Acto VII: El nuevo show

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Ambos actores se dispusieron a escuchar con atención lo que el director tenía que decirles. Lola estaba algo inquieta estando al lado de Gray, pero trató de no demostrarlo.

-Me ha llegado un libreto que creo que es muy bueno. No es exactamente un show de mímica, pero confío en que Gray será capaz de llevarlo a cabo -explicó mientras les pasaba una copia a cada uno-. Me lo ha entregado uno de los camarógrafos. Creo haberlo subido de puesto hace poco, pero le veo potencial. Puede que también lo incluya en la obra, ayer tuvimos un ensayo y su actuación es más que satisfactoria -hizo una breve pausa para sorber de su café y, releyendo el título, prosiguió-. Me parece que es una tragedia parecida a Romeo y Julieta, así que es una buena oportunidad para que Lola pueda integrarse contigo -al escuchar esto, Lola se sintió nerviosa y Gray sonrió emocionado-. Sé que tu estilo de actuación es muy diferente -espetó dirigiéndose a la actriz- pero para eso están los ensayos. Estaba pensando que Gray podría enseñarte a actuar sin usar la voz, porque después de todo, algunos fragmentos de la obra se hicieron pensados en tu compañero y carecen de diálogos.

Y una vez dado el aviso, ambos actores salieron de la oficina. Gray estaba emocionado y quería actuar cuanto antes, pero Lola se excusó diciendo que estaba muy cansada y que sería mejor comenzar los ensayos mañana.

Lola quería evitar a Gray, dejar de verlo en lo que le quedaba de vida, pero esto era imposible. No podía evitarlo o Gray sospecharía e indagaría sobre su estado de ánimo, por lo que debía de disimular lo mejor que pudiera. Los ensayos se atrasaron un par de días, ya que la actriz alegaba que estaba teniendo problemas de sueño (cosa que, en realidad, no era del todo mentira). Inevitablemente se tuvo que dar inicio a los ensayos. Ambos actores debieron de leer toda la obra, y una vez leída y memorizados los actos, acordaron una hora en sus jornadas para comenzar a ensayar.

El primer acto comenzaba con Lola haciendo mímica, así que lo primordial era que Gray le enseñara a Lola ese arte. Comenzó con conceptos básicos de lenguaje corporal y ayudó a Lola a ponerlos en práctica. La actriz aprendió con gran rapidez gracias a su experiencia y habilidad kinestésica.

Lola, a decir verdad, estuvo relajada durante esos días; pues su mente se centraba más en hacer un buen trabajo que en lo que en el corazón la inquietaba, y trataba de ver a Gray más como su maestro, pero no faltaba uno que otro sobresalto cuando este corregía su postura.
Pero esa sensación de paz solo le duró algunos ensayos. Cuando hubo aprendido mímica, tuvieron que dar inicio al ensayo de las demás escenas de la obra.

El equipo de escenografía había terminado algo de utilería, con lo que a Lola se le haría más fácil ubicarse espacialmente en el escenario. Solo algunos objetos hechos de cartón y pintados, pero de momento era más que suficiente. La escenografía se componía del paisaje de un parque urbano parisino, y la escena era Lola dando un show de mímica.

La peli-verde se sentía nerviosa, muy nerviosa, pero a pesar de eso sus esfuerzos fueron fructíferos y pronto consiguió realizar la escena con fluidez. Por supuesto Gray no sólo instruía a Lola, sino que también ensayaba por su cuenta la siguiente escena donde ahora él haría su introducción a la obra. También tuvieron en cuenta a los actores que harían papeles secundarios y de vez en cuando ensayaban con ellos, lo cual le traía un profundo alivio a Lola, pues en esos ensayos no solo eran ella y el actor peli-negro.

Los ensayos se llevaron a cabo sin mayores inconvenientes, por lo que ya solo faltaba publicitar la obra mientras el equipo de escenografía y vestuario trabajaba en la utilería para el día de la presentación. Faltaba tan solo una semana para el gran debut de la primera obra protagonizada por los dos grandes actores de Studios Starr.

Lola estaba tranquila con el hecho de que Gray no le había llamado para más citas, pues este planeaba enfocarse más en el trabajo por el momento. Sin embargo, seguía sintiéndose intranquila, tanto que ya no podía más y su corazón le imploraba desaHogar sus sentimientos. Finalmente llamó a un querido amigo para que fuera a su camerino en uno de sus ratos libres.

No demoró demasiado. Cinco minutos después de que terminara la llamada, el apuesto joven peliazul ya se había presentado en el umbral de la puerta, preocupado por el tono casi sollozante de su amiga (era raro que Lola pidiera ayuda a menos que fuera algo muy importante).

