IX

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Los rayos del sol despertaron a Kagome de una terrible pesadilla. Miró a su alrededor y notó la diferente decoración en su cuarto, si mal no recordaba se encontraba en la habitación del palacio Buckingham. Se levantó rápido para confirmar sus sospechas, sin embargo, su esposo entró al lugar con su usual vestimenta pirata.

- ¿A dónde vas? - preguntó con curiosidad el peli-plata.

- ¿Dónde estamos? - preguntó preocupada la joven.

- Estamos en Inglaterra ¿sucede algo? - cuestionó mientras acariciaba la mejilla de la princesa con sus suaves dedos.

- Sí... tuve una pesadilla... - comentó al llevar ambas manos hacia su pecho – mi hermana y Miroku perderán la vida en manos del pueblo...

- Fue sólo una pesadilla – abrazó a la joven – tu hermana está bien.

- Eso espero... - correspondió el abrazo de su esposo.

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En Francia, los habitantes gritaban enfurecidos fuera del palacio de Versalles. Las entradas y cada rincón del lugar estaban custodiados por mosqueteros pero los reyes aún se sentían amenazados.

- Majestad, no aguantaremos por más tiempo – reportó Kouga a Miroku – me temo que deberán escapar... - miró a la reina de reojo y continuó – le ruego considere mi petición.

- Es inútil – agachó Sango la mirada – no hay salida.

- Hay un túnel de emergencia debajo del palacio – comentó el peli-negro – puedo guiarlos.

- No – miró Miroku desafiante al francés – iré solo con mi reina – abrazó con fuerza a la joven – tu encárgate de lo demás...

- No puedo acatar esa orden – sonrió Kouga – yo también soy líder de le moques y mi deber es proteger a mis reyes.

- Él tiene razón Miroku – afirmó al alejarse de su rey – como líder de le mosques tiene la obligación de protegernos.

- Si controlaras tus sentimientos frente a mí aceptaría la compañía de Kouga – Miroku apretó los puños – sin embargo, lo único que haces es pensar en su bienestar.

- Miroku yo... - agachó Sango la mirada – perdón...

- Acepté su amorío dentro del palacio porque mi reina así lo deseó – miró el rey a su enemigo con furia – pero eso no significa que haya perdido mi papel como esposo.

- Lo entiendo – sonrió el francés con burla – no iré.

- Pero... - intentó contradecirlo la reina.

- No se preocupe – se acercó a la reina – sé que Miroku la protegerá – acarició la mejilla de la joven.

Miroku salió del salón sin mencionar palabra alguna para no interrumpir a los jóvenes amantes. La noche se presentó y el palacio de Versalles fue invadido por la enfurecida multitud, sin embargo, los miembros de le moques protegían la puerta para dar tiempo a los reyes de escapar. Los habitantes empujaban con fuerza para abrir las puertas del palacio, pero no lo lograron, pasando así varios minutos Kouga salió y abrió paso a los franceses, sus reyes habían escapado con éxito a un retirado territorio del país.

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El día casi terminaba y la futura reina de Inglaterra admiraba el paisaje desde la ventana de su habitación. El cielo estaba nublado, pero no parecía oscuro, Inuyasha se marchó después del desayuno y aun no volvía. Un leve golpe en la puerta llamó la atención de la princesa.

Amor prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora