Miss Araña | Julian Alvarez

extra 1

"It 's the end of an era"

Julian miraba todo un poco cohibido, se sentía fuera de lugar en esos momentos.

Llanto de acá para allá, papeles tirados, muchas cajas y todo era un desorden.

— ¡No quiero que te vayas!

La voz cortada de Sebastian se escuchaba por todo el edificio, era irregular y se escuchaba hasta como el inglés hipaba de vez en cuando, guardando objetos dentro de lo que eran las cajas de mudanza. Angela estaba igual, y Julian, que había decidido ir a ayudar aprovechando que podía, miraba todo con cautela.

Dos horas y cuarenta y cinco minutos manejando para ver como los dos amigos lloraban desconsolados.

— Ya hablamos de esto, Sebas… voy a volver los días de mis últimos exámenes y nos vamos a seguir viendo — se consolaba la castaña, aunque seguía llorando.

— ¡Esto es tu culpa! — el inglés acusó cual nene berrinchudo al cordobés, que se señaló a sí mismo como diciendo "¿yo?" — Me están robando a mi mejor amiga…

— ¿No iba a mudarse tu novia con vos? — preguntó el cordobés.

Angela y Julian tenían claro que apenas pisaron Inglaterra los trámites para irse a vivir juntos estaban en pie.

¿Era muy rápido? Probablemente, pero ellos se sentían cómodos, bien, convivieron toda su vida así que sabían que eso no era un problema, él conocía sus mañanas, y ella las de él.

Julian sabía lo mucho que a Angela le gustaba el silencio por la mañana.

Angela sabía lo mucho que Julian amaba tomar mate con bizcochitos don satur a la tarde cuando volvía de entrenar.

Sabían todo del otro y se complementaban tan bien que cuando el cordobés hizo la pregunta explícitamente ella solo pudo decirle que sí.

— ¿La vas a cuidar, no? — le preguntó el inglés, poniéndose un poco más serio aunque aún soltaba lágrimas — A esta tonta le encanta ir a lugares con mucho verde y merendar, ama ir a lugares nuevos a merendar y siempre que podía le gustaba ir a librerías, más las de libros usados, cuando sea otoño sacala a caminar por lo menos una vez a la semana porque le encanta sacar fotos, y vas a tener que aprender a hacer tarta de ricota con dulce de leche porque es su favorita… si hay espejos en tu habitación, sacalos, le dan miedo porque dice que son puertas por donde pasan los espíritus, le gustan los atrapasueños y le encanta tener plantitas por toda la casa, te la va a llenar… cuida mucho a mi amiga porque sino me voy personalmente a Manchester a pegarte.

Julian estaba sorprendido de lo mucho que una persona puede querer a alguien, y si bien en su mente no existía persona que ame más a Angela que él, Sebastian se estaría llevando el segundo puesto por goleada.

— Te prometo que la voy a cuidar para toda la vida — asintió.

Fue en ese momento que se instaló una bandera de paz en una guerra que jamás existió.

Juntos los tres, guardaban todo en cajas porque el camión (no camión ya que no era tanto) de la mudanza que habían alquilado se llevaba las cosas a la mañana siguiente.
Angela ya había renunciado a su trabajo cuando consiguió otro en Manchester, como mesera de medio tiempo en un hotel a la vuelta de donde iban a vivir.

Había obligado a Julian a que le deje ayudar de forma monetaria porque el futbolista no quería, y habían llegado al acuerdo de que ella iba a ser la encargada de lo que se iba en comida.