Seguían pasando los días y no había respuesta por parte de ninguno de los actores. El director Buzz estaba a punto de darlos de baja, hasta que Buster apareció en su oficina y le rogó un poco más de tiempo. Ya eran dos semanas desde que se esfumaron, incluso los rumores comenzaron a correr por el estudio sobre que a ambos actores literalmente se los había tragado la tierra, o que les había pasado algo malo como en la última obra que interpretaron, como si se tratara de una maldición.
Nadie del estudio, ni siquiera Fang o Buster, tenían idea sobre qué pasaba con ellos. Lola ocasionalmente contestaba los mensajes de Fang, lo que dejaba a este último algo tranquilo por ratos. Hace una semana que el verano había comenzado y las torrenciales lluvias no paraban de ir y venir.
Todas las noches, al sonido de la lluvia, Gray se ponía a reflexionar sobre las palabras del muchacho con el que había hablado el fin de semana anterior. Sabía desde hace mucho que alguien lo estaba saboteando, que alguien quería ser un obstáculo en su trabajo, pero nunca pensó que fuera Lola. ¿Cómo pudo sospechar de la mujer más amable, bondadosa y confiable que él había conocido? O bueno, al menos eso le hizo creer. Gray odiaba admitirlo, pero logró su cometido: hacerlo tonto para que nunca se le pasara por la cabeza como sospechosa. Quizás era eso lo que más lo irritaba.
Por otra parte, Fang le había explicado la razón de los actos de Lola. Admitió que debe ser horrible que te desciendan por alguien que llegó de la nada, ¿pero eso realmente justifica, según la ley, un intento de homicidio, sumándole además que Gray no estaba enterado de absolutamente nada de eso? El actor peli-negro fruncía el ceño ante la pregunta: obviamente la respuesta era un rotundo "no".
El siguiente cuestionamiento que rondaba por su cabeza era si realmente Lola estaba arrepentida de todo lo que le había hecho. No lo sabía con certeza, y no quería dejarse engañar otra vez por sus perfectas actuaciones, pero cuando iba a negarle la oportunidad de redimirse, su cabeza recordaba las palabras del muchacho: "...le prometo que hay más debajo de lo que parece ser una persona egoísta. Incluso usted pudo haber visto esa parte de ella...". ¿Podía ser cierto eso? ¿Hubo algún momento en el que Lola no fuera una mentirosa? ¿Quizás, en algún punto, fue una persona verdaderamente amable con él? El mimo trataba de recordar, y su mente lo llevó a aquella cita que tuvieron alguna vez. Hubo momentos fugaces en los que Lola parecía tener unos ojos más brillantes y vívidos de lo usual, quizás hasta... Se le veía más feliz, ¿era eso a lo que el joven se refería? Gray, a pesar de todo, quiso creerlo, porque definitivamente en esa cita sintió que hablaba con una Lola diferente: una más encantadora y que de alguna forma desprendía destellos de autenticidad en sus sonrisas. Tampoco negaba que, a partir de la infancia y adolescencia de la actriz, podía ser cierto que desarrolló un problema de megalomanía que la llevaba a hacer tales cosas. Quizás, después de todo, Lola no era una mala persona intencionadamente, pero no era tan fácil concederle el perdón.
A los pocos días, Gray había regresado a trabajar. El director, a pesar de complacerse enormemente de verlo, lo llamó a su oficina para sermonearlo e interrogarlo sobre sus días de ausencia, advirtiéndole que de no llevar consigo un justificante, pesarosamente tendría que descontar los días de su sueldo. Gray entendió que debía ser así, se disculpó con el director Buzz y le agradeció no haberlo despedido por tantos días sin dar respuesta.
En cuanto a Lola, no había regresado al estudio, porque ya hacía algunos días que Fang le había comentado su charla con Gray (y que el actor había escuchado casi todo), cosa que le dieron menos ganas de volver. El muchacho se había asustado cuando luego de eso Lola no volvió a contestarle los mensajes hasta un par de días después. Fang fue a visitarla, pero jamás contestó a la puerta.
—¡Lola, ábreme, soy Fang! ¡Solo quiero ver cómo estás! —gritaba el muchacho desde la entrada, pero nunca obtenía una respuesta de vuelta.
La noticia de su amigo fue la última gota que derramó el vaso para que su corazón se entristeciera enormemente. Lola, por esos días, vivió en la completa penumbra, saliendo a penas de su cama. Si alguien la hubiera visto en el estado tan deplOrable en el que estaba, hubiera sentido mucha pena por ella, y por eso precisamente no aceptó las visitas de su amigo.
La mujer ya estaba dignada a que la despidieran, no creyéndose capaz de volver al lugar donde trabajaba el hombre al que le había hecho tanto daño. ¿Cómo iba a verlo a la cara después de eso? Solo esperaba el día que le llegara una carta de fiscalía para presentarse ante un tribunal, al cual pensaba ir y recibir el castigo que le dictara la ley. En efecto, en días posteriores recibió una carta.
Gray, además de volver al trabajo, ya había tomado una decisión. Todavía no estaba 100% seguro de que estuviera tomando la decisión correcta, y por momentos iba a echarse para atrás, pero su determinación ante lo que él creía mejor fue más fuerte. Una mañana en la que habían cancelado el día de trabajo por el clima, tomó su coche y condujo por una avenida que ya había circulado al menos una vez. Cualquiera que hubiese visto su expresión mientras manejaba hubiera creído que estaba molesto, pero su tren de pensamiento era más complejo que eso.
Finalmente apagó el motor frente a una fachada rosa y sacó de la guantera un sobre, el cual sostuvo y miró por varios minutos. Luego, más impulsivo que premeditado, salió del auto sin miedo a empaparse por la lluvia, escondiendo el sobre bajo su saco. Tocó a la puerta y deslizó el sobre por debajo. Luego volvió al coche y condujo regreso a casa. Todavía seguía teniendo dudas, pero ya estaba hecho y no había vuelta atrás.
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All Eyes On Me (Lola×Gray)
FanficLola es la actriz principal de un pequeño estudio de cine propiedad de Starr Park. Al verse el estudio en aprietos financieros, deciden contratar a un recientemente reconocido maestro de la mímica. Al verse opacada por la nueva estrella, a la actriz...