-Hola Lola, ¿quieres que hablemos un poco? -ofreció el joven actor con una mirada empática. Al igual que Lola trabajaba en Studios Starr y por ello había acudido tan rápido.

-Claro que sí, querido, ponte cómodo -invitó Lola mientras desempolvaba un cómodo banco de terciopelo tinto (no solía tener muchas visitas en su camerino).

Su expresión denotaba genuino pesar, y eso le produjo una preocupación todavía más alarmante al muchacho, que conocía demasiado bien a Lola como para saber que esa no era una expresión fingida. Por su parte, Lola se sentía realmente conmovida de que Fang fuera un amigo tan atento y amable con las personas. Ambos tomaron asiento y Lola tuvo que acercarse una caja de pañuelos para casi inmediatamente tomar uno porque las lágrimas ya le comenzaban a salir.

-¡Oh cariño, en qué dilema me encuentro! -espetó pasándose la suave tela por los párpados inferiores, quitando su maquillaje en el proceso.

-¿Qué es lo que ocurre? -interrogó el joven con tono suave, persuadiendo a su interlocutora para que le contara sus pesares.

-Es él, Fang, el que ahora es la estrella del estudio -explicó con cierto resentimiento en su voz, comenzando a recordar cómo había empezado todo-. Últimamente me siento intranquila a su lado, mi corazón resuena en mi pecho tanto que por veces me pesa, y en mi estómago siento un revoloteo extraño. Todo comenzó un día que lo miré a los ojos y desde entonces no puedo borrar su estúpida sonrisa de mi cabeza -nuevamente y solo por recordarlo, sus mejillas se tornaron en un ligero tono rosáceo, y Fang ya intuía de qué se trataba la situación-. Jamás nadie me había hecho sentir de esta forma, ¿qué está pasando conmigo, Fang? -terminó Lola, era raro que llamara al joven por su nombre, pero cuando lo hacía era porque hablaba seriamente con él.

-Bueno, ¿has considerado que tal vez... -pero tan pronto el chico articuló esas palabras, Lola llevó su índice a sus labios en señal de silencio.

-No hables más, querido, sé lo que estás a punto de decir -exclamó Lola en un peculiar tono fatalista. La actriz podía ser tan dramática a veces, o al menos eso pensaba Fang, que ya estaba acostumbrado a su comportamiento y personalidad-. Sí, la verdad es que lo he pensado, pero me niego a creer que sea eso -declaró en un tono casi seguro, que luego se desmoronó al seguir hablando-. Quiero decir, ¿cómo podría enamorarme el sujeto que me quitó mi honor como la estrella del espectáculo? Desde que él llegó ha acaparado todos los reflectores y cada vez más todos se olvidan de mí -dijo mientras agachaba la cabeza, entristecida.

El tema era muy complejo para el joven, pues si bien había tenido sus amoríos antes, nunca había sido lo suficientemente orgulloso como para negar sus sentimientos por alguien.

-Bueno, Lola; el amor es bastante caprichoso, y a veces llega cuando menos lo esperamos y de quien menos lo esperamos -dijo con una leve sonrisilla, recordando cómo había conocido a su novia en un espectáculo de acrobacias y quedó completamente encantado por su número-, pero no por eso es un error, ¿has escuchado que el amor es ciego? Bueno, si no quieres que esos sentimientos te sigan lastimando, tienes que dejar de lado todo eso -explicó con absoluta franqueza-. Sé que es difícil aceptarlo, pero por lo que me has contado, es obvio que te has enamorado de Gray -confesó el muchacho, aún sorprendido de que alguien haya podido entrar en corazón de la inalcanzable diva, aunque no tanto tomando en cuenta el porte elegante y apariencia física del actor, además de su gran y auténtico carisma-. Te aconsejo que se lo hagas saber, nunca es bueno guardar en un cajón bajo llave sentimientos tan preciosos, menos los de una mujer tan talentosa y guapa como tú -explicó tomando su hombro mientras una sonrisa se hacía en su rostro y la miraba con sus ojos azulados.

-¡Oh Fang, no sabes qué feliz me hacen tus palabras, muchas gracias! -exclamó la actriz genuinamente halagada. Fang era un chico increíble, y era su mejor amigo sin importar la diferencia de edad.

El descanso de ambos terminó y tuvieron que volver a sus labores. Lola agradeció a Fang su tiempo y reflexionó mucho sobre sus palabras durante los siguientes días, hasta que, sin darse cuenta, mañana sería la presentación de la obra.

All Eyes On Me (Lola×Gray)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora