- ¡Vamos! Sé que puedes hacerlo mejor – comentó con una sonrisa – He sido tu maestro por tres años... creo que merezco una digna rival.
- Silencio Miroku...- contestó haciendo unos cuantos pucheros la joven princesa de Francia – Tú tienes más experiencia que yo.
Ella atacaba constantemente al español fracasando con cada estocada. Ambos estaban decididos a convertirse en grandes piratas para ayudar a quienes más lo necesitaban yendo en contra de las leyes que sus padres habían impuesto.
- Esa no es excusa... el alumno algún día superará al maestro – dijo sonriente el joven pelinegro.
- Espero superarte pronto – contestó la muchacha devolviéndole la sonrisa.
Continuaron practicando hasta ser interrumpidos por el amigo de Miroku, Kouga Wolf, quien se hospedaba en el Palacio Real de Madrid hacía ya varios días. Las mejillas sonrojadas de la princesa llamaron la atención del oji-verde mientras se acercaba a su gran amigo de la infancia.
- ¡Oh! Miroku parece que tu prometida está muy excitada- dijo con un tono de picardía que no agradó en absoluto a la joven francesa.
- Sí, lo está, ambos hemos practicado mucho. – afirmó el príncipe español con la misma picardía en su cara y voz.
- Se nota que han practicado de todo ¿no es así? – agregó con una pervertida sonrisa que Sango notó de inmediato.
- Pues sepa usted Monsieur Wolf que no somos del mismo linaje; por lo tanto, le pido desista de figurarse sucesos que entre Miroku y yo no han ocurrido aún.
Dicho esto último, Sango salió del lugar disgustada, pero con clase, y se dirigió al jardín donde Miroku pasaba horas sembrando y cosechando los frutos de los árboles, plantas y arbustos.
- Eres muy afortunado Miroku- sonrió el de tez morena para sí mirando a la joven cortar flores en el jardín – Es realmente hermosa.
Miroku lo miró con recelo, pero sonrió ante aquel comentario. Era cierto que apreciaba a su futura esposa, sin embargo, las circunstancias le mostraron a un Kouga muy distinto al que conocía, uno que cuidaría bien de esa joven.
- Deberías decirle lo que sientes, probablemente sus padres acepten se case con un francés.
- No digas tonterías. Ella se casará contigo para unir los dos reinos. – expuso el francés cruzando sus brazos y desviando la mirada hacia otro punto.
- ¿Sabes por qué le enseño a defenderse y atacar? – cuestionó el joven español obligando a su amigo mirarlo a los ojos.
- No, dímelo. – respondió con sinceridad mostrando un semblante serio al mirar a Miroku a los ojos.
- Por que no me casaré con ella. – dijo sin titubear el peli-negro.
La respuesta del español impresionó por completo al oji-verde quien comenzó a reírse creyendo que era una broma de mal gusto.
- No bromees Miroku. Debes casarte con ella, te ama. – cercioró el joven francés aun mirándolo a los ojos con el fin de encontrar falsedad en sus palabras.
- Pero yo a ella no. Te pido la cuides Kouga...- confirmó a su amigo el príncipe y salió del salón para dirigirse al jardín.
El francés miraba a su princesa por la ventana, parecía imposible, los reyes de Francia no permitirían el compromiso se rompiera y el que Sango quisiera casarse con él sólo era una vana ilusión.
Mientras tanto, en el jardín real, la joven lloraba ante el comentario de Miroku, no podía creer que los cinco años de compromiso que había sostenido con su prometido él no se hubiese enamorado de ella. La verdad fue dolorosa, pero la aceptaría, pues no estaba dispuesta a obligar al español a casarse con alguien que no amaba.
ESTÁS LEYENDO
Amor prohibido
FanfictionHe decidido subir varias historias ya terminadas de hace muchos años. Mi narrativa cambió bastante creo yo, pero no cambiaré esta historia ya hecha. Espero la disfruten. En un mundo donde la monarquía aún existe, se lleva a cabo una historia de amor...