Sentimientos Embotellados

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Comenzó todo como un capricho infantil, niños y su imaginación activa. Bakugo Katsuki, un niño vanagloriado por tener esa personalidad de líder, ese extraño carisma suyo que te decía que estaba bien seguirlo, que todo saldría bien mientras él estuviese de tu lado. Los niños del barrio creían en él, y Midoriya Izuku no era la excepción. De hecho, tal vez ella era quien estaba más consciente de su grandeza. Los profesores de kínder se lo decían, los niños se lo remarcaban.

Ya quisiera tener pronto mi don ―suspiró soñadora Midoriya siguiendo a Bakugo por el bosque, abrazando su peluche de cordero; el obsequio más reciente que había recibido de su tía Mitsuki por su cumpleaños.

No importa cuál don tengas, el mío será mejor.

Midoriya asintió como si su comentario se le hubiese resbalado.

También pienso que Kacchan será un grandioso héroe ―los niños de su bando compartieron una mirada y soltaron una risita cómplice que no pasó desapercibida.

Midoriya ¿A ti te gusta Katsuki o qué?

La niña con mata de pelo verde se giró golpeadamente por la oración.

―¿Po-por qué dirías eso?

Los niños dieron brinquitos alrededor fingiendo ser Midoriya y el otro Bakugo.

Oh Kacchan, sálvame ―dijo el niño de la banda con dedos largos, tirándose al piso melodramáticamente actuando como una doncella de apuros.

―¡No temas, yo te rescataré! ―infló el pecho el otro niño hincándose para sostener en sus brazos al actor de Midoriya, los niños se estaban montando un escenario ficticio en sus cabeza mientras que Midoriya y Bakugo observaban expectantes.

―¡Kacchan, eres mi héroe! ¡Ahora dame un beso!

―¡¡Eeeh!! ―chilló Midoriya abrazando con fuerza su borrego. ― ¡Eso no es cierto! ―su cara roja cual tomate.

―¡Voy a partirles el trasero! ―amenazo Bakugo con la misma cara hecha fuego. Los niños dejaron de montar su acto entre risas, Midoriya estaba muy ocupada regodeándose en su vergüenza como para notar que Bakugo en realidad sí le había mirado, solo un vistazo para comprobar su reacción, ni Bakugo sabía bien que esperar. ― Yo... derrotaré a cualquier imbécil villano que se me cruce, así que... ¡Quédate cerca de mí para que pueda protegerte! ¿¡Me oíste, Deku!?

Midoriya abrió sus ojos, y Bakugo vivió fantaseando con esa imagen de ella; con sus ojos verdes de un color musgo, sus mejillas acaloradas. Ella asintió tímidamente.

Aunque yo también quiero ser un héroe Kacchan.

―¡Aún así, tienes que estar cerca de mí!

Bakugo hizo un mohín con sus mejillas, a lo que Midoriya no pudo evitar reír.

Okay, dejaré que Kacchan sea mi héroe.

¿No era acaso un momento tan sencillo y dulce? Solo acuerdos entre niños que al crecer solo quedarían en un acuerdo efímero parte de la infancia. Bakugo sintió mariposas en su estomago y su corazón latir fuerte.


A partir del arranque de ira de Kacchan, todos estuvimos de acuerdo con que lo mejor era hacer de cuenta que nada pasó y que los ejercicios debían de continuarse. Era un poco difícil olvidar el hecho de que el último lugar sería expulsado, aunque dentro del gimnasio la chica del acido además de que era buena para cada prueba de atletismo, podía chismear al mismo tiempo, hay que admitir que eso requiere mucha habilidad.

My Heroine AcademiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora