En lo que llega la limosina

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– Precisamente me preguntaba a dónde te habías escapado esta vez – jugueteé un poco con mi voz para después darle a entender que quería a mi gato, ella me lo dio. Fue allí que percibí una vibra extraña en mi prima – ¿Y a ti qué te sucede?

La pequeña Malfoy salió de sus pensamiento para regresar a este plano – ¿Eh? ¿Yo? – Cuestiono con gran duda, a lo que yo asentí con mi cabeza – Verás...con todo lo de Sirius Black el año pasado, Draco estuvo sobre mí y no tuve casi nada de libertad. Me vi en la necesidad de escabullirme múltiples veces. Solo deseo que no sea tan sobreprotector, como tú.

– ¿Como yo? – La confusión había entrado en mí ser, no tenía ni la más mínima idea de a que se podría estar refiriendo.

– ¡Sí! Exclamó de sorpresa con mucha emoción – Recuerda que Draco prácticamente me tenía cautiva en mi cuarto – Tú por otro lado me invitaste a nadar al Lago Negro con la señorita Arantza Ballard y Maite Snape, ella inclusive invitó al chico Wood para hacerle compañía, a mi se me hace que hay algo entre ellos dos – Soltó una risita.

– ¿Con Oliver? – Casi me dio un infarto al escuchar esas palabras. Lo mencionaba como un recuerdo lindo, solo no me daba sentido como un Gryffindor se puso a convivir con serpientes. Ahora yo era quien estaba en otro mundo.

– No, hablo de su hermano menor, Cristian – Me percaté que a falta de información de mi pasado había cometido un error – Es parte de tu grupo de amigos, ¿si recuerdas que viajaron a Suiza?

– Claro que lo recuerdo, solo que el Bourbon que tomé en el estudio de tu padre me revolvió la memoria – Mentí con tal de cambiar la conversación.

– ¿Bebiste? ¿Tan temprano? Espera... ¿de verdad entraron al estudio de papá? No puedo creerlo, cuéntame todo lo que tiene allí adentro – Mi objetivo fue logrado.

Mi querida prima era bastante parecida a Draco en todos los sentidos, su pelo, su tez, su rostro, inclusive su forma de sentarse, lo único diferente eran sus ojos, parecidos a los del Tío Lucius, atravesaban tu alma a pesar de que estuviera sonriendo, lo que quiero decir es que deseo no verle enojada jamás.

En nuestra charla le di los detalles que tanto anhelaba del estudio anteriormente mencionado, no entendía la emoción de ella por la habitación pero se veía feliz así que continué hasta que fuimos interrumpidos por una campana – Es hora de irnos – Afirmó la pequeña de los Malfoy

– Espera... – Le detuve poniéndome enfrente cuando se disponía a ir a la salida – Yo me encargaré de darte una mano en caso de que Draco se ponga sobreprotector – Claro está que un gritito de felicidad salió de su boca, por un instante pensó en abrazarme, cosa que al segundo se arrepintió. No quería verme como un insensible después de un momento tan bonito así que la tomé por la nuca y la jale hacía mi pecho, su sorpresa fue tan grande que no reaccionó – ¿No piensas abrazarme? Te lo pierdes – Iba a separarme pero después de eso comprendió mi disponibilidad a dicha muestra de afecto. Estuvimos allí unos momentos pero la campana volvió a sonar así que tuvimos que apurarnos.

Cuando llegamos vimos que Draco ya se estaba despidiendo. La pequeña Malfoy corrió a los brazos de su padre, mientras que yo me quedé atrás viendo la tierna despedida.

– Pólux, ven acá – Me hablaba Narcissa que esperaba un abrazo de mi parte, me aproximé un tanto sonrojado – Ay querido, has cambiado tanto en este año, ya eres todo un jovencito.

– Lo es. Que no se te vaya olvidar la tarea que te encomendé, envíame cartas para saber de tu progreso – Intervino Lucius la conversación para recordarme que ya estoy en edad para ir formando una futura familia, al menos lo sentí muy insistente.

Únicamente miré hacía su dirección mientras abrazaba a mi tía y asentí, por otro lado tenía que responder a comentarios previos – Solamente crecí en estatura, sigo siendo el mismo de siempre.

Alejó un poco su cuerpo de mí, vio unos segundos mis ojos y después besó mi frente, tuve que agacharme un poco para que pudiera lograrlo – No sé qué asuntos tengas con mi esposo pero yo también quiero mi carta – Mucho sentimentalismo en mi opinión, aunque tuve un bello inicio con ella.

– Está bien, me daré el tiempo de escribirte – Fui a con Lucius que tomo mi hombro y apretó un par de veces como si me estuviera dando una especie de masaje, no esperaba menos de él – Te pido por favor que elimines todo tipo de duda que tengas, tomaré en serio tu tarea.

Me regaló una media sonrisa y después se acercó, al principio pensé que me iba abrazar pero solo murmuró 6 palabras que me dejaron con más dudas que preguntas, pero antes de poder hacerlo Narcissa anunció la llegada del chófer – Es hora de que se vayan – Dio media vuelta y se alejó de nosotros.

– Sabes que nunca ha sido bueno despidiéndose – Recordó Draco un tanto desanimado al ver a su padre irse.

– ¿Acaso querías otro beso? – Mencioné en burla por lo sucedido en su estudio, me gané un pequeño golpe en el hombro por ello pero nos reímos por ello de camino a la limosina.

Escamas de SerpienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora