¡Flipendo!

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Estuvimos parados allí aproximadamente como 5 minutos, hasta que se me ocurrió sentarme hasta el final de la mesa de Slytherin, al fin de cuentas era lo más lógico que podíamos hacer, en vez de estar allí parados como tarados.

Ya sentados noté como mi primo intentaba buscar alguien – ¿A quién estás intentando encontrar? – Volteé hacía atrás.

– ¡NO! – Llamó la atención de otros Slytherin.

– Nadie les está hablando – Saqué mi varita y la puse donde pusieran verla.

– Estoy intentando localizar a Sara.

– ¿Grindelwald?

– Si, ella misma.

– Claro, tú novia.

– Eso quisiera... – Se vio decepcionado al respecto.

– No puede ser, Draco. Entiendo que me hayas mentido a mí pero, ¿le mentiste a tu padre?

En ese preciso momento las puertas se abrieron para dar entrada a los de Nuevo Ingreso, ¨Te salvó la campana¨ pensé. Le di unos empujoncitos a la niña y para que se incorporará a la fila.

– Gracias por todo – Dijo antes de irse.

– Listo, vamos con nuestros amigos – Tomé mi varita y avancé hacía el grupo. Cuando me senté todos me miraron sorprendidos.

– ¿Dónde estabas, Lestrange? – Preguntó una voz desconocida al frente. Al verla tenía el pelo rosado y una diadema roja en la cabeza. Es un gusto presentar a Lucille Andromeda Lupin.

– Hola, Rosa

– Ya te dije que no me llames así – Su pelo se puso morado.

No le di importancia, y dirigí la mirada hacía la Selección de Casas – Fuimos buenas personas por primera vez y ayudamos a una pequeña – El comentario me cayó como piedra. Apreté mis puños y dejé escapar un suspiro.

– No le tomes importancia, su afán no era de ofender – Alguien en mi cabeza me estaba hablando. Era Legeremancia, si había alguien que tenía los contactos para lograrlo se trataba de Dione Grindelwald, su piel blanca como la porcelana, tenía heterocromía, varios pelos de color blanco y con las mejillas enrojecidas. A pesar de que estaba siendo gentil conmigo, se le escuchaba desalmada, rasposa y ruda.

Lentamente comencé a destensar mis manos y continúe viendo a los niños. A veces aplaudía poco interesado en caso de que alguien fuese seleccionado en Slytherin.

– Cornelia Russell, de un paso al frente – Anunció la profesora McGonagall. La niña que dio tímidamente un paso al frente era la misma a la que había ayudado. No tenía ni idea de que ese fuera su nombre, en realidad nunca se me pasó por la mente preguntarlo. El Sombrero Seleccionador pareció meditar su respuesta durante más de un minuto, una diferencia a con los otros niños, pues apenas se lo ponían obtenían una respuesta de parte de este. Fue allí donde comencé a entrar en duda si los acontecimientos recientes llevarían a la niña a ser una...

– ¡Slytherin! – Exclamó el Sombrero.

– ¡Carajo! – Grité en mi mente una y otra vez.

– Isidor, ella es...

– Ya lo sé, Malfoy – Me levanté de mi asiento y fui a pasos agigantados con ella.

La tomé del brazo para acercarla a mí – ¿Por qué escogiste estar en Slytherin? – Cuestioné alterado

– Yo... No lo sé – Tartamudeo con miedo.

Sentí como alguien tomó mi hombro, al voltear tenía a lo que yo considero el prefecto de mi casa – Regresa a tu lugar Isidor – Ordenó bastante serio.

No quería que en el primer día de clases hacer perder a Slytherin puntos o simplemente que me castigarán así que obedecí. ¨Solo espero que no tenga una familia como Sirius Black y que la deshereden por terminar en Slytherin¨, quejaba en mis adentros, puesto que, implicaba todavía más complicaciones y la verdad me sentìa responsable. Al regresar a mi lugar percibí como todo mi grupo me miraba pero no preguntaba nada.

– Tienes que respirar – Escuché otra vez en mi mente por parte de Grindelwald.

– Lo estoy haciendo – Respondí en voz alta a lo cual todos muy extrañados pararon su conversación.

Krista me sorprendió con un abrazo, Dione ofreciendo su mano, Blaise acercándome una copa con un lìquido que cuando probé no era agua, Maite poniendo su mano en mi hombro y Draco colocando su pie cerca de los míos por debajo de la mesa – Saben... hoy entramos al estudio de mi tío Lucius y tenìa un retrato pintado a mano de Salazzar Slytherin – Todos notaron la accesibilidad despuès del gesto en conjunto asì que comenzaron a bromear y preguntar al respecto, inclusive Draco comenzó a describir la habitaciòn con ciertos detalles exagerados.

Con eso nos distrajimos lo suficiente como para no prestar atención al resto de proceso de Selección, nuestra conversaciòn se vio interrumpida cuando comenzó el discurso de inicio de año de Dumbledore.

Una vez acabada la cena todos salimos hacía nuestras habitaciones, yo también pensaba hacerlo pero noté como la niña Cornelia era jalada del cabello por un chico de Gryffindor que iba acompañado por otros cuatro – Draco, Nott, Grindelwald, Snape y mellizos Zabini... Conmigo – Comencé a caminar con ya mi varita en mano detrás de grupo

– ¿Eh? Quiero descansar, Lestrange – Se quejó Blaise.

– ¡AHORA! – Contesté sin detenerme.

– Ya lo escuchaste. Andando – Escuché a Draco decir antes de partir y posicionarse a mi lado.

– Como usted mande, patrón – Mencionó Nott colocándose junto conmigo. Está sensación de ser el líder de la pandilla me resultaba conocido, como si ya lo hubiera hecho antes. Me llenaba de alegría la lealtad de los chicos actualmente a mí lado. 

En algún momento sentí los pasos apresurados de una señorita bajita – Solo lo hago porque vas tú – Se trataba de Krista.

Me pareció ver que Nott se enamoró todavía más de su novia – Gracias, querida – Le dio un pequeño beso en la frente.

– Alguien te tiene que proteger, Lestrange – Mencionó Grindelwald que estaba ahora junto a Draco.

Justo a mis espaladas se escuchó como alguien se tronaba los hueso – Yo solo quiero pelear – Se trataba de Maite, se le veía decidida, como si estuviéramos yendo a una cacería.

Detrás de ella, venía Zabini caminando a duras penas, hasta pareciera que se había lastimado los pies – Tengo mucho sueño, Lestrange. Así que acabemos esto rápido.

Allá íbamos... Si tan solo hubiéramos sabido que ese era el inicio de muchas anécdotas.


Sus pasos se habían detenido y ahora escuchaba gritos – ¡¿CÓMO TE ATREVES A PERTENECER A ESA SUCIA CASA DE SERPIENTES RASTRERAS?! ¡Le diré sobre esto a papá y mamá para que te deshereden!

¨Maldición... la historia de Sirius se repite pero en está ocasión es al revés¨. Entré en escena girando hacía el pasillo. Mi sorpresa fue enorme al encontrarme con una escena horrible. La niña estaba en el suelo y el resto de chicos se encontraban pateándola.

Juró por Merlín que pensé seriamente en asesinarlo y honrar mi apellido a mi corta edad pero tenía muchas cosas que hacer así que opté por el siguiente encantamiento – ¡Flipendo!

Escamas de SerpienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora