Al alba...

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Ya era domingo, cuando apenas habían salido los primeros rayos de sol, una adolescente de quince años se levanta de su cama lo más rápido que puede para intentar calmar a su bebé, ya que no deja de llorar.


Dos calles más al sur, a esa misma hora, una adolescente que ha pasado las últimas veinticuatro horas fuera de casa regresa a esta.


Al final de esa misma calle, una niña de doce años está tumbada en la cama, recordando todos y cada uno de los segundos que pasó el día anterior ante su mayor miedo.


Dos ventanas más arriba, una mujer duerme junto a su marido en la misma cama donde lo había visto justo el día anterior junto a otra mujer.


Una calle más abajo, un veinteañero continúa durmiendo o por lo menos lo intenta ya que no paran de escucharse gritos y golpes de la habitación de al lado.


En esa misma avenida, una anciana duerme junto a su gato.


Y en ese mismo piso, dos ventanas abajo, Anna sigue sola en casa, su padre aún no ha vuelto...

Somos realesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora