Hermosa criatura (1/?)

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  —¿Ve algo de su agrado señor Braun? —le preguntó Nanaba, la encargada de darle el recorrido por las instalaciones al notar como se detenía frente a uno de los tanques del acuario.

El señor Braun, estoico como acostumbraba a estar la mayor parte del tiempo, miró a través del cristal a algunos de los peces exóticos que nadaban libremente a través del espacioso tanque. Todos tenían colores llamativos, y formas y tamaños variados, pero a su parecer eran simples y aburridos.

No pasó desapercibido como la pequeña a su lado colocabas su manos sobre el cristal admirando maravillada a los peces. Sus ojos café, heredados de su padre, estaban abiertos de par en par visualizando todo lo que tenía a su alrededor. No tenía más de ocho años y su reacción era de la esperada. El señor Braun, suspiró con cansancio antes de acomodarse mejor las gafas sobre el puente de su nariz y regresarle la mirada a la mujer.

—Me temo que no señorita Nanaba. —Contestó con algo de decepción.

—Podría mostrarle algunos delfines si gus...-

—¿Mostrándole baratijas a los clientes otra vez Nabi?

El señor Braun, Nanaba y la pequeña curiosa se giraron hacia el hombre que recién se les unía en el recorrido. Un señor alto, en buena forma y recién afeitado, de apariencia atractiva y juvenil al que envolvía un aura misteriosa. Su mirada criptica y cínica sonrisa le hacían ver como el sospechoso principal en una película de crimen y suspenso. Vestía un traje oscuro similar al que entonces llevaba puesto el señor Braun, con la ligera diferencia de que tenía relojes caros adornando sus muñecas y un pañuelo en lugar de corbata.

Nanaba se estremeció ante la repentina llegada de su jefe, mientras que el señor Braun y su hija permanecían quietos esperando una presentación más adecuada.

—Déjame esto a mi Nanaba, te mostraré como se hace —la rubia asintió, viendo a su jefe dirigirse hacia su próxima pesa—, un gusto, usted debe ser Michael Braun, soy Eren Krueger, lamento que mi asistente no le haya podido dar lo que buscaba.

—Descuide —hizo un ademán con la mano—, ha sido un recorrido muy agradable para mí y para mi hija... Aunque tenía otras expectativas.

—Comprendo a qué se refiere, después de todo, mi acuario no es conocido por sus peces payasos. Lo que usted busca, está por aquí, síganme.

Ambos siguieron al señor Krueger mientras les guiaba a la siguiente sección del acuario. Tras salir del salón, se les llevó a una sala confinada del resto del acuario y donde eran enviados los animales cuando no estaban en exhibición, observando los tanques poco más pequeños y donde se encontraban animales en supervisión. Pasando de esto siguieron por un frío corredor cuyas paredes azul marino se veían espeluznantes por la ausencia de seres vivos. Apenas un par de lámparas sofisticadas hacían gala cada tantos metros por el techo para alumbrar el camino.

Al final del pasillo encontraron unas escaleras metálicas en forma de caracol, el señor Krueger abrió una pequeña verja y dio paso para bajar los tres a través de ella. Tardaron al menos un minuto entero o más en tocar el suelo del sótano del acuario.

—Damas y caballeros, con ustedes la parte más preciada de mi colección marina —suspiró Krueger cuán joven enamorado, alzando las manos—, le llamo ¡la casa de las sirenas!

Todo un gran pasillo repleto de numerosos tanques, en donde yacían nadando una gran diversidad de sirenas y tritones de todas las formas y tamaños. Era impresionante.

En aquel rincón del mundo era de conocimiento general el título de Eren Krueger, el coleccionista, reconocido por todos por su obsesión por las míticas criaturas oceánicas, misma que le llevó a abrir el primer acuario en Liberio con diversidad de sirenas y desarrollar detrás un negocio turbio entorno a ellas. Todos sabían que él tenía en un altar a aquellos animales de mar y que con sus manos jamás le haría daño, pero eso no significaba que no pudiera dejar que otros lo hicieran a cambio de mantener vivo el negocio y llenarse los bolsillos. Marine Paradise era su mansión y su orgullo, su negocio de compra y venta de sirenas era más un oficio culposo.

Lover of mine | one shots Aruannie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora