Acto XIV: Desde el comienzo

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Habían pasado tres meses desde que Lola había vuelto a trabajar. Cuando llegó, el director la llamó a su oficina y le dijo lo mismo que le había explicado a Gray cuando también desapareció y apareció de la nada. Lola no tenía nada que cuestionarle, y le respondió con un corto "Sí, señor" a los castigos impuestos. El director Buzz se quedó extrañadísimo, ya que Lola generalmente hubiera estado en total desacuerdo, discutido y dado mil y una excusas. Era como si fuera una persona completamente diferente. Y no solo él lo notó: muchos de sus colegas notaron también cambios en su actitud, pasando a ser más tolerante e incluso amable y servicial.

No había dejado de ser una diva, ese aspecto era imborrable en su personalidad, pero sus colegas no dejaban de preguntarse "¿pero qué mosca le picó?" cuando Lola se ofrecía a dar una mano, tan acostumbrados a ver siempre a una Lola mandona y ególatra. No tenían de qué quejarse, pero les tomó tiempo acostumbrarse.

Fang definitivamente notó estos cambios, y no pudo evitar sentirse tremendamente feliz de que su amiga comenzara a tener actitudes más positivas y empáticas hacia los demás y con ella misma; sobre todo porque su personalidad brillante, confiada, audaz y socarrona no había desaparecido. En realidad, era la misma Lola de siempre, pero dando pasos pequeños para ser una mejor persona.

Definitivamente las citas con su terapeuta estaban resultando fructíferas, y no solo las de ella, también Gray comenzaba a ser más alegre y sus demás compañeros se alegraban de que cada día el actor comenzaba a ser poco a poco el mismo de antes (la primera vez que se presentó a trabajar hace meses que había desaparecido, sus compañeros lo notaron inmediatamente muy decaído, sin el rastro de la sonrisa que lo caracterizaba).

Fang y Buster, los que seguían más de cerca a ambos, eran los que más se percataban de esos cambios. El avance de Gray era más rápido, pero igualmente el de Lola era satisfactorio: una vez los sorprendió a ambos cuando Lola le llevó un vaso de agua a uno de los actores, cuando antes solía ser al revés y con mucha frecuencia. Tal vez para otros podían ser favores pequeños e insignificantes, pero para Lola y para los que la conocían esto era un paso muy grande que demostraba que poco a poco vencía su ego.

Con el paso de los días, no solo se hizo una persona más humana, sino muy atenta y servicial, tanto que muchos de los que antes la odiaban ahora la consideraban un amor de persona. También Lola comenzó a ser más cercana con Buster, llegó a ser su amiga tan cercana como de Fang, y el trío se volvió de un día para otro inseparable.

En cuanto a Gray, pasado un año había vuelto a ser el mismo de siempre. Aún tenía reservas hacia Lola, pero ahora eran capaces de entablar charlas en medio del trabajo como lo harían dos buenos amigos, exceptuando claro los vivos sonrojos por parte de ambos. A Fang le preocupaba que toda la situación los orillara a dejar de gustarse porque hacían muy linda pareja, y aunque fue difícil para Gray al principio e incluso parecía que dejaron de gustarse por un período, después de conocerse mejor volvieron a tener esa tensión romántica entre ambos. A Buster le pareció algo maravilloso, "es como si siempre hubiesen sido el uno para el otro" decía.

Día tras día ambos disfrutaban más de la compañía del otro. Primero parecía que se hicieron colegas, luego amigos, y cuando Gray tuvo la suficiente confianza para invitarla a citas para conocerla otra vez, descubrieron gratamente que realmente tenían química. Por supuesto que Gray siempre lo sospechó.

Un día, mientras conversaba con Fang, le dijo: "Internamente siempre supe que había algo que me atraía de Lola indudablemente. Ese brillo en sus ojos en nuestra primera cita definitivamente no pudo haber sido una mentira". Además de tener mucha más confianza, Gray también había comenzado a hablar más fuera de su papel de mimo, pero seguía siendo bastante reservado.

En algún punto, Lola y Gray comenzaron a acercarse más y confiar el uno al otro tanto que ahora era innegable la atracción que sentían mutuamente, tan grande y evidente que más tarde que temprano todos en Studios Starr notaban a kilómetros que esos dos se traían algo. Cuando los interrogaban sobre esto, ninguno de los dos negaban que el otro realmente les gustaba, pero cuando les preguntaban "¿Entonces son pareja?" estos reían y respondían "No, todavía no". Y claro que no faltaba el entrometido que iba y le decía al otro "¿Sabías que le gustas a Lola/Gray?", ellos contestaban "Sí, por supuesto que lo sé". Lo que dejaba a todos confundidos sobre qué estaban tramando.

Era demasiado obvio que se gustaban mutuamente incluso entre ellos, pero querían ir con calma. Tenían todo el tiempo del mundo y ninguna prisa en cada día conocerse más. No obstante, como si por fin hubieran escuchado las súplicas de todos sus colegas juntos para dar fin a aquella telenovela romántica que los tenía al borde del asiento, un día ambos actores formalizaron su relación, cinco años después de que Gray había entrado a trabajar al estudio.

Las primeras personas que supieron la noticia fueron Fang y Buster, un día en que casualmente hablaban con Lola en sus ratos libres como de costumbre.

-¿Cuando será el bendito día que ustedes dos decidan junTarse de una vez? -exigía Buster con un tono exagerado. Una de las cosas por las cuales se había llevado bien con Lola es porque a veces los dos podían ser igual de dramáticos.

-De hecho, ayer -dijo sin mucho rodeo, pero sin poder ocultar su sonrisita de felicidad y el leve rubor en sus mejillas. Lola había esperado durante mucho tiempo sorprenderlos de esa forma.

En ese momento ambos actores se miraron incrédulos y boquiabiertos, el primero en salir del shock fue Fang.

-NO ME LO CREO, DIME QUE NO ES UNA BROMA -decía sin poder contener la emoción, a lo que Lola negó con la cabeza: se prometió nunca bromear con eso para que la sorpresa cuando lo dijera fuera genuina. Los tres se abrazaron y dieron saltitos de emoción, sobre todo Buster y Fang estaban explotando de emoción más que la propia Lola.

De ahí el chisme se fue esparciendo como pan caliente, hasta que prácticamente todos en el estudio lo sabían, incluido el director, que no tenía ningún problema con relaciones entre trabajadores siempre y cuando no interfirieran con el desempeño de su trabajo.

-Mis actores hacen papeles románticos todo el tiempo y a veces tienen que besarse, ¿y espero a que no se enamoren unos de otros como para prohibírselos? ¿Quién creen que soy? ¿Un desalmado? -se explicaba ante Lola y Gray cuando los mandó a llamar a su oficina para explicarles los términos y condiciones de su relación dentro de la empresa. En el fondo, se sentía muy alegre por ellos, siempre pensó que hacían bonita pareja desde que interpretaron a Jean Pierre y Céline.

El terapeuta de Lola consideró que podía dejar de ir a terapia desde hace mucho tiempo, pero Lola insistió en seguir asistiendo, afirmando que todavía le quedaba un camino largo por recorrer y que no iba a terminar en solo cinco años, y Gray hizo lo mismo, solo hacían citas con menos frecuencia, de una vez al mes como cualquier chequeo médico.

A fin de cuentas, los dos recorrían un largo camino, pero lo hacían juntos, y eso bastaba para hacerlos tremendamente felices y querer continuar. Tanto que un día, poco después de que Lola aprendiera francés, ambos decidieron ir de vacaciones a París, y Lola no pudo esperar a conocer la ciudad natal de su amado. El padre de Gray había muerto un par de años atrás, pero también le hubiera encantado conocerlo.

Al primer día de su llegada, Gray la sorprendió con una cena romántica al lado del Sena, como en aquella obra que habían interpretado años atrás, solo que ahora sin el miedo de un final trágico. La luna y las estrellas se reflejaban perfectamente sobre el río y la sombra de la Torre Eiffel era más grande que lo que alguna vez se imaginó. Lola pensó que era el escenario perfecto para que le pidiera matrimonio, pero quizás todavía no era el momento. Se contentó con tomar su mano y mirarlo a los ojos.

-Te amo, Gray -expresó mientras lo miraba con sus radiantes ojos llenos de amor. El mimo la miró de vuelta y con su otra mano acarició suavemente sus labios.

-Je t'aime aussi -le respondió a Lola con una risita, para después acercarse y besarla con dulzura. Aquel beso pareció una eternidad, un sueño, un sueño del que ninguno de los dos quería despertar.

All Eyes On Me (Lola×Gray)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora