8. Lo que sucede por la noche

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Teniendo a Jimin en la cama, Namjoon solo puede verlo. Aprovechando que ocupa dicho espacio por primera vez. A pesar de la actitud íntima, nunca han estado juntos. Besarse es lo máximo que ha llegado. Jin no deja de reírse al respecto, considerando que Namjoon está más cachondo que un centauro por Jimin, pero a pesar de tener la oportunidad al alcance de la mano, no se atreve a tomarla.

Mejor dicho, no se atreve a tocar a Jimin. Por su mente solo hay mil imágenes pasando, una tras otra. Donde El estudiante tan encantador y que vive en su propia luna, figura como la entidad más divina que pueda surgir en el mundo. Que es afortunado de poner estar en su presencia y de llegar a algo por más ínfimo que sea.

Jimin le parece un genuino espectáculo. Una de las criaturas más bellas en el planeta. Como una ninfa aparecida de la nada. Sería una ¿Nínfula? Muy adulta; una especie de sirena, un ángel ¿Cuántas figuras irremediablemente hermosas e intocables existen? Namjoon está tan loco por él, que las catalogaría todas como posibles criaturas para describir a Jimin.

Por ello no quiere tocarlo.

Siente que, de alguna manera, va a romper algo y le da miedo que cambie. Le da miedo que pierda esa chispa tan encantadora que tiene. Arruinar un balance en la naturaleza que debe mantenerse como está. Al mismo tiempo ¿Por qué debería dejar ir? Por qué debería permitir que alguien más lo arruine.

Porque no tomar lo que él ha descubierto y cuidado más que nadie.

Es quien más lo amará de todos modos.

Quizá Jimin es Tadzio y por eso lo hace perder el raciocinio como lo hace. El niño más perfecto que podrá existir. Acerca su mano y le acaricia la mejilla, causando que suspire y se acurruque más. Namjoon se ríe, enternecido por la forma en que arruga la cara y como se hincha.

Es encantador indudablemente.

. . .

—Jungkook, no es por nada, pero empiezas a darme miedo. —dice Taehyung y el muchacho empieza a esconder los dibujos que tiene desperdigados por su departamento. Para evitar tanto trayecto, Taehyung se quedó a dormir con él un rato más cuando llegaron por la mañana. Durmió muy feliz encima de él cabe destacar.

El tema es que, al despertar y prestar genuina atención, encontró que Jungkook tiene un rincón casi exclusivamente dedicado a pintar a Jimin. Lápiz, acuarelas, pinturas, oleo; en lienzo, en papel, en cuadernos, en servilletas. Cualquiera pensaría que está obsesionado con él.

—E-es fácil dibujarlo.

— ¿De verdad? ¿Con esos labios tan gruesos? Pensé que, a más anatómicamente balanceado, mejor.

—No, es que- bueno- No sé.

Taehyung se ríe ya poya en el hombro de Jungkook, dándole un beso en la sien.

—Tranquilo, entiendo qué sucede. No has leído las auténticas tonterías que he escrito para Jin. Es decir, a veces lo miro y... No lo sé. Siento que no es de este mundo. —suspira con deje soñador y Jungkook mira por la ventana, entre apenado y algo aliviado de no ser el único con esa sensación encima—. Aunque debo admitir que con la información que Jimin me dio anoche... Estoy tentado.

— ¿Los has hecho antes?

—Sí ¿Tú no?

—Sí, solo no fue un buen rato. Fue un poco raro.

—Bueno, el punto aquí es que si no te apuras, estaré primero con tu musa.

Jungkook frunce las cejas, viéndolo caminar saltarín a la pequeña cocina del departamento. Ya puede imaginarse que ese coqueteo vendrá de las irreconocibles e impensables ventajas de tener dinero. Ah, odia a la gente rica.

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