Capítulo 2

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Mi madre había decidido llevarme a la escuela porque al parecer la otra vez casi llego tarde. Casi. Lo bueno era que llovía y no me apetecía mojarme el pelo, la verdad.

-¿Que tal tu primer día? ¿Conociste a personas?-Preguntó mi madre en el coche.

Mierda, Ethan. Era el único que me venía a la cabeza y no me arrepentía de que fuese a si.

-Conocí a un chico, se llama Ethan-Dije susurrando pensando que no me había escuchado.

Pero si lo había hecho.

-Un chico...-Dijo sonriendo.

-Si mamá-Contesté.

Mire al retrovisor y vi como a mi madre se le curvaban los labios. Demonios, mamá.

Llegamos. Cogí mi mochila y mi paraguas y salí corriendo del coche. Tan torpe yo, que acabé enganchando el pelo.

-Mierda...-Susurré.

-Creo que no estas muy bien, ¿cierto?-Dijo una voz que se me hizo familiar.

-Empecé a dejar de estarlo cuando aparecistes-Le dije a Ethan mientras intentaba quitar el nudo de mi pelo.

-Yo también te quiero-Dijo susurrándome al oído.

-Ahg

-Tenemos que entrar-dijo.

Él empezó a caminar y yo repetí su acción.

-¿Estudiaste, verdad?-Me dijo mientras caminaba lentamente.

-¿Estudiar?-Pregunté extrañada.

-Había que estudiar las partituras que mandó el profesor-Me dijo.

-Oh, mierda-Respondí.

Se me había olvidado completamente estudiarlas. Ayer, al llegar a casa solo me tumbé en la cama y dormí. Debería cambiar mi rutina, pensé.

-Es broma Hazel, no había que estudiarlas. Pagaría por ver otra vez tu cara de espanto-Dijo sonriendo inocentemente.

-Demonios, Ethan-Dije dándole un golpe en el hombro.

Pues al parecer no tendré que cambiar mi rutina.

-¡Oye! Me hicistes daño-Dijo haciendo un puchero.

-No voy a caer en tus trampas Ethan Wilson-Dije entrecerrando los ojos.

Sentí como las comisuras de sus labios se curvaban rápidamente y negaba varias veces.

-Me gusta como suena mi apellido cuando lo dices-Me dijo.

Sonreí y él sonrió. Mierda, me encantaba su sonrisa.

Por fin habíamos llegado a clase. Y como era de suponer, no había nadie. Si mi madre no me hubiera despertado tan pronto...bueno, para qué mentir, me alegraba un poco de que me hubiese despertado antes de lo normal.

El se sentó en el mismo sitio que la anterior vez y no se porqué me senté a su lado.

-¿Qué haces?-Preguntó.

-Sentarme, ¿no lo ves?-Contesté.

-Ya lo sé, idiota. Pero, ¿por qué al lado mío?-Dijo.

-Porque me da la gana, ¿te vale como respuesta?-Dije chasqueando la lengua.

-No, no me vale-Dijo bufando divertido.

-¿Sabes? Eres lo único parecido a un amigo que tengo ahora, aunque quiera negarlo-Dije susurrando.

Mi primer amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora