All Eyes On Me (Lola×Gray)

Acto I: Desplazada

Nadie sabe tan bien como yo lo que es estar en el pico más alto del éxito, y luego caer, hundirse en un pozo de desgracia y vergüenza la mañana siguiente. Esa mañana en cuestión, el director Buzz me había mandado llamar después de un ensayo. Pensé que iba a felicitarme por mi excelente desempeño, pero después de que me hiciera tomar asiento, suspiró pesadamente y dijo sin rodeos:

—Te hemos reemplazado como nuestra estrella principal.

     Quedé muda unos instantes, para luego reír al suponer que había escuchado mal.

—Ay, disculpe, creo que escuché mal, ¡creí haber escuchado que me habían reemplazado como estrella principal! Ridículo, ¿no es cierto? —expuse incrédula, a lo que el director negó con la cabeza.

—Lo siento Lola, pero nuestra audiencia a estado disminuyendo y por ende las ganancias. Uno de los camarógrafos ya renunció porque le debíamos algunos pagos, y si seguimos así vamos a irnos a la quiebra —explicó desganado, pero después, una sonrisa se dibujó en su rostro—. Sin embargo, he encontrado a un actor muy bueno que ha estado teniendo mucho éxito en sus shows, así que decidí contratarlo para que sea el nuevo centro de atención del estudio. Su nombre es Gray, un hombre de la mediana edad con ya algunos años de experiencia como actor, pero su esPecialidad, y en lo que ha estado teniendo éxito, es la mímica. Le hablé acerca de algunos proyectos y pareció interesado, así que estará trabajando con nosotros de ahora en adelante. Creemos que Gray puede salvar al estudio y, quién sabe, puede que hasta tú también saltes a mayor fama si haces un coprotagónico —en ese momento lo interrumpí al ponerme de pie estrepitosamente.

—¡Usted no puede hacerme esto! ¡No pueden reemplazarme, yo soy la estrella! ¡¿Les he dado ganancias por varios años y así es como me pagan?! —grité furiosa mientras daba un golpe al escritorio, desparramando algunos libretos.

—El contrato ya está firmado, Lola, así como el tuyo por ahora. Sin embargo, sabes que eres libre de irte en cualquier momento y nosotros ya te haremos llegar tu bono —espetó tranquilo mientras se levantaba a recoger los libretos.

Salí de su oficina y me dirigí a mi camerino, desdichada ante la desgarradora noticia de mi reemplazo. Como si no fuera suficiente, tuve que verlo actuar en el escenario la primera vez que se presentó, verlo arrebatarme mi fama. Los aplausos, los gritos eufóricos del público eran para él, mientras yo obvservaba la espantosa escena desde los palcos del teatro. Al terminar, el director quería presentarme con él. “Recuerda, Lola, trata de ser amable con él o vamos a tener problemas”. Escucharlo me hacía querer estrangularlo.

Al ir tras bambalinas, ahí estaba él, un hombre de complexión delgada y alta, con una tez pálida incluso después de dejar su rostro limpio de maquillaje. Cabello negro como la brea, y un curioso bigote que recordaba al de un famoso actor mexicano de películas cómicas de los 60's. Cuando se dio cuenta que estábamos ahí se dirigió a nosotros, y nos miró con sus dos ojos amarillo limón brillante, que resaltaban enormemente entre su paleta monocromática.

—Gray, quiero presentarte a Lola, una de nuestras actrices. Será tu coestrella, dile en qué puede ayudarte y espero que organicen otro excelente show como el de hoy. Lola, ayuda a Gray en lo que te pida, por favor —acentuó el director después de presentarnos. El actor se acercó a mí con una sonrisa efusiva y me tendió la mano, y al no tener otra opción frente al director, correspondí su saludo devolviéndole la sonrisa.

—¡Es un placer! —exclamé tratando de que no notaran mi disgusto, a lo que él volvió en sus pasos para tomar un cartel que parecía funcionar como pizarra por ambos lados. Tomó un plumón y escribió:

“¡El placer es mío! Espero podamos llevarnos bien”.

Nuevamente, esa sonrisa tan molesta volvía a aparecerle en la cara.
No podía dejar las cosas así. Supongo que no era nada personal, pero no me dejó otra opción si estaba metiéndose en mi camino. Definitivamente ese tal Gray saldría del escenario fuese como fuese.