Camino hacia la Grandeza

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Las mañanas eran frías y de un tiempo acá necesitaba salir de casa más abrigada de lo normal pero era importante que siguiese teniendo movilidad; me coloque unos leggins y una sudadera gastada que tenía el logo de Disneylandia de hace varios años ya, afortunadamente me quedaba bien ―comprar la ropa una talla más grande de lo ideal tiene sus ventajas― salí con los tenis que siempre uso en clases de deportes y de ahí me encaminé a la playa de un malecón. Acto siguiente, mi cara se encontraba contra la arena y mi cuerpo todo enano y débil trataba de jalar un refrigerador de quién sabe cuántas toneladas.

―¡No sabes cuanto me dolían las rodillas así que encontré este lugar increíble! ―se mofó All Might encontrándose justo arriba del pedazo de chatarra que estaba tratando de mover. Mis pies ya estaban formando su propia tumba, sin moverse ni un poquito, y mi cara aunque contra la arena todavía seguía haciendo esfuerzos monumentales por jalar, hasta que simplemente mi cuerpo cedió y caí derrotada.

―Sé que es un poco injusto de mi parte pedirte cargar algo tan pesado ¡Pero estoy seguro de que eres más que apta para superar esta prueba! ―sonrió él tan fresco y seguro.

―Bueno, All Might tu de por sí pesas aproximadamente 270 kilos ―dije mientras intentaba recuperar el aliento, uuf esto está probando ser retador.

―¡Niña grosera, de pesos ajenos no se habla! Pero ya que insistes, te confieso que baje de peso ―comentó el número uno como si estuviese contando un chismecito y estuviese orgulloso de eso. ― Ahora solo peso 250 kilos ―añadió hinchando el pecho aún más.

Guau, eso es... mucha diferencia, lastima que eso no me alivianara la carga. Mire a mi alrededor y no veía más que un muro de basura a su alrededor; a veces me preguntaba que hacia ahí. Para luego recordar, ah sí... acepte ser la sucesora de All Might.

Verán, aquella tarde después de una serie de acontecimientos alocados, All Might en persona se había presentado delante de mi para decirme que era capaz de ser una heroína; estaba de más recalcar la cantidad de lágrimas y llantos propios de un niño pequeño. Pero él no solo estaba ahí para darme un bonito discurso motivacional, el había corrido para alcanzarme y proponerme, una cosa:

«―Tú, jovencita. Eres la indicada para ser mi sucesora. La siguiente en tomar la antorcha y tomar mi poder, One for All.»

Ustedes ya se imaginarán la cara que puse, fue algo de no creer. Y justamente dije eso «¿Algo así es posible?» para después iniciar un monólogo sobre como ya era un tema de debate cuál era el don del todo poderoso All Might; mis camaradas de Reddit creían que podría tratarse de una dosis de boost que aumentaba sus cualidades físicas, pero simplemente no lograban cubrir todos los agujeros del enigma.

One for All. Era un don que era transmitido de portador a portador, como una misión eterna que debía ser cultivada; por supuesto que alguien como yo simplemente no era digno pero él recalcó como este corazón valiente me había hecho moverme a la acción, una imprudencia como esa por la cual me había llevado un regaño ¿Cómo eso podría llamarse valiente? Debatí, pero si la oferta estaba al alcance de una palabra, no lo iba a negar.

Y eso me trae a estar en medio de la basura en una playa a las 5 de la mañana sin haber tomado el desayuno.

―De todas formas ¿Por qué tiene que ser en un basurero? ―me lamenté, tumbada panza arriba tratando de recuperar el aliento.

―Pues porque no eres un recipiente apto― dijo despreocupadamente él tomándome fotos en mi patética situación.

―¿¡EH!? ¡Hace días me dijiste que yo era digna! ¿¡Acaso ya no lo soy!? ―díganme llorona todo lo que quieran, es mi mayor rasgo de personalidad a este punto.

My Heroine AcademiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora