Transmigré como un Personaje Secundario en la Novela que Odio [Regresa]

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Capítulo 11: Escucha, ¡¡NO SOMOS HERMANOS!!

'Mi hermano mayor es una buena persona.'

Siempre pensé eso de él. Yo realmente lo admiraba, quería ser como él... Todavía quiero eso.

No existe persona más buena y amable que mi hermano, nunca tuve duda de eso, porque tenía la certeza de que era verdad.

Mi querido hermano

Mi entrañable hermano

Mi dulce hermano

Mi preciado hermano

Mi gentil hermano

Mi brillante hermano

Mi bondadoso hermano

Mi buen hermano

Mi cálido hermano

Mi hermano

No quiero perderlo de nuevo.

'Jesse Stokes' es el nombre de mi hermano mayor.

Si me pidieran describirlo en una sola palabra diría que él era... Como la luna. Hermoso, claro y brillante. Él era como la luna, la luz en medio de la profunda oscuridad de la noche.

Siempre pensé que no había nadie que se comparara con él.

Admiraba su sentido de responsabilidad, su gentileza, su ingenio y su buen corazón, no era de extrañar que le agradara a tanta gente, y tampoco era inesperado que fuera un rompecorazones, también, era obvio que se convertiría en el presidente del comité estudiantil, pues si no era él, ¿Entonces quién más?

Estaba orgullosa de él y él se enorgullecía de mí. Era su querida y adorable hermana menor y él siempre me lo recordaba.

Recuerdo con claridad su sonrisa, tan sincera y dócil, cuando él sonreía, sabía que todo iría bien incluso si todo parecía estar en contra.

Recuerdo aún más claramente sus ojos de color turquesa, honestos y sin rastros de pesadumbre. Esos ojos, que trasmitían una sensación de seguridad, que eran tan amables e inocentes como los de un niño.

Recuerdo todavía más su cabello castaño oscuro, tal y como las hojas secas de que caen en otoño, balanceándose con la brisa mientras caminaba de forma tan pacífica y serena que el solo mirarlo calmaba mi corazón ansioso y abatido, cansado del mundo, cansado de sí mismo.

En apariencia se parecía a mucho mí, pero su aura completamente diferente a la mía, él era más del tipo elegante y fresco. Siempre envidié eso de él.

Pero lo que nunca, pero de verdad, nunca envidié, era su deseo desinteresado de ayudar, fuertemente ligado a su deseo de ser necesitado y admirado por los demás. Yo realmente odiaba eso de él.