadas en la base del embarcadero, a unos seis metros de profundidad. Ellas al verme me saludaron muy alegremente.

Algo asombrado, les devolví el saludo.

—No las animes — me aviso Annabeth —. Las náyades son terribles como novias.

—¿Náyades? — repetí, y sentí que me volvía a perder con el nuevo mundo que había descubierto. Tenia ganas de dejar todo esto, pero el encontrar a mi madre era una prioridad.

—¿Así que este es mi nuevo hogar? —pregunte un poco cansado

—Este es el único lugar seguro en la tierra para chicos como nosotros — dijo ella

—¿Te refieres a chicos con problemas mentales, impulsivos y adictos a la batallas? 

—Me refiero a no humanos. O por lo menos no del todo humanos. Medio humanos.

—¿Y medio dioses no?

Ella me miro un poco sorprendida y luego asintió.

A ver no es como que yo fuera un genio, pero ¿era algo obvio no? Aparte de encontrarme con 2 dioses, las cabañas eran algunas pistas que recién había relacionado.

—Semidioses —corrigió Annabeth —. Ese es el termino oficial. O mestizos, en lenguaje coloquial.

—Mestizo me gusta — dije — Entonces ¿Quién es tu padre?

Ella apretó sus puños. Ahí me di cuenta de que era un tema delicado para ella.

—Mi padre es profesor en West Point —me dijo —. No lo veo desde pequeña. Da clases de Historia de Norteamérica. 

—"Pensé que su padre seria Apolo o Zeus" — pensé para luego mover la cabeza — ¿Quién es tu madre, si no es mucha molestia saber? — pregunte

—Cabaña seis —dijo ella orgullosamente

—¿Cuál era la cabaña seis?

Annabeth se irguió

—Atenea, diosa de la sabiduría  y la batalla 

—¿Así que eres un cerebrito, no listilla? — pregunte burlonamente

—Vuelve a llamarme así y te hare tragarte tus palabras — me miro furioso con esos grises 

Intentando cambiar de tema, porque esos ojos realmente me aterran, pensé en que beneficios podría tener al ser un hijo de un Dios.

Percy Jackson En Busca de CambiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora