Reunión en el Andén 9¾

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Allí estábamos... en el andén 9 3⁄4, había movimiento por todos lados. Algunos estaban con sus familias, otros solos y muy pocos sin saber qué hacer con su existencia – Detesto todo este ruido.

– Ya te habías tardado ¿acaso ya estás buscando la novia que te pidió mi padre? – Abrazó por mi cuello para apuntar a una señorita – Camille Wood te está haciendo ojitos desde que notó tu existencia, inclusive por allí está Madeline, es parte del linaje Hildong, un apellido que se encuentra dentro de los Sagrados 32, es bastante linda, además de que con ese pelo rizado negro que se carga en la cabeza sería bastante fácil de identificar.

– Tío Lucius se puede esperar dos semanas. Voy a conseguir pareja en su debido momento – Piqué sus costillas para soltarme de su agarre y cuando estaba yendo hacia atrás, choqué con una persona bastante alta, cuando Draco se recuperó le cambió la cara al notar con quien había sido.

– Debería de tener más cuidado al caminar, más si lo hace de espaldas, Señor Lestrange – Identifique su voz al instante, era fría, seca, cruel, atravesaba como agujas, hablaba con desprecio a todo ser vivo que se moviera. Se trataba de Severus Snape.

– Una sincera disculpa, Profesor Snape. Tendré más cuidado par...– Ni siquiera dejó que terminará, él ya se estaba largando, dejándome allí con la piel de gallina.

– Mi padre te aprecia mucho aunque no lo parezca... – Habló alguien a mis espaldas, cuando volteé había dos chicas pelinegras, una de ojos negros y la menor portando unos ojos verdes fuertes, curiosamente esta misma tenía unos mechones del mismo tono que sus ojos, como si los hubiera decolorado, tuve que dejar de fijarme en ella porque se escondió detrás de lo que parecía ser su hermana.

Se trataba de Maite, la hija mayor de Severus – Snape, luces terrible, seguro te desvelaste leyendo – Bromeé acercándome a ella para comenzar a peinarle un poco.

– JA JA – Rió de forma sarcástica – El camino a Hogwarts es largo, podré descansar y tú me servirás como apoyo – Anunció bastante segura y sonriente, después de este reencuentro pasivo-agresivo, me abrazó, yo solo puse mi mano derecha en la parte de su espalda.

La pequeña Malfoy saludó a la hermana menor de Snape, mientras que Draco hacía lo mismo con nuestra amistad – Creo que no habrá un día en el cual ustedes se saluden de forma amable.

– No, de hecho no – Respondimos los dos al mismo tiempo al comentario de Draco.

Alguien llegó a espaldas del rubio – Así que el grupo ya se está reuniendo, ¡excelente! – Este venía acompañado.

– Disculpen al niñato de mi hermano, como sabrán no sabe comportarse – Así hacían su entrada los mellizos Blaise y Krista Zabini.

– ¡Ey! SOLO SOY MENOR QUE TÚ POR 3 MINUTOS – Mucha gente nos volteó a ver.

– Silencio, Blaise, estamos en un lugar público – Giró los ojos por su actitud y gritos – Como sea... – Empezó avanzar hacia mí, una vez que estaba en frente, me dio su mano, yo la tomé y besé sus nudillos.

– Buenos días, Señorita Zabini. ¿Cómo amaneció?

– Buenos días, joven Lestrange, amanecí excelente, por tu actitud y el hecho de que no portas ninguna ojera me da a entender que también te has dado tiempo de reposar.

– Tiene toda la razón, así lo he hecho.

– ¿Leíste el último libro que te envíe?

– ¿Hablas de ¨La piedra Lunar¨? Porque en ese caso no lo hecho, a diferencia de alguien – Mis ojos fueron a dar con la Snape mayor – Yo si tengo una vida.

Snape ofendida levantó el dedo medio – Púdrete, Lestrange.

– De todas formas pensaba darle una leída durante el viaje.

– Ya veo, en ese caso me daré a la tarea de darte la sinopsis de tan gloriosa obra de arte. Acompáñame – Enganchó su brazo con el mío y caminamos juntos por la estación, hasta parecíamos pareja.

– Mucho cuidado con mi hermana, Lestrange – Advirtió un celoso Blaise.

La diva Zabini se me adelantó – ¿Podrías dejar de ser celoso por 5 minutos? – Apresuró el paso para salir de la vista de los chicos y subir al tren – Ya había tenido está conversación con él pero simplemente no entiende.

– Lo entiendo, yo sería igual que él, si alguien intentará acercarse a mi prima – Me detuve al notar un espacio para sentarnos – Adelante, señorita – Le ayude a sentarse y yo me posicioné enfrente de ella.

– Solo lo hace para quedar bien con Theodore, tal vez no lo viste pero se estaba despidiendo de sus padres. Hablando del Rey de Roma... aquí viene – Miró por encima de mi cabeza y sonrió emocionada, alzando la mano para ser fácil de identificar.

– Hola, querida – Sostuvo su mandíbula con dos dedos para acercarse a ella y proporcionarle un dulce beso – Cereza, me encanta – Mencionó sonriente para después sentarse al lado de ella.

– Hola, guapo – Tengo que admitirlo, se le veía feliz, no entiendo porque Blaise está tan a la defensiva. Yo no veo algún tipo de miseria en alguna de las partes.

– Lestrange – Movía su mano enfrente de mí para sacarme de mis pensamiento.

– Una disculpa. Hola, Nott. – Acerqué mi puño para saludarle y el correspondió.

– Me encantó ¨El Callejòn de las Almas Perdidas¨. Sin duda eres muy buena recomendando libros – ¡Quién lo diría! Nott es un lector, me impresiona saberlo.

– Te digo que debería ser crítica de libros, de hecho le iba a dar la sinopsis a Lestrange de ¨La piedra Lunar¨ – Ambos se enfocaron en mí, vi a un Nott más sorprendido que nada.

– ¿¡Cómo que no lo has leído!? Es la majestuosidad hecha libro – Aparentemente le había gustado mucho, podía ver estrellas en sus ojos.

– Está bien, comenzaré a leerlo – Saqué mi varita y la apunté hacía el bolsillo interior de mí saco – Accio – El libro salió hacía el aire y yo lo atrapé. Cuando regresé la mirada hacía la pareja lo vi impactados.

– ¿Cuándo aprendiste dicho conjuro? – Dijo Nott.

– Se supone que lo enseñarían este año – Continúo Zabini.

¡Tenía que inventar algo rápido! – La tía Cissa, fue tan amable de enseñarme algunos Conjuros, no le vayan a decir a Draco. Apuesto 5 galeones a que se pondría celoso.

Nos echamos reír por mi comentario, en el fondo sabían que tenía razón. Pasaron unos cuantos minutos para que el grupo llegará, solo que está vez se habían unido Crabbe, Goyle y un chico que no alcanzaba a reconocer pero hablaba mucho de Quidditch con la mayor de las Snape. No le di mucha importancia, y regresé a mi lectura.

Eventualmente el tren emprendió marcha, cosa que me emocionó mucho debido a que dentro de poco llegaría a Hogwarts, a mí parecer la octava maravilla del mundo.

Escamas de SerpienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora