Mayordomo de Orejas Caídas [ABO]

Capitulo 38

La verdad era que Lu Shangjin nunca había enviado flores a otros omegas.

No era alguien que estuviera acostumbrado a ser romántico y los juguetes que utilizaba para apaciguar su deseo sexual no eran dignos de su consideración.

Tampoco era alguien que estuviera acostumbrado a dar explicaciones, así que sólo murmuró.

Incapaz de digerir los platos de Nan Qi, Lu Shangjin pidió a su asistente que reservara un restaurante fuera de la ciudad.

El coche se detuvo con firmeza, pero no hubo ningún movimiento en el asiento de atrás.

Lu Shangjin miró hacia atrás y vio la parte superior del cuerpo de Yan Yi acurrucado en el asiento. Se había quedado dormido y la caja de flores le servía de almohada.

Lu Shangjin dio la vuelta al asiento trasero y agarró el brazo de Yan Yi, poniéndolo alrededor de su hombro para levantar al conejito.

En su sueño, el conejito seguía abrazado a la caja de flores sin soltarlo. Lu Shangjin lo llevaba con una mano mientras con la otra sacaba los finos dedos del borde de la caja de flores.

"Hermano Jin" Yan Yi se sujetó el cuello aturdido.

Su mejilla se apretaba contra la clavícula de Lu Shangjin a través de su camisa, y sus suaves pestañas se deslizaban por la piel de su cuello.

El viento de la noche era todavía un poco frío, así que inconscientemente abrazó a Lu Shangjin con fuerza, inclinando su vientre hacia un lado y pegándose a Lu Shangjin para absorber su calor.

Un omega sin marca siempre sentiría una mayor falta de seguridad.

Después de acostumbrarse a tener a su amado alfa cerca, mientras pudiera acercarse al olor familiar de la feromona del otro, su cuerpo se relajaría naturalmente y mostraría inconscientemente su dependencia.

Los instintos hicieron que Yan Yi inclinara dócilmente la cabeza, enviando sus glándulas de la nuca hacia los labios de Lu Shangjin. Al mismo tiempo, las suaves feromonas de cortejo se liberaron de las glándulas para jugar con él.

Las feromonas de la raza de conejos de orejas caídas eran como las patas de un conejito, rascando suavemente las glándulas de Lu Shangjin sin mucha fuerza y de forma muy lastimera, sólo esperando obedientemente a que las fuertes glándulas del alfa recibieran a su desamparado.

Era difícil para cualquier alfa rechazar la invitación de marcar a un omega tan adorable.

Lamió sus afilados dientes caninos, pero al final no dio un mordisco.

Lu Shangjin sujeto su espalda, los huesos que sobresalían le presionaban la palma de la mano.

¿Cómo había adelgazado tanto?

Lu Shangjin se dio cuenta de repente de que el pequeño conejo, que al principio era suave y flexible al tacto, era ahora tan ligero como una pluma cuando lo agarraba. Las huellas del entrenamiento en los músculos de sus brazos y piernas se habían desvanecido casi por completo en estos pocos años.

En la superficie de su rostro parecía estar pálida.

Había pasado mucho, mucho tiempo desde que Lu Shangjin había prestado atención a Yan Yi, y sin saberlo, el pequeño conejo se había vuelto muy demacrado.

Debería llevarlo al hospital para que lo revisen cuando tenga tiempo.

Yan Yi encogió su cuerpo y se recostó somnoliento en el hombro de Lu Shangjin. Hoy había consumido demasiada energía de la glándula y estaba físicamente agotado, por lo que necesitaba urgentemente una buena noche de sueño.