La confusión se apoderó de ella, y débilmente se tiró en su lecho a llorar. "¿Por qué he aceptado la cita en primer lugar?" "¿Fue una buena idea tratar de ganarme su confianza?" "¿Me equivoqué?" "Por qué mi pecho se siente oprimido cuando él invade mi pensamiento? Y, lo más importante, ¿por qué tengo esta extraña sensación en el estómago cuando lo veo sonreír?": todo eso se preguntaba Lola en medio de su crisis. En algún punto se cuestionaba si el actor se había atrevido a entrar en su corazón, pero tan pronto como esta idea la invadía, la desechaba, y exasperada hundía su cabeza en la almohada.
El lunes era día de volver al trabajo y el director Buzz ya les había encargado un nuevo proyecto.
—Espero que hayas disfrutado tu fin de semana Gray —habló en tono amable el director, y el mimo se sonrojó al recordar los últimos días—, porque necesito que reanudes el show que estabas practicando, y espero que esta vez no tenga que dar reembolsos —explicó mientras fingía quitarse una lágrima, afligido todavía por el incidente de hacía algunas semanas—. Aunque estoy bastante seguro que no pasará, ya que he mandado a reparar y reforzar todo, o bueno... casi todo —esto último lo dijo con cierta angustia, pero luego recobró la confianza—, solo nos ha faltado hacer algunas reparaciones al suelo del escenario, pero te apuesto a que es totalmente seguro.
El mimo hizo una mueca que delató su inseguridad, pero al fin y al cabo contaba con un seguro, así que confió en las palabras del director, que había probado estimarlo y preocuparse por él. Al recordar sobre el estado del piso del escenario, Lola recordó su plan para arruinar al actor, y juró por su trabajo en Studios Starr que así sería: recuperaría su estrellato y quizás de esa forma dejara de encapricharse con Gray.
El día del show, el director sudaba frío desde los palcos, esperando que esta vez todo saliera bien. Mientras tanto, el mimo se enlistaba para salir y dar lo mejor de sí en el escenario. No había visto a Lola esa mañana, y al salir y no verla en los palcos se sintió algo desanimado, pero aun así tuvo que iniciar el acto.
Por su parte, Lola ya había tomado prestado uno de los bastones de Gray y se escabulló bajo el escenario para llevar a cabo el plan que le había sido interrumpido por distintos percances. Sosteniendo el bastón con manos temblorosas, dudó por varios segundos, pero al final se determinó a hacer su cometido. Deslizaba el bastón hábilmente entre los huecos del escenario, en los momentos donde ella creía adecuados para hacer tropezar al actor. Sin embargo, sus intentos fueron vanos y no lograba hacerlo caer ni una sola vez. Pronto solo sintió rabia y estaba más decidida a arruinarlo. "Maldita sea, cae de una vez", pensaba para sí agitando furiosa el bastón entre los huecos. Por supuesto, Gray se había dado cuenta mucho antes de que alguien lo estaba saboteando desde abajo del escenario.
Desde que el médico le descartó un traumatismo, el actor sospechaba que estaba siendo víctima de un cruel y bien elaborado sabotaje. El accidente con el reflector era todavía justificable por el estado algo deteriorado del teatro, pero los tropiezos en el ensayo no podían ser casualidad, y finalmente en una ocasión se tomó el tiempo de revisar el suelo del escenario. Por ahí podían caber sin dificultad objetos poco anchos pero compensados en longitud que podrían ser la causa de sus inesperados tropiezos. El día del show pues, fue especialmente precavido con estos huecos, y al verse asomar un objeto que parecía un palo, supo esquivar a su saboteador sin mucha dificultad. Incluso sus pasos improvisados le daban una gracia solemne que maravillaba a los espectadores.
Sus actos eran algo peculiares, pues en algunas ocasiones mezclaba la mímica con el baile, y en otras sus mímicas parecían más una obra de teatro divida en actos. Era algo que lo caracterizaba y que lo había hecho bastante popular. Así pues, aprovechó esta habilidad para bailar alrededor del escenario, esquivando cualquier intento de hacerle tropezar.
En alguna que otra ocasión trató de echar un vistazo entre los huecos para ver si podía ver a la persona que manipulaba la vara debajo del escenario, pero los espacios eran demasiado pequeños como para distinguir bien. GraY terminó su acto, justo cuando el sudor comenzaba a escurrirle del esfuerzo por seguir el acto mientras cuidaba no tropezarse, pero los aplausos fervientes del público le indicaron que había válido la pena. Eran significativamente menos que el show anterior, pero esta vez quedaron encantados.
El director Buzz suspiró aliviado, sintiendo como si el alma se le regresara al cuerpo. Hasta tuvo que abanicarse para recuperar el aliento, sintiendo cómo se aplacaba su angustia al ver que todo salió bien. No obstante, a Lola le salía humo por las orejas; e indignada salió debajo del escenario, fue al camerino del recién aclamado y volvió a dejar su bastón junto a su demás inventario.
Terminado el show, Gray se dirigió a un trabajador auxiliar para pedirle, como ya era el modo habitual de él, muy cortésmente un café mientras iba a limpiarse el sudor a su camerino y quitarse el maquillaje. Lola escuchó al trabajador decir "No hay problema Gray, te traigo el latte en seguida... ¿Deslactosado? ¡Marchando!" y se dirigió tras de él sin que el mimo la notara. Había encontrado la oportunidad perfecta para incapacitarle un rato.
Cuando el trabajador salió de la oficina en lo que hervía el agua, Lola aprovechó para intercambiar la leche deslactosada por la leche entera. Una acción rápida, entró y salió de la oficina sin que los demás le prestasen mucha atención. Cuando el auxiliar volvió, preparó el café sin notar el cambio. Lo puso en un vasito desechable y se lo llevó al actor hasta su camerino, a quien las palabras no le alcanzaban para describir su gratitud para con el servicial muchacho.
Los primeros sorbos le fueron un deleite, pero el malestar no tardó en atacarle, y llevando sus manos a su barriga como un reflejo, se vio obligado a ir al baño durante largo rato. Al principio Gray no sabía la causa de esto, pero cuando recordó con más detenimiento el sabor del café que se había tomado, recordó que era ligeramente más cremoso que de costumbre. Fue cuando comprendió que la lactosa estaba causando estragos en su organismo.
Lola vio al actor salir de su camerino casi tropezando por la prisa, lo cual le causó gracia al principio, pero su conciencia la estaba afligiendo y pronto desapareció su sonrisa. La culpa se hizo presente, y nuevamente la actriz tuvo el dilema de cómo su sentir se interponía entre ella y su objetivo, y se encerró en su camerino a llorar.
El actor tuvo que pedir una incapacitación de algunos días a causa de su malestar estomacal. El director no tuvo problema en dárselos, pues había mostrado un buen desempeño en el escenario la última vez. Fueron días eternos para Lola, quien a veces no lograba conciliar el sueño por la desagradable sensación de sentir que había cometido una equivocación. Trataba de convencerse a ella misma de que hacía lo justo y necesario para salvar su carrera, pero su Ángel en el hombro derecho le susurraba al oído que le estaba causando sufrimiento a alguien que no lo merecía y que, para colmo de males, había comenzado a estimar sin percatarse. Ella misma cayó presa de su propia actuación, y las sonrisas y cordialidades fingidas se convirtieron en auténticos sentimientos de gentileza que la estaban llevando a la perdición.
Cuando el actor se hubo repuesto del todo y volvió a ponerse en servicio, el director Buzz tenía una nueva propuesta para ambos.
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All Eyes On Me (Lola×Gray)
FanficLola es la actriz principal de un pequeño estudio de cine propiedad de Starr Park. Al verse el estudio en aprietos financieros, deciden contratar a un recientemente reconocido maestro de la mímica. Al verse opacada por la nueva estrella, a la actriz...