11. Somos campeones del mundo

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11. Somos campeones del mundo.














"Estoy orgullosa, yo y todos, por lo lejos que llegaste y por todo lo que ya lograste, hoy la van a romper, pase lo que pase, ahí voy a estar hombre araña, lo prometo♡♡♡"

Era como la quinta vez que Julian leía ese mensaje. Calmaba sus nervios, cosa que agradecía porque no había podido ni dormir la noche anterior.

Estaban por jugar la final del mundo, y si bien estaban confiados, el cagaso siempre estaba ahí, el miedo a perder, el miedo a equivocarse y el miedo a decepcionar habían mantenido a todos despiertos durante la noche.

Iban a jugar el partido de sus vidas, eso era seguro, la hambre de gloria se sentía en el aire y la tensión se podía cortar con tijeras, no solo en Qatar, en Argentina era igual, el país entero paró, el país entero se encontraba esperando, niños ilusionados con su primer mundial, ancianos queriendo ver como levantaban la tercer copa y todos los jóvenes adultos queriendo curar una herida del pasado, sanando a esos niños que lloraron como nunca en el dos mil catorce cuando se jugó esa final del mundo y aunque los jugadores habían dado todo, no se dió.

"Te prometo dar todo de mi hoy, por mi familia, por vos, y por todos los argentinos… te amo"

Apretó enviar mordiéndose el labio con nerviosismo, apagó su celular y salió hacia la concentración que estaban por hacer todos juntos.

(...)

— ¿Estás bien boluda? Siento que en cualquier momento te me desmayas — preguntó el Kun.

Esta vez, ella y Sebastian se encontraban con el Kun, ya que, siendo la final, Julian pidió por favor que acompañará al ex futbolista.
Quería tenerla cerca al final, si ganaban, quería festejar con ella, y si perdían, sabía que iba a necesitar consuelo.

— ¿Te soy sincera? Me puede llegar a bajar la presión… Pero igual no me saquen de acá eh.

Un poco asustado, el mayor asintió.

Angela trataba con todas sus fuerzas de ser valiente pero ella siempre se había destacado por ser una cagona, y no sabía si era capaz de aguantar esos noventa minutos ahí con tanta presión, no sabia como lo hacían los jugadores si quiera, pero lo iba a intentar, porque ni loca se iba de una final del mundo donde su amor jugaba de titular.

Los jugadores entraron a la cancha, Lali comenzó a cantar el himno, la hinchada argentina se puso de pie, y junto con sus jugadores en el campo, gritaron con voces de guerra el hermoso himno de su patria, porque en esos momentos, estaban más ilusionados que nunca.

Angela tenía la mano entrelazada a Sebastian, porque necesitaba un soporte, mientras la camiseta con el número nueve relucía junto con la bandera, la bicha, y todo el maquillaje de Argentina que se ponía.

Miss Araña | Julian AlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora