El Origen de Midoriya Izuku

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La mañana había llegado, pero mis ojos se rehusaban abrir.

Pasa cuando crees que es buena idea ver un documental de tres horas sobre el marco histórico de los dones a la medianoche. Aunque siempre fui de sueño ligero, levantarse es un asunto totalmente diferente. Lo único que podía levantarme era...

―¡Midoriya Izuku!

Ser despojada de mi duvet y ser expuesta directamente a la luz del sol, recibiendo sus potentes rayos directo a la cara. Pegué un quejido perturbador, usando mis manos para cubrir mi cara. Su mamá era una persona madrugadora y, por ende, había decidido que su hija también lo iba a ser... aún en contra de mi propia voluntad.

―Desayuno.

Declaró una madre imponente con espátula en mano.

Ah sí, supongo que me había ganado ese ataque de rayo solar a la cara. Haber dormido tres horas no sonaba como lo más saludable del mundo. Pero esta bien, podía con ello. Me puse mis pantuflas de All Might estilo chibi, me lave los dientes, y trate de.... Egh, intentar controlar la situación con mi melena verde que tenía por cabello. Juro por Dios que algún día sería capaz de encontrar mis llaves ahí; me coloque un maquillaje discreto para esconder mis ojeras de desvelo y claro que sí, mi uniforme.

Salí del baño para desayunar rápidamente unos hotcakes y ver brevemente las noticias; la ciudad estaba en una aparente paz y armonía. Que suerte, significa que podría usar el tren sin ningún contratiempo. Guardé mis cosas en mi mochila amarillo mostaza.

―Muy bien, será mejor que me vaya de una vez. No quiero arriesgarme a llegar tarde ―dije mirando la hora desde mi celular.

―¿No estarás olvidando algo? ―ese tonito en la voz de mi madre me provocó una pequeña ansiedad, pensé que había olvidado guardar mi tarea ¡O la cartulina! Revise mis bolsillos por si acaso; al ver que no daba el clavo. Puso cara de hastío y apuntó con la mirada hacia un obento. Huh, pero si yo ya llevo el mío... oh no.

―Ehh... no ma, no será necesario ―me ajuste mi mochila incómodamente. Sé lo que está tratando de hacer.

―Nunca se sabe con él.

―Definitivamente come, y aunque tuvieras razón creo que sería capaz de quitarle el almuerzo a alguien más.

Me recorrió un escalofrío. Sí, definitivamente lo haría.

Antes de que Inko pudiese seguir insistiendo, me escabullí hasta la salida exclamando un veloz «Okay, se me hace tarde ¡Te quiero adiós!» no esperaba que esta mañana saliese encogida de hombros como si me acabasen de restregar un tema del que no me siento cómoda, que digo...¡Eso fue exactamente lo que pasó! 

Me apresuré a llegar a la estación. Esto era rutina, caminar rumbo a la escuela escuchando música, subiendo y bajando escaleras. Todo parecía indicar que llegaría a tiempo, pero una notificación llegó a su celular; eran las noticias.

No pude evitar ese respingo que salió de mi boca, un en vivo de un villano impresionantemente grande. Tenía que verlo ¡Ay, pero la escuela!... No pasará nada malo si solo me asomaba unos minutos. Comencé a correr con más prisa hacia la estación Tatooine, no podía esperar a verlo con mis propios ojos ¡Y que clase de héroes aparecerían para detenerlo! La luz roja me alcanzó y me detuve dando brincos de emoción, no puedo evitarlo. Me siento como una niña en tienda de dulces. Pero en cuanto se puso la luz verde otra vez, corrí para verlo más de cerca. A ese villano que estaba obstruyendo las vías opuestas del tren...

Bueno... si llegaba tarde ahora sí tenía una buena excusa.

Toda la gente estaba grabando o haciendo en vivos, todos querían tener un gran ángulo.

My Heroine AcademiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora