Can you feel my love buzz?

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Por fin era viernes. Después de la clase de solfeo me dirigí al autobús donde Ethan ya me esperaba.

-Debería pasarte mi ubicación-Dijo Ethan sacando su móvil con los auriculares.

-Deberías. No quería pedirte lo yo, para que no pensaras que rogaba saber dónde vivías.

-Oh vamos, sabes perfectamente que tienes ganas de saber como es. Igual, te iré a buscar.

-Si, para que mentir. ¿Es acogedora?, ¿da miedo?, ¿todas las habitaciones son negras?, ¿son completamente blancas?, ¿tendrás la habitación hecha un desastre?-Dije rápidamente cuando yo cogí mi móvil y miré si tenía algún mensajes. Nada, para que mentir, mis amigos se habían olvidado de que me había ido.

-Por dios Hazel. Es una casa.

-¿La pagas tu, es decir, trabajas?

-Más o menos, si trabajo, entre muchas comillas, por que al decir verdad no gano una mierda. Pero también usó el dinero que me dió mi madre.

-¿Cuánto dinero te tuvo que dar para que siga quedando a tus...? -Dije dejando un la última palabra se prolongase.

-Tengo 17 años, casi 18.

-¿Cuándo cumples?

-No te lo voy a decir. Estás tan loca que eres capaz de ir a mi casa con una tarta enorme. Además, no celebro mis cumpleaños.

-¿Que?, ¿qué monstruo tan horripilante puedo decir esa semejante barbaridad? No me seas como mi madre, que parece que al cumplir años quiere matarse para no cumpllir más. Siempre está malhumorada ese día.

-Cuándo no tienes nada, ni tan solo familia, tu cumpleaños es lo que menos te importa-Murmuró.

No me espere esa respuesta, me esperé un "no me gusta, nada más" o "cumplir años es hacerse viejo". Pero no esa respuesta tan...profunda.

-Emm...

-Esta es mi parada-Dijo levantándose, pensé que había anulado quedar para ir a su casa-. A las 5 estaré en tu casa.

-Vale.

Pues no se había anulado.

Llegué a mi casa y le dije a mi madre que había quedado con él en su casa. A lo que solo  me echó unas miraditas traviesas.

-Por cierto, ¿te dieron la nota de práctica?-Preguntó mientra yo buscaba ropa.

-No, pero me dijo que lo había hecho genial.

Busqué alguna ropa que combinara con mis ojos. Pero para qué mentir, mis ojos tienen color caca. Opté por ponerme una camiseta corta negra que ponía "metallica" con un pantalón corto vaquero de color azul. También me puse unas medias de rejilla y mis martens. Después de medio año encontré también mi pañoleta negra. Ya por finalizar me puse un collar y resalte mis labios con un gloss. La verdad no iba tan mal, no parecía una vagabunda.

-Que guapa, te pareces a mí en mis tiempos jóvenes.

-Hablas como si tuvieras 80 años-Dije curvando los ojos.

Sonrió y se dirigió a la cocina a prepararse el café. Era amante del café, al parecer era adictivo. No lo se, no la he probado. Mientras pensaba en ello, el timbre sonó. Esta vez, abrí yo la puerta.

-Hola señora Morgan, quería invitar a su hija a mi casa para ense....-Decía  con una sonrisa cálida además de tener los ojos cerrados repasando mentalmente sí lo había dicho bien. Al verme, alargó su sonrisa aún más.

-Hola Ethan Wilson, ¿porque quieres ver a mi hija?-Dije intentando imitar a mi madre.

El se acercó a mi oído.

Mi primer amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora